Chubut: tras la denuncia de mala praxis médica, cuáles son los protocolos de seguridad en un quirófano
En una clínica de Puerto Madryn, una mujer denunció que le extirparon el riñón derecho, en lugar del izquierdo, que presentaba un tumor; el hecho ocurrió en 2017; sus familiares indicaron que, desde entonces, la víctima sufre graves consecuencias sobre su salud física y anímica; esperan que antes de fin de año la Justicia se pronuncie sobre los dos médicos que la intervinieron
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Aída Luz Suhurt, una jubilada de 61 años que vive en Puerto Madryn, debía realizarse una nefrectomía total por la presencia de un tumor en el riñón izquierdo. Es decir, se lo tenían que extirpar. Sin embargo, cuando salió del quirófano del Sanatorio de la Ciudad, y despertó, se dio cuenta de un error que le cambiaría la vida: los médicos le habían quitado el riñón derecho que estaba sano. Este episodio tuvo lugar en 2017.
Ante este hecho que derivó en un juicio oral cuya sentencia, estima Nicolas Schick, representante legal de Suhurt, será en septiembre próximo, abre una serie de interrogantes sobre cuáles son los protocolos de los hospitales y profesionales de la salud para evitar errores de esta magnitud.
“La situación es bastante dramática. No se cumplieron con las medidas previas para realizar una intervención segura. Además, al operar el órgano sano se motivó un doble acceso quirúrgico, aunque no existía tumor renal del lado derecho. Tampoco se intentó reimplantar el órgano inmediatamente cuando los médicos advirtieron el error. Por eso, vamos a buscar una sanción ejemplar, que contemplará también la responsabilidad del sanatorio, para que algo así no vuelva a ocurrir”, dijo Schick a LA NACIÓN.
Según Schick, los médicos que la intervinieron cometieron “una mala praxis médica” y son “sin lugar a dudas los máximos responsables y deberán responder por los actos propios”. Y anticipó que antes de final de año se espera que haya una decisión de la Justicia.
“No se puede intervenir ambos riñones en un mismo abordaje quirúrgico”, reforzó el abogado. Y agregó: “[Esto] revela vicios, deficiencias, errores, imprudencia, inobservancias y negligencias no solo en el error de diagnóstico”. Además, destacó que Aída no recibió la información “adecuada y suficiente” sobre lo que había ocurrido en la cirugía: los médicos le explicaron que “habían limpiado el izquierdo y sacado el derecho” argumentando que allí también tenía un tumor, algo que no está refrendado en los estudios.
Protocolos de seguridad
Patricia Kersman, psicóloga diplomada en Calidad de la Atención de la Salud y Seguridad del Paciente, explica que hay instituciones en la Argentina, al igual que en el resto del mundo, que tienen una certificación vinculada a la seguridad del paciente, que pone el foco en su identificación adecuada, en evitar caídas, infecciones intrahospitalarias, infecciones por catéteres, en el uso adecuado de medicamentos y una correcta comunicación. Si bien, indica, esas instituciones cuentan con estándares de seguridad más altos que el resto, todos los establecimientos deberían contar con protocolos para impedir que sucedan errores groseros, como en este caso.
“La seguridad del paciente es una disciplina que tiene menos de 25 años. Parte de lo que sucedió con esta mujer tiene que ver con una incorrecta identificación del paciente, aunque no toda mala praxis encaja en cuestiones vinculadas a la seguridad del paciente. En este episodio había estudios de alta complejidad que mostraban dónde estaba la patología. En la previa no había ninguna duda de que esta señora tenía un problema en el riñón izquierdo. Evidentemente, no se llevaron adelante los protocolos previos, como consultarle a la paciente antes de la anestesia cuál es el riñón que debe ser operado, rever los estudios y hasta marcar con un marcador cuál es el órgano que debe ser intervenido. Este protocolo cabe para todas las intervenciones”.
Según detalla la especialista, hay protocolos internacionales que deberían ser utilizados en los quirófanos, pero que no están reglamentados, por lo que solo las instituciones certificadas tienen la obligación de cumplirlos.
El relato del hijo
En tanto, Camilo, el hijo Suhurt, explicó cómo cambió la vida de su madre tras la cirugía y el calvario que comenzó a atravesar junto a toda la familia. “Fue más que un baldazo de agua fría. Fue una violación, una violación a la confianza. Se nos complicó la vida, perdimos los sueños. Ahora tenemos que pensar en cuidarla, en los controles, en los medicamentos. Está con controles muy estrictos y muy deprimida cuando se entera de algunos casos que ocurren a nivel nacional y que son semejantes”, dijo al portal de Esquel, Red43.
“Mi mamá era una persona activa, trabajaba todo el tiempo. Y ahora solo tiene depresión, que cada vez es más grande. Además, tiene una negación en hacerse atender por los médicos. No confía. Es que, de golpe, la persona en la que vos confías te tira a una camilla como a un cerdo que van a carnear y sale este resultado”, siguió el joven.
Por otra parte, Camilo señaló que antes de la cirugía él confiaba en los médicos y en su decisión de extirpar el riñón y que siente que su familia fue defraudada. Además, dijo que los médicos le ocultaron lo que habían hecho “[Hicieron] un pacto de silencio entre los que intervinieron para defenderse hasta las últimas consecuencias”, denunció.
Y siguió: “El tipo [por el médico] me aseguró en un mensaje de texto: ‘Tu vieja se va a morir de cualquier cosa menos de esto’. Después de la operación le pregunté qué había pasado en el quirófano, pero no tuvo los huevos de decirme la verdad. Esto no es joda. Entregás a tu madre a una persona y te la devuelven casi en coma. Me quisieron hacer creer que durante la operación vieron un tumor en el otro riñón. Y el médico forense me dijo que es imposible que puedan verlo. Así, que además te toman por pelotudo”.
Tras darse cuenta de que algo raro había pasado en la cirugía, ya que tenía dolor del lado derecho, además de vendas en ese sector, Aída y su familia presentaron un pedido de explicación e hicieron consultas con otros médicos clínicos, nefrólogos y oncólogos, por lo que fue sometida a distintos estudios y tratamientos. El resultado fue que la nefroctomía derecha fue innecesaria.
En las conclusiones del peritaje presentado en la demanda por mala praxis se afirma que la mujer sufrió “las consecuencias gravísimas de un procedimiento quirúrgico innecesario sobre su riñón derecho en una cirugía programada de nefroctomía total o parcial izquierda con diagnóstico clínico de tumor renal izquierdo, con secuelas gravísimas”.
Y se indicó: “Hasta el momento de la cirugía, la mujer gozaba de un óptimo estado aparente de salud psicofísica sin haber con anterioridad enfermedad o episodio traumático”.
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