Mariana Casabella, la joven con síndrome de Down que trabaja en el Ministerio de Cultura porteño
Tiene 27 años, vive en San Fernando y lleva una vida independiente
Cada mañana, toma desde San Fernando el colectivo 60 que la conduce hasta la la línea D de subterráneos en el barrio de Belgrano. Desde allí, tiene casi media hora más de viaje hasta la estación Catedral. Esa rutina es para ella motivo de felicidad: la lleva a su trabajo. Mariana Casabella, una joven de 27 años con síndrome de Down, es desde hace un tiempo empleada del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires.
“Nunca había viajado sola hasta el Centro, por eso el primer día me acompañó mi hermano para tener la entrevista de trabajo. Traje mi currículum y me aceptaron para trabajar acá”, cuenta con orgullo.
Marcelo Iambrich, Director General de Promoción Cultural del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires fue quien decidió su incorporación. “Decidimos tomar un asistente nuevo en la oficina, así que llamamos a Asdra (Asociación Síndrome de Down de la República Argentina) para que hagan ellos el casting”, explica quien tiene bajo su responsabilidad el manejo de todos los centros culturales de la ciudad, la popular Feria de Mataderos y el Polo Circo, y agrega: “Elegí a Asdra porque me parece que es la organización más representativa. Ellos castinearon a Mariana y nos sugirieron su nombre. Ahí empezamos un proceso de adaptación de quince días, para ver si ella estaba convencida de que quería estar con nosotros, dado que este es un trabajo bastante particular y vertiginoso”.
Mariana vive en San Fernando junto a sus padres y dos de sus tres hermanos. Lejos de llevar una vida pasiva, su agenda es intensa. “Voy a clase de Zumba dos veces por semana y doy charlas en Asdra”, dice esta coquetísima joven. “Mariana es muy voluntariosa. Trabaja a la par de todos nosotros”, resalta Iambrich. Además, la joven participa en torneos de natación y en sus escasos tiempos libres se dedica a mirar por televisión “Soy Luna”, su programa favorito.
Vivir en el Conurbano no fue un impedimento para que Mariana pueda llegar tres veces por semana a cumplir su horario laboral que arranca a las diez y media de la mañana y se extiende durante seis horas. “
-¿Te gusta el trabajo?
-Sí, mucho. Soy secretaria, atiendo el teléfono, le ofrezco a la gente si quiere tomar té o café.
Mariana luce espléndidamente maquillada. Y su coquetería es tal que para la sesión de fotos en la terraza del Ministerio de Cultura no duda en ponerse unos lentes de sol al mejor estilo de una diva consagrada.
-¿Te tratan bien en la calle?
-Sí, solo una vez me robaron el celular.
-¿Es muy exigente tu jefe Marcelo?
-Sí, ¡un montón!
Mariana es una más del equipo que conforma el área de Promoción Cultural. “Debido a que también es un sector de producción de espectáculos, nos visitan diversos tipos de artistas. ¡Vienen a verla a Mariana porque ya la conocen! Desde Pepe Soriano a Víctor Laplace o los integrantes de la Camerata Bariloche. Y todos son muy bien atendidos, fundamentalmente por ella”, dice el responsable del área.
-Mariana, ¿te interesan las actividades artísticas?
-Sí, hace dos años estudié en la Escuela de Comedia Musical de Julio Bocca. Me gusta mucho cantar y actuar.
-Anteriormente, ¿habías trabajado en algún otro lugar?
-En Palermo, donde se hacía la pizza más grande del mundo.
El año pasado, participó en un evento organizado por Asdra donde se elaboró, sobre la Avenida de Mayo, la pizza más larga de Buenos Aires, cuya masa logró una extensión de casi 500 metros. Su afición por la gastronomía no es nueva, ya que estudió cocina, durante varios años, en una institución de Vicente López. “Todavía estamos esperando que nos prepare algo a nosotros”, le reclama su jefe ante una pícara sonrisa de ella.
Motivación
La familia de Mariana siempre se ocupó de estimularla. De potenciar todas sus capacidades, que son muchas, para que pueda canalizar sus diversas inclinaciones artísticas y laborales. Y este no es un dato menor, sino un rasgo fundamental de su crianza que le permite ser hoy una mujer independiente. “Tengo tres hermanos, pero el más grande se mudó. Yo soy la del medio y vivo con mis padres y una hermana menor de 26”, explica.
Mariana también ejerció el rol de secretaria en Asdra y es una de las integrantes que comunica con charlas públicas la labor de esta institución, buscando generar conciencia sobre la inclusión de personas con diversos tipos de capacidades.
Una cuestión de igualdad
“Mariana disfruta mucho el hecho de venir a trabajar e interactúa con todos nosotros de manera muy natural. El Ministro de Cultura Angel Mahler nos dio su total apoyo, al punto tal que siempre pasa por la oficina para ver cómo está”. Su incorporación es un camino de ida y vuelta: “Nosotros le damos un lugar a ella, pero también aprendemos teniéndola al lado nuestro”, dice Iambrich
-Mariana, ¿te gusta el trabajo?
-Me gusta mucho. Soy feliz trabajando acá.
Marcelo, ¿qué le dirías a alguien que tiene dudas acerca de contratar a un colaborador con síndrome de Down?
-Que lo haga. Recibirá de esa persona una gran contrición al trabajo, muchísimas capacidades para desarrollar diversos tipos de tareas y un gran amor. Cada día compartido con Mariana es una lección para mí.