Maltrato animal: qué se esconde detrás de la clausura de tres criaderos de perros en menos de un mes
En la Capital y el Gran Buenos Aires, rescataron a más de 280 canes que estaban hacinados y malnutridos; qué regulación hay para este tipo de establecimientos
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El 6 pasado rescataron a 133 perros chihuahua de un criadero ilegal que funcionaba en el barrio de Villa Crespo y los vendía por redes sociales. El día anterior sucedía lo mismo en la localidad bonaerense de Temperley, donde encontraron a más de 100 perros dachshund, popularmente conocidos como salchicha, en muy malas condiciones de salud, y otros 55 de esa raza fueron hallados en un domicilio de Caballito el 14 de junio último. La escena se repite en otros barrios y con otras razas, pero el denominador común es siempre el mismo: animales hacinados, sin las medidas de higiene necesarias y en condiciones físicas y nutricionales deplorables.
¿Por qué sucede esto? ¿Son legales los criaderos en la Argentina?
“Hay vacíos legales que permiten que cualquiera pueda vender perros en su casa o en plataformas digitales, ya que no hay una ley nacional explícita que lo prohíba. Lo que hay es una ley de protección animal, la 14.346, que es la que se utiliza como fundamento legal en los procedimientos y allanamientos”, dijo Baltazar Nuozzi, veterinario y docente de la Universidad Nacional de La Plata.
Actualmente la ciudad de Buenos Aires es la única jurisdicción del país en donde la actividad está expresamente prohibida por la ordenanza Nº 41.831/87, la que no autoriza los criaderos y solo admite la comercialización de animales domésticos en lugares habilitados –veterinarias y centros de mascotas– con certificado médico veterinario y en presencia del profesional. En el resto del país, no hay reglamentaciones claras.
Miguel Ángel Nodar, presidente del Kennel Club Argentino, el único registro oficial canino del país, explicó que la actividad de los criaderos es lícita en casi toda la Argentina. “Solo está prohibida en la ciudad de Buenos Aires, pero en el resto del país no y le da trabajo a mucha gente. Al no haber legislación, el Estado no dice qué está reglamentado y qué no. Ningún criadero [fuera de la CABA] fue desmantelado por ser una actividad ilegal, sino por maltrato animal”, dijo.
El Kennel Club Argentino es la institución privada que emite los certificados de pedigrí que validan que un perro es de determinada raza y pertenece a cierta persona. Además, funciona como el gremio de los criaderos caninos argentinos.
“Al día de hoy tenemos cerca de 2000 criaderos registrados y en actividad, pero como la mayoría no cría con papeles, puede llegar a haber no menos de un criadero por municipio. Por ejemplo, en la localidad bonaerense de Bolívar había tres criaderos, que ya no están activos, pero para su población es mucho. Somos un país donde se calcula que el 80% de las familias tiene una mascota. Por eso, es importante contar con una legislación clara sobre el tema para saber quiénes son, dónde están y qué es lo que hacen los criaderos”, dijo Nodar.
Osvaldo Rinaldi, presidente del Colegio de Veterinarios de la provincia de Buenos Aires, dijo que en este distrito los criaderos son legales siempre y cuando estén habilitados, pero que la mayoría no lo está: “Los criaderos son legales en la República Argentina. Teóricamente en la provincia de Buenos Aires tienen que estar habilitados, pero te diría que la mayoría no lo está. Hay una ley, la 10.526, que dice que donde haya cualquier lugar con concentración de animales, como un criadero, debería estar habilitado por el Ministerio de Desarrollo Agrario bonaerense”. Sin embargo, fuentes de la Dirección de Flora y Fauna de esa cartera indicaron que la habilitación de criaderos de animales domésticos no es parte de su competencia y que esta es de orden municipal.
Según el Kennel Club, para registrar un criadero solo se requiere contar con una hembra en edad reproductiva de más de un año y un lugar físico. Nodar explicó que desde la institución recomiendan tomar un curso y tener un veterinario regente para cumplir con las normas de salubridad, pero son sugerencias. Supuestamente tendría que haber una habilitación municipal, pero ahí está el asunto: en ningún municipio existe esa habilitación.
LA NACION se contactó con el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación y todas las áreas aseguraron que el tema no está dentro de sus jurisdicciones.
Moda
Los últimos establecimientos desmantelados criaban perros salchicha, caniche, chihuahua y siberianos, pero las razas más requeridas van variando a lo largo del tiempo por diferentes factores.
