Maradona: confirmaron la sobredosis
Continúa internado y la justicia investiga quién le dio la cocaína
PUNTA DEL ESTE.- Finalmente se escuchó lo que nadie quería, pero lo que casi todos temían: Diego Armando Maradona volvió a cometer una abusiva ingesta de cocaína, una sobredosis que lo llevó directamente a una sala de terapia intensiva, que puso en riesgo su vida y que quizá demuestre que está más enfermo que nunca.
El hombre del diez en la camiseta de fútbol sigue perdiendo puntos en su vida. El ídolo que fue capaz de burlar a cinco ingleses para dejar la pelota en la red con el gol de la historia y llevar de su mano al campeonato del mundo al seleccionado argentino, hoy no puede sortear el peligro mortífero de la drogadependencia. Diego está muy enfermo. Es un adicto.
Ayer, a las 20, se confirmó que el primer análisis realizado en sangre y orina dio positivo y que la sustancia encontrada era clorhidrato de cocaína. Se supo que la crisis de hipertensión arterial y la arritmia ventricular, que ahora también la califican como compleja, tenía un fundamental motivo: la droga.
La Nación pudo conocer otros aspectos sobre su actual estado de salud y que van más allá de aquel diagnóstico brindado por los médicos del sanatorio Cantegril.
Mientras Maradona, casi ajeno a lo que pasa afuera, sigue internado en la sala de cuidados intensivos, la justicia uruguaya indagó por más de siete horas a su manager, Guillermo Cóppola, y al empresario de la noche Pablo Cosentino, dispuso allanamientos, pidió nuevos análisis clínicos del jugador y aclaró que el consumo de estupefacientes no está penado en este país.
Había pasado el mediodía y un hombre ingresó en la Dirección de Investigaciones de la jefatura de policía de Maldonado con un sobre blanco. Se retiró con las manos vacías. Era Alberto Alarcón, gerente administrativo del sanatorio Cantegril, y todo hizo pensar que allí estaba el resultado final del análisis realizado al ex jugador.
Poco antes habían ingresado en el lugar Cóppola y Cosentino para prestar declaración indagatoria. Después de que Alarcón dejó el sobre, los dos amigos de Maradona permanecieron muchas horas más. Nada era oficial, pero la presencia de Eduardo Rivero, Director Nacional de Lucha Contra la Droga, reafirmó que la indisposición de Maradona tuvo su origen en una sobredosis de cocaína.
La intervención de la Justicia fue de oficio. Esto es, que no se debió a denuncia alguna, ya que el consumo de estupefacientes no esta penado por las leyes uruguayas. Pero... el que consume compra, y alguien se la vende. Eso sí va contra la ley. Y de ahí la intervención judicial.
Después vino la conferencia de prensa del jefe de la policía, Máximo Costa Rocha, que se encargó de confirmar lo que ya se sabía.
Por la mañana, a casi 24 horas de la internación de Maradona, los médicos habían dado un nuevo parte para la prensa: "El paciente está estable, evoluciona favorablemente, dialoga, se alimenta y responde al tratamiento al que es sometido".
Luego aclararon que el resto de la información era "reservada por principios básicos y secreto profesional médico". Confirmaron que Maradona continuaría en la sala de terapia intensiva y que su estancia sería "breve", aunque nadie especificó qué significa breve para ellos.
Mientras tanto, La Nación volvió a confirmar que el campeón de fútbol estuvo inconsciente, que además sufrió una taquicardia ventricular, que tuvo graves trastornos del ritmo cardíaco, que manifestó una confusión mental con depresión sensorial y que su tensión estuvo, como se dice comúnmente, en 18 la máxima y 14 la mínima.
Pese a que el ex deportistas permanecía en terapia intensiva, su amigo y representante, Guillermo Cóppola, seguía jugando a las escondidas con la verdad. Antes de ingresar en el cuartel de policía dijo a los periodistas: "Diego está un poco fastidioso porque se quiere ir, pide de comer y por suerte se lo ve físicamente deshinchado. Todos ésos son buenos síntomas, lo que sucede es que, por las fiestas, comió muchos asados, hizo desarreglos y, como además está excedido de peso, hizo ese pico de hipertensión".
Claro que las explicaciones de Cóppola quedarían totalmente desestimadas con el paso de las horas. El parte oficial del médico forense y el primer allanamiento que, al cierre de esta edición, se realizaba en la chacra de Cosentino terminaban de confirmar que las drogas nunca se fueron de la vida de aquel chico que fue un "cebollita" del equipo de la Paternal.
Costa Rocha, que confirmó la mala noticia del análisis positivo, dijo entre otras cosas: "Cuando nos enteramos de la internación de alguien que es un ídolo en la Argentina y, adorado en el mundo, enviamos una comisión policial para su resguardo en el sanatorio. Después de que se enteró la jueza de turno -Adriana de los Santos-, nos reunimos con la gente de Prefectura, el fiscal y la comisión policial antinarcóticos".
Luego comentó que la jueza dispuso la intervención del forense -para que se interiorizara sobre el estado de salud de Maradona y su historia clínica-, quien tras observar el primer análisis comprobó la presencia de cocaína.
"Se ha dispuesto -agregó Costa Rocha- un nuevo análisis para enviar a Montevideo, cuyos resultados estarán prontos en 48 horas."
En cuanto a la situación procesal de Maradona, aclaró: "No está detenido, como tampoco lo están sus amigos. Eso sí, cuando la Justicia y los médicos lo crean conveniente se le tomará una declaración indagatoria, como se hará con toda la gente que sea necesario para determinar de dónde provino la droga".
El inspector dijo finalmente que, por los informes que habían llegado a sus manos, "el consumo de cocaína fue excesivo, por el panorama que se vio cuando ingresó en el sanatorio. Sin duda fue una sobredosis".
Al caer la noche, el médico a cargo de la salud del jugador, Frank Torres, comentó: "El paciente sigue evolucionando y si todo va bien, mañana -por hoy- posiblemente lo trasladaremos a una sala común".
En cuanto a lo de la "breve estancia", esta vez fue más preciso, "puede que sean unas 48 o 72 horas más". Después justificó lo escueto de los partes informativos en que se debe resguardar la intimidad del jugador y de su familia. Sin duda, el médico, con una gran ética profesional, tenía razón.
Mientras tanto, Diego, postrado, poco sabía de lo que sucedía afuera, aunque quizá sí sepa lo que es padecer la derrota no en una cancha de fútbol, sino en el macabro estadio de la droga.