Los extranjeros impulsan el consumo en las ciudades de frontera
Chilenos, bolivianos, brasileños y uruguayos cruzan a la Argentina para hacer compras porque ciertos productos están más baratos; La Quiaca, Mendoza, Bariloche, Salvador Mazza y Posadas, entre los destinos favorecidos; además, cesó el gasto de los argentinos en el exterior
"Por fin se dio vuelta la taba", dice aliviado Pedro. Don Pedro tiene un almacén en La Quiaca y se entusiasma al ver movimiento comercial. Con el dólar barato, la ciudad jujeña que limita con la boliviana de Villazón solo era paso de argentinos que cruzaban a comprar al otro lado. Tras la fuerte devaluación de los últimos meses, todo cambió, y la transformación se repite en otras ciudades de frontera, como Mendoza, Bariloche, Salvador Mazza y Orán (Salta), en especial para el comercio de alimentos. También revive el turismo receptivo, no solo por los extranjeros que llegan, sino por los argentinos que no viajan afuera.
Las filas de autos para cruzar la frontera cambiaron de lado en las últimas semanas. La reversión de la dinámica empezó a notarse fuerte cuando el dólar pasó de $28 a $40. De todos modos, la llegada de compradores paraguayos, chilenos y bolivianos no alcanza a todos los sectores por igual. Por ejemplo, los visitantes compran alimentos para consumo personal o al por mayor para comercios. Ropa y electrodomésticos no les convienen, siguen más baratos en sus lugares de origen.
Un caso particular es el de Posadas, en Misiones, que comparte más límite con Brasil y Paraguay que con la Argentina. En esa ciudad, el respiro llegó por la reactivación del mercado local. En 2017 cruzaron 11,8 millones el puente a Encarnación (Paraguay).
La familia Yudi es dueña de un mayorista en Salvador Mazza, ciudad salteña unida por un puente internacional con Pocitos, Bolivia. "Para ellos se murió la frontera; no se ven argentinos del otro lado, cuando hasta hace unos meses era un hormiguero. En ropa y tecnología la diferencia se redujo mucho y entonces no conviene, porque hay que pagar al contado. En cambio, ellos cruzan a comprar alimentos y productos de limpieza", dice Juan Manuel, propietario del comercio.
Pañales y productos de limpieza están en el top 5 elegido por los bolivianos. "Una vez que eligen una marca, es difícil que la cambien. Se concentran en estos rubros; todavía la ropa, la tecnología y los electrodomésticos les siguen conviniendo en Bolivia, porque son de origen chino y con derechos de nacionalización bajos. Nuestra industria es cara", agrega Yudi.
Insiste en que el movimiento no es comparable al que antes se registraba a la inversa, cuando los argentinos pasaban mercadería de todo tipo tanto de manera legal (la franquicia es de US$150) como con "bagayeros" que la cruzan por el río.
Desde mediados de año, Mendoza reforzó su promoción en Chile; el dólar alto abre una oportunidad para el turismo y el comercio. Gabriela Testa, presidenta del Ente Mendoza Turismo, señala que están "muy satisfechos" con los resultados. "Nuestra apuesta es a que el flujo continúe; hay cámaras que están preparando promociones especiales para reforzar el convencimiento del viaje por parte del chileno", sostiene.
En las fiestas patrias chilenas, a mediados de septiembre, unos 30.000 cruzaron la frontera por tierra; hubo 77% más de visitantes que el año pasado. Sin embargo, la venta de indumentaria, electrónica y electrodomésticos no repuntó. No hay grandes expectativas en los comercios con el movimiento turístico.
Lorena, vendedora en un comercio de productos de cuero y diseño de la avenida 9 de Julio, en Mendoza, comenta que tuvieron "buenas ventas; algunos preguntaban precios y sacaban cuentas; el valor del dólar es una oportunidad para nosotros".
El encargado de una parrilla céntrica, Carlos, describe como una "explosión" la cantidad de chilenos. "Servimos muchas parrilladas, sobre todo bifes de chorizo con guarnición, y un buen vino mendocino. Eso es lo que han venido a buscar los chilenos: comer y tomar bien. Darse esos gustos, porque les sale muy barato. En promedio, la mitad", describe.
Menos optimista es Adrián Alín, presidente de la Cámara Empresaria, Comercio, Industria, Turismo y Servicios: "Mendoza hoy es una ciudad apagada, no existe la mentalidad para recibir al turista. No hay vida en el centro y eso influye en la falta de interés de los turistas. Los precios aún no se equiparan. La realidad es que los chilenos no vinieron a hacer compras. Pensábamos que iba a repuntar, pero las ventas no superaron el 10% de lo previsto", detalla.
Expectativas
La combinación de devaluación y mejor conectividad aérea impactó positivamente en la temporada invernal de Bariloche, donde hubo 20% más de turistas que en igual período de 2017. La expectativa es que esa dinámica se acentúe en los próximos meses por las diferencias de precios que favorecen a los chilenos en alimentos, alojamiento y combustibles. Funcionarios, empresarios y pequeños comerciantes coinciden en que si bien todavía el nivel de consumo es bajo, "la Argentina está barata" y atraerá a los vecinos.
