Los piqueteros acompañan la huelga
Si el conflicto sigue, la próxima semana se presionaría con cortes en la ciudad
La ausencia de piqueteros en las calles porteñas no significa que las organizaciones de desocupados se tomen un respiro en la lucha política. Hoy están en las cercanías del conflicto en los subterráneos, otorgándoles cobertura organizativa a los trabajadores en huelga. Su presencia se hará más visible con las próximas reivindicaciones de los empleados de Metrovías, cuyos delegados sumarán a sus pedidos propios dos banderas de la causa piquetera: el aumento general del salario mínimo y de los subsidios para desocupados.
En 2002 empezó a forjarse bajo tierra esta alianza estratégica. Desde entonces los grupos piqueteros acompañaron los reclamos gremiales en los subtes. Consiguieron imponer la exigencia de seis horas laborales por trabajo insalubre, enfrentándose, incluso, con el gobierno porteño de Aníbal Ibarra. Llegarían luego las tomas de boleterías para evitar la instalación de máquinas expendedoras de boletos. También ganaron, en parte, esa pulseada.
Como antecedente cercano está la marcha de agosto último al Ministerio de Trabajo que compartieron piqueteros y trabajadores de subterráneos. Hasta el momento las organizaciones piqueteras tienen algunos pocos hombres en cada cabecera de subtes. Hoy se decidirá si el apoyo se volverá más concreto la semana próxima.
En caso de que no se resuelvan las diferencias entre Metrovías y los trabajadores, se hará llegar a la asamblea de esta tarde la propuesta de acompañar una huelga por tiempo indeterminado con cortes de tránsito en los puentes de acceso a la ciudad de Buenos Aires.
Por contactos con el delegado de la línea E, Roberto Pianelli, los piqueteros acercaron la idea de desarrollar las asambleas y las conferencias de prensa en el hotel Bauen. Desde que allí manda una cooperativa de trabajadores el Bauen se convirtió en el lugar de reuniones políticas. Pocas marchas se deciden fuera de ese lugar. Desocupados, dirigentes gremiales de partidos de izquierda y organizaciones de derechos humanos encuentran allí un lugar natural de reunión.
Desde abajo
Dirigentes del Polo Obrero, CUBA-MTR, Teresa Vive y 29 de Mayo se acercan en las reuniones de delegados sindicales. Conservan un perfil bajo para que el protagonismo lo tengan los trabajadores de Metrovías. Pero éstos pedirán en breve un piso salarial de 850 pesos para todos los trabajadores ocupados y de 350 para los trabajadores desocupados. Es ésta una señal de reconocimiento para quienes apoyan sus reclamos laborales.
En difícil posición se encuentra entonces la Unión Tranviaria Automotor (UTA). Aliada a Hugo Moyano y fuerza clave para cualquier paro nacional, la UTA usa su poder de paralización económica solamente en las grandes movidas del ajedrez sindical. En este caso, la jugada no se propone desde la CGT, sino desde un gremio de base más inclinado a la izquierda que al peronismo. Por eso Moyano pidió públicamente "flexibilidad" en la negociación a los delegados de las líneas de subterráneos. Algo que entienden poco probable quienes escucharon los últimos debates de delegados.
Los representantes de la UTA deliberaban anoche en Ituzaingó para decidir qué se hará. Por lo pronto, manda la asamblea del hotel Bauen.
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