María Grebol, maquilladora: "El día que abrí mi propio negocio mi marido me dijo 'me voy' y hoy tengo una empresa que amo"
Es directora creativa regional de una compañía multinacional y además tiene su propia empresa de estética con su nombre. Un logro basado en la persistencia y un mantra que repetirá varias veces durante la entrevista: "Tengo mucha fe en el Barba".
La conversación transcurre en forma simultánea con una sesión de cuidado facial porque “mientras charlamos aprovecho para hacerte una máscara de oro así te vas divina”.
María Grebol es así. La generosidad al extremo, preocupada por el bienestar de cada persona que la rodea porque si alguien se cruza en su camino es por algo, para aprender, para enriquecer mutuamente sus vidas.
"Todo se trata de compartir, es responsabilidad nuestra disfrutar cada momento, darle valor a cada encuentro", enseña.
Maquilladora y esteticista de nacimiento, desde que jugaba con su hermana, que hoy es la directora de la división Escuela de maquillaje del centro de estética María Grebol Make Up. Pero María sabe que tiene mucho más para ofrecer a sus clientas que sus productos y servicios para la belleza exterior. Ella apunta directamente al corazón de cada clienta, a sus sentimientos, logra esa intimidad que hace que cada tratamiento estético sea una oportunidad para darle, también, un reboque al alma.
Mientras te atiende ella te convida un mate, un jugo, algo rico para picar y te habla tanto de tu piel como de tu ser, de cómo todo se conecta con todo, de ver la abundancia en lo que te rodea, de los secretos de la Ley de atracción, de la importancia de hablar con palabras positivas, de no criticar jamás y sobre todo, de agradecer tus dones a Dios, al Universo, al Amor.
Belleza y espiritualidad son conceptos que van de la mano, en el mundo Grebol. De nada sirve estar bella por fuera si por dentro tus pensamientos te hunden, explica María, que después de 23 años de carrera en el mundo de la estética, sabe que hoy logró un sueño: "Tengo una empresa con un propósito, que me llena el alma", resume. "Mi local es como un club de amigas. La idea mía es que las clientas sientan que este es un lugar para su cuidado, en el que pueden venir cuando quieran, es un círculo femenino", cuenta.
Cómo lo hizo
A pura intuición y pasión un día María se decidió a abrir su local de Palermo, donde un equipo de profesionales brinda tratamientos faciales, realizados con la línea de cosmética que lleva su nombre, y donde también funciona la Escuela de Maquillaje.
En cierto modo, ella logró abrir su propia empresa aún estando empleada, ya que también es directora creativa para Latinoamérica de Max Factor, la compañía suiza de cosméticos, "un monstruo, una empresa multinacional que tiene mas de cien años en el mundo y que confía en mí, tal como soy, me siento muy agradecida".
Sus padres le decían que estudie una carrera porque el maquillaje no tenía el prestigio ni -supuestamente- las oportunidades económicas de una profesión, así que se recibió de licenciada en marketing, pero, como suele suceder cuando se siguen los mandatos externos, el logro de un diploma universitario le había dado a toda la familia una gran satisfacción, pero ella sentía que eso no le alcanzaba para hacerla feliz.
Ni bien se recibió empezó a trabajar en una empresa, donde al principio todo iba bien, su trabajo le gustaba y era reconocido. Pero a medida que pasó el tiempo, todas esas horas que pasaba en una oficina interna en la que no había sol empezaron a pesar. Un día sintió una opresión en el pecho, una angustia fuerte que se empezó a repetir a lo largo de varios meses. "Tuve que oír a mi cuerpo que estaba hablando por mí. Así que pedí una licencia de quince días para reponer energías y entonces me dí cuenta de en realidad lo que estaba haciendo no me terminaba de llenar el alma", recuerda. "Entonces tomé la decisión de largarme a hacer lo que amo, que es maquillar, pase lo que pase".
Así, arrancó con algo chiquito desde su casa, la primera novia que maquilló no supo que fue la primera clienta. Después llegaron su madre, su tía, las amigas, se empezó a armar un boca a boca que desde entonces no frenó nunca.
Tirarse a la pileta fue lo mejor que pudo haber decidido; el resultado más inmediato fue que los temidos episodios de angustia no volvieron más. "Lo que es una pasión, ¿no?, cuando maquillaba, todavía hoy me pasa, no sentía ni hambre ni sed".
También se dio cuenta de que la hora de trabajo como maquilladora valía mucho más que su hora de trabajo como empleada en la oficina. Ahí fue el momento de tomar la decisión de renunciar a su empleo y dedicarse a full a convertirse en una emprendedora beauty.
