Malena Valenzuela, a 18 años del ACV: “Si no fuera por los médicos y mi mamá hoy no estaría acá”
La hija de María Valenzuela y Juan Carlos Mendizábal reflexiona sobre su recuperación y critica que su lucha por concientizar sobre el tema es cuesta arriba. “Siento que la prevención no interesa”, se queja.
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“Lo mío fue como volver a nacer a los 19 años: a partir del 10 de febrero de 2003 cuando sufrí el Accidente cerebro vascular (ACV) tuve que empezar de nuevo, aprendiendo a hablar, a caminar, a comer; como un bebé, ni más ni menos”, comienza contando Malena Vázquez Valenzuela, la hija del periodista Juan Carlos Mendizábal (ya fallecido) y de la actriz María Valenzuela, y sus ojos se encienden conjugando la tristeza por el recuerdo todavía latente del terrible momento vivido y la alegría de haberlo superado.
No le resultó nada fácil, ya que los pronósticos que su madre oía de parte de los profesionales no eran nada alentadores. La única fortaleza que poseía Malena por aquellos años era su juventud. Pero también enfrentaba estadísticas científicas que indicaban que, de diez pacientes que sufren ese tipo de ataque, apenas dos logran sobrevivir.
“Es duro decirlo pero me descubrieron una malformación arteriovenosa, que es un problema congénito: uno de cada cien mil la padece; me tocó y logré superar la etapa más difícil de mi vida gracias al apoyo de los profesionales que me asistieron, pero también al enorme corazón de mamá; sin ella hoy no estaba acá hablando con vos”, explica Male, en diálogo con LA NACIÓN, antes de entrar en la descripción de aquella medianoche que marcó su existencia para siempre.
“Un par de días antes tuve un dolor agudo que yo creía de muelas. Entonces llamamos con mi madre a nuestro odontólogo, que además es nuestro amigo de toda la vida, el doctor Marcelo Carta, que estaba de viaje y enseguida me indicó que fuera a ver a alguien de su equipo. Me revisaron a fondo pero no encontraron nada que tuviera que ver con el tema de la boca. Pero quien me atendió -y él también a través del teléfono- insistieron con que no dejara de consultar con un médico. Así lo iba a hacer, pero el ACV no me dio tiempo”, explica Malena sobre aquella molestia inicial que desencadenaría una pesadilla.
Al otro día estaba viendo una película de Woody Allen junto a su novio de aquél entonces y éste advirtió que algo le sucedía. “A Male algo le está pasando, le hablo y no me contesta”, le dijo a María Valenzuela, que estaba en su cuarto. “¿Le habrá bajado la presión?”, comentó ella y le pidió que la ayudara a llevarla a su cama. Enseguida Male tuvo vómitos, llamaron a urgencias, la vio un médico, les dijo que la iba a trasladar al Sanatorio Dupuytren pero que no se preocuparan porque “neurológicamente estaba bárbara”.
Pero la tomografía que le practicaron no arrojó ese resultado. “Su hija tiene una mancha en el cerebro, está viniendo el neurocirujano”, escuchó María, su madre, de los especialistas. Y pensó lo peor: un tumor, cáncer. Hasta que le confirmaron que se trataba de un ACV. La operaron de inmediato, y a partir de allí Malena permaneció catorce días en coma farmacológico, luchándola, entre la vida y la muerte.
“Yo sé que lo que me ocurrió fue difícil de superar. Mi mamá hasta escribió un libro al respecto. Luego de la intervención ella me llevó a Fleni Escobar y ahí estuve casi un mes. Arranqué en silla de ruedas, pelada, con apenas 38 kilos, sin hablar, postrada; por eso desde hace años sé que mi rol en este mundo debe estar concientizando acerca de la prevención del ACV”, narró.
Prevención y salud
El doctor Marcelo Carta es el odontólogo al que recurrió Malena cuando en aquella oportunidad sintió los dolores previos a sufrir el ataque. Y como relató ella, de inmediato le indicó a alguien de su equipo que la revisara, y tras eso le dijo que consultara con otro médico. Carta además es amigo de Malena y María Valenzuela; hoy en día vive en Ushuaia, y trabaja de manera muy fuerte en la provincia de Tierra del Fuego para desarrollar un programa de prevención de salud donde medicina y odontología se entrelazan, e intercambia información con su colega de Buenos Aires, Lucas García Sánchez. Así recuerda la consulta de Malena.
