Los juguetes de Fisher-Price no tienen componentes tóxicos
Así lo informó el subsecretario de Defensa del Consumidor, José Luis López
Los juguetes de la marca Fisher-Price, retirados del mercado el viernes pasado para ser analizados por la posible presencia excesiva de plomo en la pintura, no poseen componentes tóxicos que puedan afectar la salud de los niños, según informó ayer el subsecretario de Defensa del Consumidor de la Nación, José Luis López, y los dos laboratorios involucrados.
Así se despejan las dudas sobre la posibilidad de que ciertos modelos de juguetes de la empresa Mattel, comercializados en la Argentina y retirados del mercado estadounidense por contener alto grado de toxicidad, hubiesen llegado al país.
"Los laboratorios nos confirmaron que los productos que están en la Argentina cumplen con la norma. Pero el control continúa y la empresa debe seguir enviando cada partida que ingresa", afirmó López a LA NACION.
La Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ) y Lenor, los dos únicos laboratorios privados que existen en la Argentina para realizar estudios toxicológicos, realizaron pruebas de migración de metales pesados -ocho, en total- sobre los 16 colores que presenta Dora la Exploradora, uno de los productos retirados de Estados Unidos y en venta en la Argentina.
"Cada color tiene una pintura diferente. En todos, el resultado de la prueba fue negativo", aseguró a LA NACION el director de Lenor, Julio Made.
"Los productos testeados están dentro de los máximos permitidos de plomo [90 miligramos por kilogramo] y de cromo [60 miligramos por kilo]", expresó el director técnico de la CAIJ, Roberto Raimondi. Y añadió: "Ahora estamos analizando productos que mañana estarán en el mercado. Esta es la mayor tranquilidad para el consumidor".
Cambio de normativa
Ante la polémica desatada por la posible toxicidad de algunos modelos, el subsecretario reveló su intención de ampliar la normativa que hoy regula el análisis de los juguetes.
"Acordamos una reunión con los laboratorios y los organismos de certificación [INTI e IRAM] para estudiar la posibilidad de que los ensayos, además de ser por tipo, puedan hacerse en forma aleatoria sobre otros productos del lote", declaró López.
Actualmente, los exámenes se hacen sobre prototipos, confiando en que el resto de la partida sea igual.
En la Argentina, los juguetes, sean importados o de fabricación nacional, sólo son certificados por el INTI o por el IRAM después de haber sido controlados por uno de los dos laboratorios que chequean la seguridad toxicológica, mecánica y eléctrica.
"Un diez por ciento de lo que analizamos es rechazado. Generalmente es por el tamaño de las partes, cuando son productos para menores de tres años, por bordes punzantes o por pinturas tóxicas en los colores", señaló Made.
"La norma incluye 85 requisitos. Nosotros vemos la funcionalidad del juguete para saber cuántos de estos debe cumplir", añadió Raimondi.
Pero no todos los productos están certificados. Según una alta fuente de la industria juguetera, casi el 20 por ciento de los juguetes no está certificado por las normas de seguridad correspondientes.
"Esto no debería pasar, pero sabemos que existe", admitió el subsecretario de Defensa del Consumidor. Y continuó: "Durante el año, verificamos el mercado y sacamos de circulación los productos que no están autorizados. El control es más intenso en fechas como el Día del Niño porque, como el consumo aumenta, algunos se aprovechan".
Recomendaciones
Luego de la controversia de los últimos días por la toxicidad de algunos juguetes fabricados en China, el funcionario acentuó la importancia de que los padres se informen sobre cómo y qué comprar.
"Los adultos deben chequear que los juguetes tengan la letra S que identifica que el producto ha sido sometido a las pruebas correspondientes y que cumple con las exigencias", señaló López.
Con esto coincidió la CAIJ, y agregó que también deben mirarse las instrucciones y estar muy atento a las leyendas por el uso indebido del producto.
Además, el consumidor siempre puede exigir que el comerciante le muestre la documentación que acredite la correcta certificación.