Coronavirus en la Argentina. Los odontólogos no atenderán hasta que pase el pico de la pandemia
María Núñez se entusiasmó cuando escuchó la noticia. La atención odontológica se iba a reanudar. Su hija Rocío, de 12 años, quedó en plena cuarentena con una muela rota y cariada que se le mueve. Lo primero que hizo ayer a la mañana fue llamar a su odontóloga. Pero no tuvo buenas noticias. "Hasta que no pase el pico de casos no creo que vuelva a atender en el consultorio. Si bien está esta disposición, no sabemos cómo se va a reglamentar y no están las condiciones como para garantizar la seguridad. Si bien hay protocolo, con inseguridad no voy a abrir. Esto nos va a insumir materiales y costos que no sé cómo los va a cubrir la obra social", le explicó la odontopediatra. También le dijo que se quedara tranquila, que no era una urgencia y que en caso de que lo fuera, podía concurrir a una guardia odontológica.
"Nosotros trabajamos en la boca, cerca de la garganta. No es muy prudente que se haya exceptuado nuestra profesión. Lo hablé con muchos colegas que piensan lo mismo y no van a atender por el momento", le explicó Eugenia García, la odontóloga.
Un panorama similar se repite en la mayoría de los consultorios odontológicos por estas horas. Si bien empezaron a llegar las consultas y solicitudes de turno, la gran mayoría de ellos informa que solo se atienden urgencias y otros directamente derivan la atención de emergencia a las guardias especializadas.Todo indica que hasta el fin de la cuarentena, es más, hasta superado el pico de casos, no va a haber atención odontológica programada en consultorios.
Esta postura tiene el aval de la Asociación Odontológica Argentina, que recomienda a los odontólogos solo atender casos de urgencia, tal como lo establecen normas internacionales y asegura que el riesgo de contagio ante la presencia del coronavirus en una atención odontológica es del 95%, una de las actividades de más alto riesgo, dentro de los profesionales de la salud. No solo porque trabajan en la boca del paciente, en contacto con la saliva sino porque durante la atención, el uso de turbina y suctores, entre otros equipos, pulveriza la saliva, amplificando el área de contagio. El riesgo es para los pacientes y para el propio odontólogo. Además, sin saberlo, al atender pacientes asintomáticos, el dentista podría convertirse en vector del virus, que podría transmitirse por una superficie contaminada hasta varios días después.
El mismo protocolo de atención odontológica elaborado por en Ministerio de Salud ante la epidemia detalla que los especialistas debe atender a sus pacientes con un equipamiento especial para evitar propagar el virus. Deben usar botas, camisolín sobre el ambo (que debe usarse solo dentro del consultorio), barbijo N95 o tricapa, guantes, gafas, y una máscara facial de acrílico. Además, todas las superficies que se encuentren a un metro y medio de la boca del paciente deben estar recubiertas con film o papel aluminio y ser recambiado entre paciente y paciente. Además, todo el consultorio se debe desinfectar y ventilar entre atenciones. Al paciente hay que tomarle la temperatura, pedirle que se lave las manos y se coloque alcohol en gel al menos 15 minutos antes de la atención, colocarle una solución de agua oxigenada en la boca un tiempo antes de la práctica y si es posible aislar la boca con látex. También se está estudiando la implementación de cápsulas o cabinas sanitizantes para desinfectar a los pacientes mediante un sistema de rayos UV y aspersores líquidos en forma de lluvia de microgotas, como el que está desarrollando en el país la empresa CuboxPVC con Tecnoperfiles, para instalarse en los ingresos de espacios de circulación masiva de personas.
"Los odontólogos de prepagas y obras sociales no pueden hacer frente a esos costos para garantizar la bioseguridad con lo que los contratantes pagan por la prestación. Hay obras sociales que pagan unos 200 pesos la consulta. Y el uso de esos materiales descartables cuestan entre 800 y 1000 pesos. Y no se consiguen. A eso hay que sumarle los costo de los materiales, la obligación de espaciar los turnos a una hora por paciente. Es inviable. El sistema de salud como lo veníamos conociendo no existe más. Una consulta odontológica costaría entre 3000 y 5000 pesos y el margen de ganancia para el odontólogo de todas formas sería una pequeña parte de esa suma", apunta Pablo Rodríguez, decano de la Facultad de Odontología de la UBA.
