Marco Arauz, director de El Comercio de Ecuador: "Es la ocasión de ponernos de verdad en los zapatos de los otros y darle más relevancia al oficio"
Marco Arauz Ortega es el director adjunto de El Comercio de Ecuador, uno de los países más afectados de la región por la pandemia de coronavirus. Columnista, editor y coautor de varios libros, ejerce el periodismo hace 38 años, con una década en diferentes roles del Diario Hoy de Quito y el resto del tiempo en el periódico fundado en 1906 por los hermanos César y Carlos Mantilla Jácome.
En diálogo con LA NACION, el periodista cuenta cuáles son las razones de la explosión de la pandemia en el país gobernado por Lenín Moreno, cómo se vive la crisis sanitaria en el medio que dirige y por qué es tiempo de revalorizar la tarea del periodismo en medio de esta crisis global.
¿De acuerdo a su mirada periodística, a qué obedece que Ecuador sea, después de Brasil, el país más afectado de la región?
En estas cifras ha tenido un peso específico lo que sucedió en Guayaquil; ahí se declaró el primer caso, y en el peor momento la provincia del Guayas representó más del 80% del total de contagios en el país. Guayaquil tiene un gran número de emigrantes que trabajan en España e Italia y que vuelven en la época de vacaciones escolares a visitar a sus familias; en general hay un gran intercambio con Europa y posiblemente ese fue un foco de contagio. Guayaquil es también un importante puerto de carga en el Pacífico, con vínculos logísticos con Asia. Otro factor es que, una vez que se había declarado la emergencia sanitaria, se permitió que se realizara un partido de fútbol con público. También se constató falta de coordinación entre el Gobierno central y el municipio, especialmente en un momento trágico en que el número de muertes se disparó y la capacidad de recoger los cadáveres en los hogares y hospitales, identificarlos y darles una sepultura digna, fue rebasada. Las debilidades del sistema público de salud quedaron en evidencia. Un hecho que engloba esta realidad es que en Ecuador en general, debido a la crisis económica que arrastramos durante varios años, se siguen perdiendo empleos formales año tras año. Para mucha gente, no trabajar, cumplir el aislamiento, es simplemente dejar de comer. La ayuda estatal para ese grupo es mínima y la ayuda privada no alcanza para todos. No hay fondos de contingencia para emergencias y hoy se discute, en medio de dificultades, una Ley que propone que sean las empresas y los empleados los que carguen con parte de la solución.
¿Cómo están viviendo en Quito la crisis sanitaria y qué diferencias encuentra con otras ciudades ecuatorianas?
Quito bordea el 8% de los casos, pero también hay incumplimiento de las medidas de restricción, aunque hay que anotar que la Alcaldía ha tenido una actitud proactiva frente a este grave problema y está tomando decisiones con la mirada en el mediano plazo. El Alcalde es un médico y seguramente entiende bien el problema que supone un contagio comunitario. En este mismo momento, las autoridades de varias ciudades del país, incluido Quito, han presentado una serie de inquietudes ante el plan gubernamental de volver paulatinamente a las actividades a partir del 4 de mayo.
En un caso de contagio en la Redacción se siguieron los protocolos médicos y el periodista de nuestra oficina de Guayaquil se recuperó; hoy está a la espera de una prueba final
¿Qué recaudos están tomando en el grupo de medios frente a la pandemia en cuanto a recursos humanos y funcionamiento de la compañía?
El Comercio es una empresa con 114 años de vida y ha atravesado una serie de avatares; seguramente este es uno de los más graves debido a sus consecuencias y al momento de gran disrupción en el que está sucediendo. Hasta hace unas semanas, nuestra atención estaba enfocada en seguir dando respuestas ajustadas a las necesidades de nuestras audiencias en distintas plataformas y productos, pero ahora la prioridad es mantener El Comercio y un par de publicaciones impresas, y el resto de manera digital. Lo fundamental es seguir en contacto con nuestro público pese a las restricciones. Una buena parte del funcionamiento de la empresa se hace por teletrabajo y de modo digital, mientras la cobertura en calle es mínima, siguiendo las normas de bioseguridad apropiadas.
