Los que marcan la diferencia

Soñar con una Argentina posible

Catalina Hornos, Gino Tubaro, Samantha Schweblin y Sandra Díaz: la feliz expresión de una utopía

El lector puede hacer a su gusto la lista de almas sensibles y mentes brillantes. Son hombres y mujeres que, cada uno a su modo, en el mundo de las ciencias, el conocimiento y las artes, encarnan algo así como una sociedad soñada. Catalina Hornos lleva adelante desde Añatuya un combate imprescindible contra la desnutrición. Gino Tubaro diseña prótesis de manos mediante impresiones en 3D. Samantha Schweblin hace felices a miles de lectores con su implacable fantasía. Sandra Díaz investiga en el campo de la ecología y la biodiversidad. Son la feliz expresión de una utopía, que vuelve más cercano el sueño de una Argentina posible.

Juan Martín Maldacena: una mente brillante

Su propósito es explicar el origen del universo. Es decir que mientras el mundo se distrae con sus tonterías, Juan Martín Maldacena intenta entender el principio del big bang. De esos empecinamientos está también hecho el futuro. Inició su carrera en la UBA y se graduó en el Instituto Balseiro, de Bariloche. A los treinta años, postuló la conjetura que lleva su nombre. Thomson Reuters lo mencionó como una de las mentes científicas más influyentes del mundo. En 2018, Maldacena se convirtió en el único investigador de habla hispana en recibir la Medalla Lorentz por su contribución.

Delfina Pignatiello: una atleta del corazón

Es casi seguro que pocos recuerden las marcas con que se consagró en los 400 y 800 metros libres en los últimos Juegos Olímpicos de la Juventud, en octubre del año pasado. Pero, en cambio, su imagen en el podio con la mano izquierda en alto y la palabra abuela escrita junto a un corazón todavía perdura. Minutos después de esa escena conmovedora supimos que su abuela había fallecido pocos días antes de esa hazaña. Delfina Pignatiello conmovió así a quienes no siguen de cerca los pormenores de la natación. En su especialidad, claro, sigue cosechando triunfos y ganándose la admiración de los entendidos, que dicen que ya es bastante más que una promesa.

Máximo Cavazzani: con los ojos en el futuro

Son bien conocidos los beneficios de la curiosidad y del juego: de ellos nacieron la filosofía y las ciencias. A esos dos impulsos Máximo Cavazzani les añadió la idea de la innovación. El resultado de esas inquietudes en el caso de este ingeniero informático fue Preguntados, una aplicación de preguntas y respuestas nacida en su empresa Etermax, que dejó una marca en la industria global del entretenimiento, además de establecerse como caso de éxito en el mundo de los negocios. Cuando se le consultan las claves de semejante triunfo, Cavazzani no duda: tener la cabeza en el largo plazo. Como sucede siempre con los pioneros, él ya está en el futuro.

Mauro Colagreco: una revolución en la gastronomía

Es una distinción reservada a los elegidos. Pero Mauro Colagreco es, además de un elegido, un obstinado: a comienzos de año, recibió otra estrella Michelin, máximo lauro que concede el mundo de la gastronomía, por su restaurante Mirazur, situado en la Costa Francesa. Es la tercera vez que lo obtiene el chef argentino, formado por Gato Dumas y Beatriz Chomnalez y educado en la tradición de la cocina francesa por Ducasse, Loiseau y Passard. Para confirmar su espíritu innovador, en noviembre Colagreco se unió al médico genetista Jorge Dotto para concretar una idea revolucionaria: cocinar platos personalizados de acuerdo con la información genética del comensal.

Gabriela González: la mujer que conquistó el universo

Estamos entretenidos con las cosas de todos los días, distraídos con nuestras urgencias, y de pronto una noticia nos sacude: un grupo de científicos de todo el mundo detectó las ondas gravitacionales tras la fusión de dos estrellas de neutrones. En ese equipo, que alumbró esa maravilla en septiembre de 2015 (el hallazgo se conoció meses después), estuvo Gabriela González, la física argentina formada en la Universidad de Córdoba que está entre las más brillantes de su generación. Ese año, la revista Nature la señaló como una de las mujeres de la comunidad científica internacional a las que era conveniente prestarle atención.

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