Lucas Álvarez, el niño que se salvó de un tsunami y ahora lucha como médico contra el coronavirus
El 26 de diciembre de 2004 un terrible tsunami azotó Tailandia. Y Lucas Álvarez estaba ahí cuando la ola de 12 metros de altura llegó. Su madre, su padre, y sus dos hermanos menores también fueron arrastrados por el muro de agua. El mismo niño de 10 años que vivió aquella catástrofe, hoy, a sus 26, es uno de los médicos que lucha contra el Covid-19.
El momento más impactante de la vida de Lucas está retratado en la película Lo imposible. El film fue estrenado en 2012, y ocho años después llegó a Netflix, donde una vez más la historia real de la familia española Álvarez Belón cosechó un gran éxito y se posicionó entre las diez más vistas de la plataforma.
María Belón y Enrique Álvarez estaban de vacaciones en el sudeste asiático, cerca de la playa en Phuket, en vísperas de Navidad junto a sus tres hijos, Lucas -de 10 años en aquel entonces-, Tomás, de 8, y Simón, de 5. Después de celebrar Nochebuena y abrir los regalos por la mañana, fueron a la piscina del hotel donde se alojaban para disfrutar de una mañana tranquila.
Tal como se ve en la película, mientras los niños jugaban a la pelota cerca de la pileta con su padre, y María leía un libro a pocos metros de ellos, sintieron una extraña vibración en el suelo y un estruendoso ruido que se acercaba peligrosamente. Lo siguiente que vieron fue una pared negra de agua de la altura de un edificio de cuatro pisos que los impactó de frente.
El título del film simboliza que lo que ocurrió después realmente parece imposible de creer: María y Lucas lograron reencontrarse mientras eran arrastrados por los remolinos de agua; se aferraron a un colchón y lograron mantenerse a flote. Su padre y sus dos hermanos también pudieron reunirse, y después de dos días separados, una intensa búsqueda, y mucha resiliencia, volvieron a estar todos juntos.
El tsunami que se registró en Tailandia fue causado por el terremoto submarino de Simatra- Andamán, y también arrasó con las costas de Indonesia, Malasia, Sri Lanka, y la India. Está catalogado como uno de los mayores desastres naturales del siglo, ya que dejó más de 260.000 muertes.
Luchar por sobrevivir
El joven actor que interpreta a Lucas en el film es Tom Holland, reconocido actualmente por personificar al "Hombre Araña" en las últimas entregas, y María fue personificada por Naomi Watts. El elenco se completa con Ewan McGregor como el padre de los niños; Samuel Joslin como Tomás y Oaklee Pendergast como el pequeño Simón.
Todo lo retratado en la pantalla grande es verídico, no existen los "detalles ficcionales", y eso se debe a que la madre de Lucas formó parte de todas las etapas de producción y trabajó junto al director Juan Antonio Bayona para que cada escena fuese perfecta.
Siendo un niño de 10 años Lucas fue el gran sostén de su madre y el que logró que sobreviviera a pesar de las graves heridas que tenía en su cuerpo, hasta que pudo ser llevada a un hospital local.
El milagro de encontrarse con su madre en medio del agua, mientras eran golpeados por todo tipo de objetos y vidrios que arrastró el tsunami, fue el comienzo de la odisea para aquel pequeño que dio por hecho que su padre y sus hermanos habían muerto.
La madre de Lucas por ese entonces se estaba dedicando al cuidado de sus hijos, y se había retirado por un tiempo de su profesión: médica. Ella fue quien resultó más herida y estuvo muy cerca de la muerte dos veces mientras la acompañaba solamente su hijo, y trataba de indicarle los primeros auxilios para luchar por sobrevivir.
Después de varias horas refugiados en la rama de un árbol aterrados por la posibilidad de que una nueva réplica de oleaje los alcanzara, llegó la ayuda de dos hombres que acercaron a su madre hasta un hospital. "Lucas, mirá toda la gente que necesita ayuda, andá a ver qué podés hacer, vos sos bueno para ayudar", le dijo su madre desde la improvisada camilla donde la asistieron.
Ese fue el momento exacto en que el pequeño dejó atrás todos sus miedos, la impresión de ver heridas y sangre, y empezó a preguntar nombres para reunir familiares separados. Lo que sobrevino fueron dos operaciones para su madre: una en la pierna, que casi pierde por una perforación, y otra en el pecho.
Mientras tanto, su padre tenía nueve costillas rotas, había logrado recuperar a sus dos hijos menores -que sufrieron heridas más leves- y recorría uno por uno los desbordados hospitales en busca de María y Lucas. El milagroso reencuentro se produjo 48 horas después de que todos fueran impactados por la inmensa ola.
De enfermero de su madre a médico de miles
María Belón ha dado muchas charlas para contar en carne propia toda esta traumática experiencia que vivió su familia, y siempre destacó la labor de su hijo como su pequeño enfermero durante los dos días que pasó junto a su camilla, viéndola en las peores condiciones, y ayudando a todos para cumplir la voluntad de su madre.
Actualmente Lucas Álvarez tiene 26 años y en abril último fue entrevistado por Antena 3 Noticias para dar testimonio de la situación de la pandemia de coronavirus en Londres, donde es médico de terapia intensiva.
"El tsunami fue una experiencia única y desafortunada en su momento. Pero desde entonces a mí me pareció casi lógico tener que devolver esa deuda que me quedó", confesó en diálogo con el medio español.
El joven que siguió los pasos de su madre en medicina opinó también sobre las personas que no se toman con seriedad los contagios: "Me parece una postura muy poco acertada y arrogante, sobre todo frente a las personas vulnerables que por razones socioeconómicas no tienen ese privilegio".
¿Qué es de la vida de la familia Álvarez Belón en 2020?
Además de Lucas y su vocación de servicio como médico, todo el resto de la familia se sintió en deuda con la vida cuando lograron sobrevivir. Más de una vez la madre de Lucas confesó haberse preguntado: "¿Por qué yo estoy viva, y esas otras 260.000 personas que lucharon por salir del agua no lo están?".
Con este interrogante en mente, y sin encontrar ninguna respuesta justa, cada uno de los protagonista de esta historia se propuso darle las gracias al mundo de distintas maneras. María Belón, además de médica y abogada también se recibió de psicoterapeuta humanística. Actualmente brinda conferencias en distintos países y sigue dando testimonio de todo lo que le enseñó aquel tsunami que arrasó en las costas del Océano Índico.
Por otro lado, Enrique y sus tres hijos hicieron una capacitación en socorrismo y guardia costera, además de ser surfistas consumados que, paradójicamente, ahora dominan las olas.
Tomás Álvarez, el hermano del medio, de 24 años, se graduó con honores en Ciencia, Tecnología y Relaciones Internacionales en la Universidad de Georgetown de Estados Unidos, y da charlas motivacionales bajo el lema: "Para cambiar el mundo, sueña con lo imposible".
Simón Ávarez, el más pequeño, tiene 20 años y "está preguntándose cada día qué profesión debe escoger para ayudar a los demás", según contó su madre en una entrevista.
Estos simbolismos no fueron suficientes para el padre de Lucas, quien además es voluntario de la ONG Proactiva, donde ayuda a los refugiados sirios que llegan a la isla de Lesbos, Grecia, arriesgando sus vidas en embarcaciones muy precarias.
En una entrevista con el diario La voz de Galicia el hombre con vocación de socorrista aseguró que siente que su deuda con la vida será perpetua: "Me acuerdo del tsunami y de Tailandia porque me voy, igual que entonces, con la misma sensación, con las ganas de quedarme a ayudar."
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