Una puerta que se cierra, otra que se abre
Finalmente llegó el día en que el crecimiento que experimentaba como maquilladora independiente la llevó a abrir un estudio de maquillaje. Otra vez, era tirarse a la pileta.
Alquiló un local en Palermo, juntó un equipo de colaboradores y llegó el día tan esperado de la inauguración. María Grebol Make Up Studio abría sus puertas.
Lo que no sabía era que ese día otra puerta se iba a cerrar. La del matrimonio. María estaba casada y con su marido tenían una beba de 8 meses que todavía tomaba la teta. Sin muchas explicaciones, quien era su compañero de vida, ese día le anunció "Me voy". Una despedida que implicaba un corte rotundo, también en materia económica, en el mismo momento en que había asumido un riesgo empresario y sabemos, no es lo mismo tomar un riesgo cuando sabés que alguien va a estar ahí para cuidarte si te caés, que tener el vacío sin red por delante. Esa seguridad que representaba tener un compañero de pronto desapareció y pilotear esa situación fue difícil. Pero, con la fe como motor, María supo que tenía dos opciones: hundirse o nadar para salir a flote. Y por supuesto, eligió la segunda.
Los consejos de María
Las claves de su éxito para María Grebol radican en una vocación muy fuerte que genera la energía para superar cualquier adversidad y en ser consciente de que su misión es brindar un servicio. Estos son sus consejos para quienes se preguntan cómo emprender:
Un propósito de vida. Tu actividad, la que te llena el alma está ligada a un propósito mayor, que le da sentido a tu trabajo cada día. "Mi trabajo me conecta con un propósito que trasciende, que es más fuerte que todo".
El motor no está puesto en la ganancia. Aunque le va muy bien a la empresa y a todo el equipo, lo que más disfrutan es cuando la gente llega y utiliza el servicio.
Sembrar aunque no se vean los resultados. Dar un servicio con humildad es clave en todo momento. Sembrar aunqeu no se vean los resultados en el corto plazo es lo más importante. "Es probable que yo no vea los resultados de todo lo que invierto en el estudio, tal vez lo vean mis hijos o mis nietos, pero no importa, lo que me guía siempre es dejar algo al mundo".
Formarse y aprender permanentemente. Las técnicas de maquillaje que María conocía no fueron suficientes a la hora de maquillar a una novia y que en ese momento por los nervios le salga un granito. "Yo lo tapaba con corrector y por la hiperemia propia de la infección el granito se volví a notar y la novia se ponía nerviosa y seguía somatizando. Ahi me dí cuenta de que tenía que aprender sobre la piel como órgano. Me puse a estudiar cosmetología, cosmiatría, me empecé a estudiar todos los vademécums y trabajé como voluntaria en el hospital Muñiz ayudando a atender pacientes con HIV. Fue importantísimo adquirir formación en ciencias de la salud para complementar mi trabajo y todavía sigo formándome en viajes y descubriendo nuevos productos, como el karité, un potente regenerador de la piel que se cultiva en África".
Tener un buen asesoramiento. Hay que invertir en marcas, patentes, pagar impuestos y sueldos, calcular los costos, en fin, hacer los números. Para todo eso es indispensable contar con un buen equipo de asesores profesionales que lleven adelante toda esa parte indispensable de una empresa.
En números
$ 1000 fue su inversión aproximada inicial para comprar productos de belleza.
23 años hace que arrancó hasta poder abrir su estudio en 2003.
20 a 30 clientas diarias atiende el estudio.
50 alumnas por semestre hay en los cursos de maquillaje.
$2500 pesos vale un curso de maquillaje por mes.
100 clientas fijas tienen abono anual en María Grebol Make Up Studio.
40 % se va en impuestos sobre la facturación total.
$ 955 cuesta el tratamiento basico de rostro
Hasta $ 7000 puede invertir una clienta en un tratamiento premium que incluya ampollas de colágeno o de zanahoria, máscara de oro y otros adicionales.
Minibio
Nombre y edad: María Grebol (40).
Profesión: maquilladora y licenciada en Marketing (UCES).
Desafío cumplido: mientras se desempeña como directora creativa para Latinoamérica de Max Factor abrió y mantiene desde 2003 su propio estudio de estética y escuela de maquillaje
Más info: María Grebol Make Up
También mirá los consejos de María para hacerte un No makeup look: cómo lograrlo paso a paso .
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