¿Han tenido casos positivos en la empresa? Cómo lo han manejado…
Ha habido casos sospechosos, sobre todo, y se han seguido estrictamente las normas de aislamiento. En un caso de contagio se siguieron los protocolos médicos y el periodista de nuestra oficina de Guayaquil se recuperó; hoy está a la espera de una prueba final.
¿Qué cree deben dar los medios en este momento en términos de oferta de contenido? ¿Qué temas están desarrollando de manera diferencial en sus periódicos?
En nuestro caso, además de informar, escogimos estar cerca de nuestro público y acompañarlo con consejos y explicaciones más allá de las noticias. Es también un buen momento para el periodismo de datos, porque intentamos que nuestro público cuente con visiones más profundas de los hechos.
Los medios impresos ya no pueden seguir siendo medios de información general sino que deben buscar nichos, comunidades. Y deben hacerlo con una alta calidad
¿Cuáles son los aspectos positivos que va a dejar este momento bisagra en la historia de la humanidad?
Indudablemente, el mundo ya venía cambiando y la pandemia no ha hecho sino acelerar los cambios, que en el caso de los medios eran intensos. Un aspecto positivo es la valoración del periodismo de calidad frente a las opiniones en las redes o, peor aún, a las fake news. Pero, en general, creo que se trata de una oportunidad de revalorización de las relaciones entre seres humanos, entre las personas y el planeta; la revalorización del tiempo y, por qué no, de la vida como tal. Hemos tenido tiempo para pensar y compartir y hasta podríamos habernos vuelto un poco mejores. Se habla mucho de que hay que ir hacia un nuevo contrato social en el que el rentismo en sí mismo ya no sea el gran objetivo sino que se busque un equilibrio. El año pasado hubo muchas señales en ese sentido en el mundo y la región, y en el Ecuador vivimos un paro inédito.
En tiempos de prioridad digital para la publicación de noticias, ¿qué contenidos pueden ofrecer diarios de papel centenarios como El Comercio y El Universo?
Nos cabe, como medio centenario, la satisfacción de ser al mismo tiempo el medio digital con más visitantes únicos del país. Los medios impresos ya no pueden seguir siendo medios de información general sino que deben buscar nichos, comunidades. Y deben hacerlo con una alta calidad, con historias, con análisis, con datos.
Debemos aprender a escuchar más a nuestras audiencias, conocerlas más, interactuar con ellas, entender sus necesidades; no tratar de imponer las agendas que se nos vienen a la cabeza
¿Cómo afecta la crisis económica derivada de la pandemia al modelo de suscripción de los medios?
Puede haber una afectación en cuanto a menor disponibilidad económica del suscriptor, pero veo afectaciones directas por la dificultad de repartir el producto impreso en medio de las restricciones de circulación, y también por el miedo infundado de algunos lectores al papel periódico como factor de contagio.
¿Qué autocrítica se puede hacer sobre nuestro trabajo cotidiano como periodistas?
El oficio del periodista es público y está sujeto a la crítica y, en buena hora, a la autocrítica. Debemos aprender a escuchar más a nuestras audiencias, conocerlas más, interactuar con ellas, entender sus necesidades; no tratar de imponer las agendas que se nos vienen a la cabeza. Y para eso se necesita humildad, constancia y buen uso de herramientas.
¿Qué aspecto positivo puede rescatar en este momento de emergencia sanitaria?
Si hay algún aspecto positivo, es la posibilidad de salir de la rutina y recuperar aspectos que solemos postergar para después, como leer más, escuchar más música y, sobre todo, ver con más detalle lo que nos rodea. Para los periodistas, es la ocasión de ponernos de verdad en los zapatos de los otros y darle más relevancia al oficio.
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