Los factores que hacen que algunas personas sean impuntuales
En la Argentina, una persona suele llegar hasta 30 minutos tardes sin que haya reproches, al igual que en toda la región latinoamericana; ¿qué dice el protocolo?
Sea por cuestiones cultura, biológicas o psicológicas la impuntualidad es una característica no sólo de la Argentina, sino de toda América Latina, donde llegar media hora tarde no genera el enojo o los problemas que sí surgirían si ocurriera en otras latitudes.
¿Pero, qué es ser impuntual? ¿Cuál es el margen protocolarmente correcto? ¿Y si llego muy temprano? LA NACION habló con psicólogos y especialistas en ceremonial para trazar un panorama de la impuntualidad.
“Si partimos de la concepción del hombre como un ser bio-psico-social, podemos intentar entender la impuntualidad desde estos tres factores”, dijo a LA NACION, Ernesto Garófalo licenciado en psicología de la Universidad de Belgrano. Esta visión es compartida por Gabriela Renault, decana de la Facultad de Psicología y Psicopedagogía de la USAL, quien agregó que a esto hay que sumar los “modismos". "En la Argentina y toda América Latina pensamos que podemos llegar a cualquier hora, que nos van a esperar”, añadió.
“Primero hay que definir qué es impuntualidad para el protocolo. Es impuntualidad tanto llegar muy tarde, como muy temprano. Normalmente, 15 minutos antes y 15 minutos después es tolerante. Pero llegar muy temprano es tan impuntual como llegar tarde”, dijo a LA NACION, Mónica Ortega, profesora de Ceremonial en la Licenciatura en Relaciones Públicas e Institucionales de la Fundación UADE, para sumar una arista más al complejo mapa de la puntualidad.
Los factores, uno por uno
Garófalo y Renault explicaron cómo cada uno de estos factores conforman la impuntalidad:
Biológicos: Hay estudios que señalan que cada individuo posee una tasa metabólica, indicada por factores fisiológicos y medio ambientales, denominado tempo interno. Esto demuestra que las personas con un tempo interno elevado predicen con mayor premura el paso del tiempo, por el contrario, los que cuentan con tempos internos bajos, subestimaran el transcurrir de este.
Psicológicos: En muchas ocasiones las personas con baja autoestima, utilizan la impuntualidad como medio de eludir responsabilidades, desvalorizándose personalmente. El narcisista en un intento de evidenciar que su tiempo tiene mayor valor que el de los demás y para llamar la atención, llegará sistemáticamente tarde. En el caso de las personas con rasgos fóbicos, evitativos, suelen ser impuntuales como herramienta para retrasar su sentimiento de angustia frente al encuentro con el otro.
Por otro lado, los organizados, ansiosos e impacientes, suelen ser más puntuales que los más relajados, con niveles de bajo estrés. La impuntualidad suele ser una característica en las personas creativas.
Sociales y culturales: No todas las culturas tienen el mismo concepto de la puntualidad. Muchos países de América Latina no toman con disgusto el hábito de la impuntualidad. Para ellos, es algo normal y lógico, no así para los países con culturas más occidentales, donde el valor económico se refleja en tiempo y la puntualidad es muestra de respeto.
La cultura de la región se caracteriza por la falta de disciplina donde, al contrario, se cree que la puntualidad tiene que ver con el control y el control tiene que ver con otra situación y no con la libertad y la democracia.
“También entra en juego cómo se transmite lo organizacional y disciplinar de padres a hijos. La cultura se transmite por generaciones. Vos vas a un cine en la Argentina y sabés que una película no empieza a horario. Lo mismo para una fiesta. Incluso en las clases, los alumnos piden tolerancia. Por eso digo que hay un punto cultural que se debería corregir”, concluyó Renault.
Puntualidad, sinónimo de educación, respeto e interés
“El ser puntual refleja no sólo educación, sino respeto por el anfitrión e interés por la reunión. El problema está en que para el protocolo no debería ser un tema porque es parte de la educación. Es como que uno le diga que se debe hablar correctamente”, dijo Ortega y agregó: “Hoy se valora la puntualidad porque la gente perdió esa educación y respeto al tiempo del otro. Ser puntual debería considerarse como algo natural porque es una norma de cortesía. Es saber comportarse”.
La profesional del protocolo citó algunos ejemplos de tipos de puntualidad, como en el caso de los Estados Unidos. “Te invitan a las 7 y si llegás a ese horario sos impuntual porque a las 7 es la hora que comienza la reunión, no cuando uno tiene que llegar”, dijo y agregó: “En protocolo se toma como referencia la puntalidad inglesa, que va entre 5 minutos antes o 5 minutos después”.
“Desde el protocolo no cabe la posibilidad de que un embajador, por ejemplo, llegue tarde a una reunión. No se puede ir corriendo todo porque una persona llega tarde. Sólo se acepta la impuntualidad si se informa previamente. Si avisás que vas a llegar tarde no está mal visto”, dijo Ortega y detalló: “Si el que llega tarde es el invitado de honor se deberá esperar. Para eso existe el bandejeo o la recepción previa que tiene como función permitir que vaya llegando la gente que está invitada”.
Por otro lado, el factor económico es el que empuja a que la puntualidad vuelva a ser una constante en la región. “Cuando hablamos de puntualidad, independientemente de los modismos culturales y los cuadros de las personas, si queremos trabajar y colaborar se debe enfocar en la organización, la puntualidad y el tema es el respeto por los demás. Nosotros sabemos que el tiempo es analizable y esto debería ser para todo. También en la vida laboral. La combinación entre puntualidad y respeto siempre es buena”, resumió Renault.
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