"Hoy la relación contratante prestación está rota. Durante la pandemia no va a haber atención odontológica programada. No es que alguno puede. No se va a poder", detalla Rodríguez. "No fuimos consultados por el Ministerio de Salud de Nación ni de ciudad al respecto. Nosotros elevamos las recomendaciones del protocolo de bioseguridad para esta epidemia, pero solo son viables para emergencias. Esta decisión de abrir las atenciones en impracticable para los odontólogos", agrega el decano.
El odontólogo Nahuel Marquez, presidente del Colegio de Odontólogos del distrito 2 de la provincia de Buenos Aires coincide: "No hay forma de garantizar la seguridad en la atención odontológica programada. Además de que los kits de bioseguridad son muy costosos, no está claro si los debe pagar el paciente, la obra social o quién. Pero tampoco se están consiguiendo materiales. Nosotros, como colegio tenemos venta de materiales para los odontólogos del distrito y no se consiguen. Los importados ya no llegan y los nacionales, como los barbijos y máscaras están restringidos para proveer al sistema público de salud", dice.
"Otras profesiones están pidiendo una apertura de la actividad en la cuarentena. Nosotros no lo pedimos, a expensas de nuestra propia economía, porque los odontólogos si no trabajamos no cobramos. Y tenemos que pagar sueldos y gastos del consultorio, impuestos, seguros, todo como si estuviéramos trabajando. Pero si decimos que no es seguro, a expensas nuestras, por algo es. Hoy, sería inescrupuloso atender", asegura.
Incluso para casos de urgencia que requieran una atención, la Asociación Odontológica Argentina elaboró un consentimiento informado para el paciente en el que se le informa que "debido al alto riesgo de transmisión del COVID-19, a la presencia de otras personas en el consultorio, y las características de los procedimientos odontológicos (como por ejemplo, los procedimientos generadores de aerosol), no es posible asegurar un riesgo nulo de transmisión del virus, aún cumpliendo todos los protocolos de protección, bioseguridad e higiene disponibles e instaurados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Ministerio de Salud de la Nación", dice el documento, entre otras advertencias.
"Las críticas circunstancias provocadas por la pandemia limitan nuestro trabajo a la atención de urgencias y emergencias odontológicas (pública y privada) porque es considerado un soporte vital para evitar el colapso del sistema sanitario. A pesar de ello, debemos lidiar con dos importantes problemas: 1) el alto riesgo de contagio al que nos exponemos y 2) la carencia de insumos de bioseguridad especiales de protección personal necesarios para una atención adecuada en estas circunstancias. Según investigaciones recientes, el riesgo del equipo de salud bucodental por la generación de aerosoles y la estrecha distancia en la atención a pacientes requiere de un equipamiento adecuado con medidas de protección personal extremas. Así, la evidencia científica constata que el riesgo de contaminación directa y cruzada es mayor al 95% respecto de otras profesiones de la salud", detalla en un comunicado la presidenta de la Asociación Odontológica, María Cristina Tula.
Es riesgoso
"Aceptar trabajar bajo las mismas condiciones anteriores a la pandemia es altamente riesgoso y económicamente insostenible en el corto plazo", apunta Tula.
El protocolo de atención odontológica del Ministerio de Salud señala que "los elementos (EPP) Equipos de protección personal son indispensables para proteger al profesional de la salud de infecciones, proteger a los pacientes de infecciones o prevenir que infecten a otros dentro del marco del uso racional de los mismos. El incumplimiento de las medidas de prevención tiene una gran capacidad de amplificar la cadena de transmisión". Basándose en esa afirmación, desde la Confederación Odontológica de la República Argentina, entidad que agrupa a todas las asociaciones del país, Guillermo Rivero, su presidente envió cartas al Ministerio de Salud para exigir que las normas de bioseguridad en odontología sean incluídas en el Plan Médico Obligatorio, de forma que las obras sociales y prepagas estarían obligadas a proveerlas. Pero todavía no hubo avances.
Consultados los voceros, desde el Ministerio de Salud de la Nación se informó que en el sistema público hay varias guardias trabajando y que a partir de esta semana, distintos profesionales empezarán a brindar nuevamente atención odontológica programada. En la Facultad de Odontología, en tanto, la guardia que se mantiene sólo atiende emergencias y urgencias y según explica el decano las consultas aumentaron un 40% debido a que la mayoría de los consultorios particulares están cerrados.
Desde el ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires informaron que los protocolos de atención programada para las distintas especialidades se estaban elaborando pero anticiparon que la atención odontológica en la provincia será sólo para casos de emergencia.
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