“Las más habituales van cambiando por una cuestión de espacio y de ‘modas’, por decirlo de algún modo. Hoy son el bulldog francés, el bulldog inglés y el yorkshire terrier, entre otros. Los salchichas son un clásico, como el caniche o el chihuahua, que tienen sus altibajos. Hoy lo que está pasando con los salchichas es que al incorporar colores hay una revitalización de la raza”, dijo Nodar.
De acuerdo con Nuozzi, antes las razas se ponían de moda por propósito, como los perros de trabajo para una actividad en particular, y eso era bueno porque el animal tenía una utilidad que indirectamente respetaba su bienestar ya que vivía para el fin específico para el que fue creado. Hoy, en cambio, la moda de las razas tiene más que ver con su estética, y se cría y vende por demanda: “A la gente le gusta el bulldog francés porque es pequeño y tiene cara graciosa, pero se olvidan que el perro tiene necesidades propias que muchas veces su diseño, o mejor dicho su mal diseño, no le permite cubrir. Por ejemplo, en el caso del bulldog francés, la comunicación y la socialización, con todo lo que eso representa para su bienestar emocional y social. Otro ejemplo es el border collie, un perro de trabajo que a la gente le gusta, lo compra y el pobre animal vive en un departamento de uno o dos ambientes cuando en realidad fue diseñado para vivir en el campo. Los criaderos pululan a demanda de la gente que ve a las celebrities o influencers con perros de esas razas por las redes o publicidades y por una cuestión aspiracional quieren ese mismo perro. Las modas dirigen la oferta y eso es muy malo para el bienestar animal, porque no es una moda racional, sino emocional”, dijo.
“Los criaderos proliferan cada día más porque es un negocio fácil que nadie regula. Con un par de ejemplares, un macho y una hembra, se puede iniciar un negocio muy redituable y muy inescrupuloso. En este momento están de moda las razas chicas, como los caniches, los salchichas y los bulldog francés, que son los más requeridos por una cuestión de espacio y de costos, pero cada época tiene su raza de moda”, comentó Graciela Finoli, presidenta de la Fundación para la Defensa y Control del Animal Comunitario (Fundaco).
Las enfermedades
La mayoría de los animales rescatados de criaderos ilegales estaban hacinados –incluso, recluidos en jaulas– y con signos de desnutrición y de falta de higiene, lo que, como señalan los especialistas, es habitual en esos casos ya que en general no son supervisados por profesionales y su reproducción está regida por el negocio monetario. En el caso de los chihuahua, se vendían por hasta $360.000 vía redes sociales y en el caso de los salchichas, en otras plataformas digitales se encuentran publicaciones por hasta $500.000.
Según Finoli, los peligros que corren los perros de criaderos se centran en tres puntos: salud, hacinamiento e higiene. Suelen haber tantos perros que se empiezan a reproducir entre sí y nacen cachorros con problemas genéticos. Además, muchas veces no están alimentados como corresponde, no se vacunan ni tienen control veterinario.
“Los peligros para los perros que crecen en estos lugares dependen de cómo se ha tratado a los padres, a la madre especialmente, de quien pueden heredar problemas de desnutrición y descalcificación. Cuando los animales nacen ya con problemas son descartados. Los más generosos los regalan, pero otros no los alientan y los dejan morir. Es un negocio muy cruel si no se hace en forma responsable. No digo que todos los criaderos sean malos, pero en general no son buenos y conllevan maltrato animal, además de contribuir a la superpoblación de perros y de gatos que ya tenemos. Adoptar es la mejor solución”, dijo.
“Las enfermedades que puede contraer un perro en un criadero dependen del grado de cuidado e higiene que haya en el lugar y de que se cuente con un asesor veterinario. Las enfermedades más comunes son las parasitosis –patologías infecciosas causadas por parásitos–, fundamentalmente las internas, pero eso no quita que también haya enfermedades genéticas causadas por las cruzas inadecuadas”, dijo Rinaldi.
Por último, Nuozzi mencionó que la predisposición a contraer enfermedades no es solo a nivel físico, sino también emocional y social. Por ejemplo, además de defectos en las patas por el encierro, desnutrición, enfermedades de la piel y patologías virales parasitarias o bacterianas, puede haber fobias, sociopatías, trastornos de ansiedad, estereotipias comportamentales e indefensión aprendida, entre otras.
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