Alberto Fernández presidió el acto de apertura de la propiedad construida por Amancio Williams en la década del 40
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MAR DEL PLATA.- Llegó el día, luego de la primera de las últimas dos décadas que estuvo entre el abandono y la desidia y de la segunda, con algo más de cuidado. En el último tiempo llegó la esperada restauración. Así logró recuperar su imagen original la Casa sobre el arroyo, renovada de punta a punta, desde su fachada y su interior, para su reapertura inminente convertida en un museo.
“Es una obra de arquitectura envidiada en el mundo”, dijo el presidente de la Nación, Alberto Fernández, que encabezó el acto de corte de cintas y la presentación de las obras realizadas con casi 100 millones de pesos aportados por el Estado nacional y concluidas, con extremo cuidado en los detalles mínimos, al cabo de casi dos años de trabajo.
Lleva la impronta del arquitecto Amancio Williams, que en 1943 la diseñó y dirigió la construcción para su padre, el músico Alberto Williams. Sus familiares, que aportaron material de archivo con planos y demás documentos para ordenar y sostener el desarrollo de estos trabajos, estuvieron en este acto que se desarrolló en el amplio y arbolado parque que rodea a esta propiedad, a metros del complejo de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
Recuperación
La celebración de la recuperación de esta obra, reconocida como una de las más destacadas en el mundo del movimiento moderno, llegó acompañada por un compromiso de recuperación de otra gran pieza arquitectónica de la ciudad, la exconfitería Ariston, abandonada y en manos privadas en la zona sur, a metros de la ruta 11. “Antes de que finalice mi gobierno el Ariston habrá de tener en marcha las obras para que esté recompuesto”, dijo el Presidente sobre esa construcción que luce deteriorada y que es la única obra del célebre arquitecto húngaro Marcel Breuer en todo el continente americano.
La restauración de la Casa sobre el Arroyo corona un largo esfuerzo de especialistas y autoridades locales por recuperar un inmueble que parecía perdido. Funcionó como estudio de una radio en los años 70 hasta que la clausuró la dictadura militar. Luego lució con poco mantenimiento, por momentos intrusada, lo que significó que desaparecieran artefactos y mobiliario –algunos diseñados por el propio Williams–, incendios y grafitis sobre sus paredes de hormigón armado.
Con aportes del Estado nacional, también, se adquirió la casa y las tierras inmediatas a sus propietarios, que siguen siendo titulares de otras parcelas linderas, tan o más arboladas y que son pretendidas para ampliar la propuesta de museo que se perfila para esta nueva etapa de la Casa sobre el arroyo.
“Hemos luchado mucho por la restauración de la obra, un espacio multipatrimonial que tiene la historia de la ciudad y cuando la visiten se darán cuenta cuántos valores tiene esta casa”, dijo Magalí Marazzo, la directora de Casa sobre el arroyo y quien más siguió de cerca este proceso de recuperación que incluyó obras edilicias, reposición de equipamiento y algunas donaciones, con lo que se permitió contar con muebles y hasta un piano igual al que Alberto Williams tenía cuando estrenó su casa, en 1945.
A la reapertura asistió más de medio millar de personas que se acercaron a presenciar la ceremonia que contó con la intervención del pianista Horacio Lavandera, la soprano María José Durí y una canción a cargo de Maga Fleitas, nieta de Amancio Williams.
También participaron el ministro de Obras Públicas de la Nación, Gabriel Katopodis, y el de Cultura, Tristán Bauer, que tiene una particular historia con esta casa. “La construyeron mis abuelos”, dijo sobre la empresa a la que el encargaron la ejecución de esta obra que se desarrolló a mediados de la década del 40, sobre un arco de hormigón armado bajo el cual corría el Arroyo Las Chacras. Hoy entubado y con curso de agua artificial en el cauce de ese predio.
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