Marcelo Boeri, el polémico líder de los "caza-Uber"
Diez mil pesos para comprar un Peugeot 504 y otros $1300 con los que pagar la licencia le alcanzaron a Marcelo Boeri para convertirse en taxista. En medio de la crisis económica y política de 2001, el cerco laboral empezaba a cerrarse sobre muchos trabajadores, que debían buscar otras alternativas. Cuando dejó el banco para girar por las calles, quizá Boeri no imaginó que años más tarde estaría involucrado en una polémica por la llegada de Uber a Buenos Aires.
"Compañeros, tenemos una tarea didáctica [...]. Hay que averiguar cuál es la dirección real del mamarracho este de [Juan José] Méndez. El que la pega tiene premio", se escucha en un audio que se viralizó la semana pasada. Aunque no lo reconozca, la voz sería la de Boeri, hoy líder de la Asociación Civil Taxistas Unidos. Y Méndez, el secretario de Transporte y Tránsito porteño.
El funcionario ya radicó una denuncia por amenazas para que actúe el Ministerio Público Fiscal. Pero ¿quién es Boeri y por qué se lo identifica como uno de los "caza-Uber" que asumieron la misión de identificar a los choferes de la plataforma digital para denunciarlos?
Casado y con dos hijos, antes de ser taxista trabajaba en el Banco Roberts, que luego fue absorbido por el HSBC. Cuando fue despedido, como parte de la indemnización le condonaron la deuda hipotecaria que había contraído para comprar su casa. Ese fue el trampolín para convertirse en taxista.
Con los años fue modernizando su taxi y en 2015 pudo comprarse un segundo vehículo, un Chevrolet Aveo usado. Meses después empezaría su batalla contra Uber, que se gestó en las estaciones de servicio de GNC que frecuentaban los taxistas y terminó de encontrar su forma en los grupos de WhatsApp.
En febrero de 2016 se lanzó Taxistas Unidos, los más férreos detractores del funcionamiento de Uber en Buenos Aires. Las primeras marchas no pasaban de 50 taxistas, pero en dos años la asociación sumó 1000 adherentes, aunque no todos participan al mismo tiempo en las marchas. El promedio de participantes es de 500 taxistas; como ocurrió hace pocos meses frente al domicilio del jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, donde rechazaron una vez más el funcionamiento de la plataforma.
"Puedo reafirmar los contenidos del audio porque ya he actuado de forma similar en función de esos dichos", dijo Boeri a la nacion. El taxista hacía referencia al escrache en el domicilio de Rodríguez Larreta que se había organizado también por WhatsApp. En ese momento, envió un audio al grupo que comparte con miembros de la comisión directiva y no tardó en divulgarse.
La Asociación Civil Taxistas Unidos tiene personería jurídica, pero no gremial. Y aunque Boeri dice que no pretende convertirse en un sindicato, los enfrentamientos con Omar Viviani y José Ibarra, los dos referentes del sector, permite sospechar que sí.
Ibarra milita en Cambiemos e integra las 62 Organizaciones Peronistas, el brazo sindical más cercano a Macri. Por el caso Uber, él y Viviani, junto con la Secretaría de Transporte y Tránsito, realizan tres veces por semana inspecciones en las calles. Las multas por auto secuestrado son de hasta $130.000, por circular sin habilitación o por ser transporte público prohibido. Así lo confirman sindicalistas y fuentes de la Ciudad.
El audio que se filtró con la supuesta voz de Boeri tuvo el mismo impacto mediático que las primeras apariciones de los caza-Uber, que ya efectuaron 1078 denuncias contravencionales. Todos los integrantes de Taxistas Unidos cuentan con un listado de patentes y vehículos que estarían asociados a la plataforma; al detectarlos, se comunican entre ellos y con la policía.
La cruzada, explica Boeri, se inició ante la pasividad de los sindicatos de taxistas y la falta de representatividad que sentían muchos de ellos. En muchos casos la cacería llegó con amenazas y agresiones hacia los conductores y los pasajeros. Y con el mismo nivel de amedrentamiento que el audio viral.