Mar del Plata: por el mal tiempo, los turistas se quedaron sin playa y ayudaron a un sector clave a repuntar las ventas
Muchos de los operadores festejaron que los números se acercan a valores de temporadas prepandémicas
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MAR DEL PLATA. “Por fin, coronamos”, celebran los responsables de los restaurantes que funcionan en el centro comercial y gastronómico del puerto, complejo literalmente invadido en este arranque de semana teñido de gris y de lluvias, luego de una primera quincena que, a puro sol y con temperaturas récord, mantuvo a los turistas casi a tiempo completo en las playas.
Aquel dicho popular que reza “al mal tiempo, buena cara” quizás refleje la sensación común de los que, por primera vez, trabajaron mucho y bien, en particular ayer, y la oportunidad de un respiro para los que más cerca del mar facturaron de corrido y casi no tuvieron descanso desde que arrancó el año.
Unos y otros coinciden por estas horas que, casi dos años después, el movimiento turístico en términos de cantidad y la calidad de consumo se vuelven a parecer y, según el sector al que se consulte, incluso llega a superar a lo que se vivía en temporadas de prepandemia. Todo esto sucede cuando todavía se vive un alto índice de contagios de coronavirus.
“Se volvió a vivir algo de lo que era en aquellas épocas, con todos los restaurantes completos y colas de gente esperando por una mesa para almorzar”, dijo a LA NACIÓN el administrador del complejo gastronómico y comercial del puerto, Gustavo Bianca. “Siempre preferimos un buen día nublado a una buena noche”, reconoció sobre una demanda más extendida que la que se logra a última hora, con comensales que llegan tarde si el tiempo acompañó para disfrutar del mar.
Desde el lunes pasado, las condiciones meteorológicas desmejoraron, el martes lluvioso dejó a la playa fuera de competencia y los visitantes, muchos de ellos recién llegados, se debatieron entre disfrutar de pescados y mariscos, pasear por la banquina chica y recorrer paseos comerciales, tanto shoppings como a cielo abierto, con paraguas en mano. También repuntaron los espectáculos y toda la variedad de entretenimientos.
“Al mediodía no hay con qué darle, equivale a tres noches”, afirma María del Carmen Suárez, responsable del restaurante Minipez, y explica que durante la última semana se perdieron los primeros turnos de última hora por las jornadas muy calurosas que se vivieron en la costa. “Para almorzar la gente está más predispuesta a esperar, a la noche están más cansados de la playa”, detalla sobre una dinámica de clientela que conoce muy bien.
“Todos trabajan”
En el puerto, según se puede advertir en las pizarras, se come y bien por entre 1500 y 2000 pesos por persona con entrada, plato principal y bebida. El secreto, y en eso juegan y mucho los camareros con sus recomendaciones, está en conocer la generosidad de cada menú para compartir y no desperdiciar ni gastar de más.
Miguel Martínez Alué, propietario de la cadena de cafeterías La Fonte D´Oro, afirmó a Radio Brisas que “el tiempo inestable ayuda” al sector, porque los turistas salen a caminar, hacer compras y a tomar café. “Si se mantiene este clima, el promedio del mes puede estar un poco arriba de la prepandemia”, afirmó.
Juan Pablo Maissonave, presidente de la Cámara Textil de Mar del Plata, confirmó a LA NACIÓN que desde el inicio de esta semana se nota un notorio incremento de ventas en el sector. “Cambió el tiempo, coincidió con el recambio, los turistas salieron a pasear y por más que cuiden el gasto, hay un derrame que llega a todos los sectores”, describió.
Confirmó que ayer fue el día de mayor cantidad de ventas en estos circuitos alejados del frente de playas. Aún no se puede mensurar el nivel de gasto, pero rescató este perfil heterogéneo de turistas que tiene Mar del Plata, que combina bolsillos low cost con premium. “Todos trabajan”, insistió.
Entre los comerciantes admiten como otra de las ventajas de estos días nublados el arribo de visitantes por el día, en su mayoría procedentes de localidades vecinas donde las opciones por fuera de la playa quedan muy reducidas. “El que viene así, viene decidido a gastar”, reconocen.
Aquí, además de la gastronomía en sus distintas vertientes y turnos, mejoraron en su demanda desde las calesitas instaladas en algunas plazas céntricas y en barrios hasta los cines, teatros y museos, que mantienen una programación temprana y que venía escasa de público entre tanta seguidilla de jornadas a puro sol y calor.
La Peatonal San Martín alberga un poco de toda esa oferta. Por primera vez, en lo que va de este mes hubo por allí un movimiento numeroso y sostenido de turistas, también reflejado en el volumen de compras.
Las condiciones del tiempo mejoraron algo hoy, con un tibio sol y 23°C de máxima, un combo suficiente como para permanecer en la playa. Así, para algunos de los turistas de la segunda quincena, es la primera vez que pueden disfrutar de la arena, luego de tres jornadas grises. Las nubes llegaron para quedarse por algunos días más y las lluvias anticipan un regreso en próximas horas.
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