"Maradona cambió una adicción por otra", dijo Cahe
Le realizan un tratamiento de desintoxicación por alcohol
Diego Maradona continúa sedado, con suero y con monitoreo permanente del corazón, en una habitación del Sanatorio Güemes. No está lúcido ni ingiere sólidos. Tampoco recibe visitas. Así continuará por lo menos un día más, puesto que sufre síndrome de abstinencia de alcohol, según explicaron los médicos que lo atienden.
El ex futbolista, que anteayer fue trasladado a ese nosocomio porteño con una descompensación general, sufre una hepatopatía crónica. "Cambió una adicción por otra. Para una persona que tiene una personalidad adictiva, el exceso de alcohol es preocupante, pero no está en riesgo. Por supuesto que debe ser controlarlo día tras día por si le produce un problema hepático o pancreático. Pero consideramos que no va a pasar. Hasta tanto no veamos su evolución, no podemos decir si hará un tratamiento contra el consumo de alcohol", dijo a LA NACION Alfredo Cahe, médico del ex futbolista.
Maradona, a quien a principios de 2005 se le hizo un by-pass gástrico para bajar de peso, fue internado esta vez contra su voluntad; está en una habitación del piso 13 y lo acompañan sus hijas, Dalma y Gianinna, y su novia, Verónica, con quien se había mudado a una quinta de Ezeiza el mes pasado.
Excesos en la alimentación y en alcohol, además de algunas escandalosas salidas nocturnas, causaron su descompensación orgánica que por lo menos, lo tendría una semana más internado. "No está en riesgo su vida; sufrió un desequilibrio y ahora está estable. No fue internado con un coma etílico y se descarta que sufra una abstinencia a la cocaína. Está sedado para evitar los efectos colaterales de la abstinencia al alcohol", explicó a LA NACION Héctor Pezzella, director médico del Sanatorio Güemes. Fuentes de ese nosocomio confiaron que, cuando Diego se despertó en la madrugada, preguntó dónde estaba y, al tomar conciencia de su internación, insultó a los profesionales.
Maradona es atendido por un equipo médico conformado, además, por el psiquiátra Carlos Nasef y el doctor Mario Lugones. "En esta primera etapa se hará una desintoxicación; en la segunda, se tratará de que cambie sus hábitos de vida", dijo Nasef.
La recaída de Maradona -de 46 años, que ya sorteó dos graves crisis de salud, en 2000 y 2004- preocupó a su entorno familiar. Incluso algunos de ellos querían también consultar al especialista en cardiología Gustavo Ontiveros (de la Fundación Favaloro), que lo había atendido durante la última internación. Tanto allegados como su médico personal coinciden en que Maradona pasaba por un período de depresión por problemas familiares, pero que él nunca aceptaría hacer un tratamiento psicológico. Según los especialistas, ésa es la única salida a su adicción a las drogas.
"Este es el ejemplo del fracaso casi asegurado de las terapias que atienden al síntoma y no a la persona. Así, un día se encierra a un paciente para que no consuma drogas; a otro se le corta el intestino para que no coma, y mañana se le atarán las manos para que no fume", dijo a LA NACION Pablo Abadi, médico psicoanalista, profesor de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
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