“Me llamó y rápidamente le pedí que visitara a mi asistente. Es muy importante advertir las señales que muchas veces comienzan en la boca y luego se manifiestan con enfermedades en el resto del organismo. Ese fue el caso de Male y también de una anciana de 90 años que atendí, tenía dolores parecidos y estaba en pleno desarrollo de un ACV”, recuerda.
Malena se siente feliz porque a pesar del ACV pudo seguir estudiando y finalizar la carrera de Diseñadora de Interiores, ya que la apasiona todo lo que tiene que ver con la creatividad y las manualidades. Pero confiesa que lo que más desea es trabajar en la concientización relacionada con la enfermedad. Explica que a partir de su plena recuperación hizo todo lo que estuvo a su alcance para intentar ponerse al frente de lo que terminó siendo su Programa de Prevención y Concientización del ACV, llamado “Male te cuida”. Para eso trabajó desde 2017 junto a neurólogos y creó su propia revista con la que soñó -y sueña- recorrer el país dando charlas en cada municipalidad, sociedad de fomento, escuela o institución que la requiriera.
Así tuvo conversaciones con diputados, determinados laboratorios, jefes de gabinete de ministros de Salud, intendencias del conurbano, y algún que otro médico reconocidísimo muy emparentado con estos temas que la defraudó. “No pasé del saludo y la promesa de que se iban a contactar conmigo. Te digo la verdad, sentí que me sacaron de encima con elegancia, que no les importa tanto la prevención aunque suene duro porque deberían demostrar más compromiso para cuidar un poco más a nuestra población”, asegura casi entre lágrimas, producto de la frustración que sintió cuando enfrentó a diversos funcionarios.
“Quiero ayudar a prevenir porque está la vida en juego y porque si lo superás la recuperación es muy cruel. Recuerdo que los médicos me mostraban figuras u objetos cuando empezaba a hablar y yo debía reconocerlos. En una oportunidad me mostraron la imagen de un gallo, pero no me salía decir esa palabra. Me esforzaba, luchaba contra mí misma y nada. Hasta que encontré mi respuesta: ‘Gallina en hombre’. Las secuelas cognitivas me impedían decir algo tan simple como ‘gallo’. Y continúan durante toda la vida. Yo tuve la dicha de tener una madre que se internó y la peleó conmigo minuto a minuto. Y luego durante dos años me acompañaba a hacer mi tratamiento, si no no sé que sería de mí”, se sincera Malena, que tiene todo para poner en marcha su deseo de ayudar a prevenir, sólo le hace falta quien la respalde económicamente para ponerse a trabajar.
Male confiesa que su objetivo es dirigirse a niñas, niños y jóvenes en escuelas y universidades porque son los que más rápido captan las enseñanzas y luego se las transmiten de manera inmediata a sus padres, tíos, abuelos y demás familiares, ya que se trata de una enfermedad silenciosa que puede prevenirse si le damos importancia a ciertas cuestiones que aparecen en su Programa de Prevención: controlar la hipertensión arterial; tratar la diabetes; no fumar; hacer actividad física de acuerdo con la indicación de un médico; y comer sano.
“Es muy frustrante que gente con posibilidades de hacerlo no te ayude. Pero no voy a bajar los brazos. Quizás alguien con más humanidad de los que conocí hasta ahora se contacte conmigo, no pierdo la esperanza”, asegura Malena.
Hoy su vida sigue estando junto a su madre, la actriz María Valenzuela, que enfrentó alguna internación y lucha para superar vaivenes anímicos. La actualidad la encuentra protagonizando teatro de gira con un clásico como Eva y Victoria, donde María interpreta a Victoria Ocampo y Sabrina Carballo a Eva Duarte.
Siempre rodeada de artistas, Malena recuerda aquella vez que fue a ver al teatro al recordado Carlín Calvo, quien recuperado de su ACV, la abrazó y le dijo al oído después de verla tan bien: “Tu mamá y los que te quieren bien te van a querer entender cuando te expresás, pero les va a costar, yo sí te entiendo y te voy a saber entender”. Sobre eso, reflexiona: “Nada tan cierto; aquello que lo pasamos tenemos las herramientas para poner en marcha la prevención. Por eso insisto tanto en pedir que me acompañen, la salud de muchos está en juego y con eso no se debería jugar”.
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