Eduardo Caspani, presidente de la Cámara de Comercio de Bariloche, apunta: "Antes era un éxodo permanente a Chile; ahora se frenó casi por completo, al mismo tiempo se notó un mayor flujo de chilenos que vienen a hacer turismo y también se nota en algunos rubros comerciales".
Pedro Drajzibner, propietario de un local de productos regionales, advierte que hay "más movimiento" y pide que haya más casas de cambio en la ciudad para que los visitantes tengan "más claridad" en la cotización y más comodidad para operar. Desde el Ente Mixto de Promoción Turística de Bariloche, Néstor Denoya describe que hay un plan "muy ambicioso" para potenciar la llegada de chilenos, que en un 70% arriban sin agencia, con contrataciones directas y en auto. En octubre habrá una campaña "muy fuerte" en redes sociales, medios y con cartelería en la ruta 5 de Chile, una de las más importantes ya que cruza 3000 kilómetros.
En Mendoza, Adolfo Brennan, prosecretario de Comercio y Servicios de la Federación Económica, aporta que con el arribo de más chilenos se "movió un poco más el comercio, en especial de ropa de cuero, calzado, perfumería masiva y productos farmacéuticos". Sin embargo, advierte: "Les pedimos a los comerciantes que sean cuidadosos con los precios, que no abusen".
"Vemos el movimiento turístico en la ciudad de Mendoza, en el Valle de Uco y en San Rafael, pero en el resto, poco y nada. Esperemos que haya un mayor crecimiento de visitantes decididos a comprar más y recorrer más", añade.
Además de la llegada de extranjeros de países vecinos (en el corto plazo son los que más rápidamente reaccionan ante la devaluación), el turismo receptivo se beneficiará porque ya hay un menor gasto de argentinos en el exterior. Se trata de una marca que no se veía desde septiembre de 2002, cuando comenzaba a asomar la salida de la crisis económica.
La cantidad de pasajeros en vuelos de cabotaje no solamente creció por la devaluación del peso y el posterior encarecimiento de los destinos extranjeros, sino también por el crecimiento de las aerolíneas low cost, que ofrecen tickets a precios más convenientes.
En La Quiaca los mayoristas y las carnicerías están "de fiesta", son los segmentos más favorecidos por el nuevo contexto macroeconómico. "La carne argentina es un manjar para los bolivianos, la llevan por cantidad y la encargan", apunta Raquel. Un kilo de asado a $190 equivale a 33 bolivianos. "Allá con eso no compran nada comparable; hay días que nos quedamos sin carne", señala.
La contracara está cruzando la calle. En Villazón el movimiento se desbarrancó; se acabaron las filas de gente en los negocios y los cruces por el río, a pocos metros del puente internacional donde está la Aduana. Era la forma de pasar más de lo que admite la franquicia. "Ahora no te quieren recibir pesos; por $100 te dan 17,6 bolivianos, que no alcanza para nada. Solo aceptan dólares", dice Raquel.
No solamente llegan compradores desde las zonas bolivianas más cercanas. Muchos lo hacen desde ciudades como Santa Cruz de la Sierra, a unos 500 kilómetros. Son "selectivos" en lo que buscan; por ejemplo, arroz y azúcar figuran entre lo menos elegido porque la diferencia de precios es muy poca.
Claudia Roldán tiene un mayorista en La Quiaca y comenta: "En las últimas semanas se nota más movimiento; veníamos de años muy difíciles por los cupos de exportación que había puesto el gobierno argentino". Se refiere a que, hasta la llegada de Cambiemos, estaba limitada la venta de determinados alimentos, como harina, aceite, arroz y azúcar.
"Desde que eliminaron las cuotas, son las empresas grandes, las exportadoras, las más beneficiadas. Pero también nosotros hemos mejorado", añade Roldán.
Gerardo Díaz Beltrán es dueño de una distribuidora en Posadas y, además, presidente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). Explica que el cambio más importante es que cesó el cruce de argentinos a Encarnación. "Por el resto, hay afluencia de algunos brasileños que vienen a buscar productos muy puntuales, como vinos, aceites y ropa de cuero. En gastronomía también se siente", aclara.
En el caso de los uruguayos, la relación es muy diferente, con hacer unos 50 kilómetros pueden comprar combustible y proveerse en los supermercados a precios hasta 50% más baratos que en su país. Sin embargo, el gobierno de Uruguay reaccionó rápidamente e instrumentó un cupo de cinco kilos de mercancías para cruzar desde la Argentina. Los combustibles, por ejemplo, cuestan acá entre 85 centavos de dólar y US$1,20 y en Uruguay están entre US$1,66 y US$1,72. La administración uruguaya aplicó un descuento del 25% en impuestos para la nafta a quienes están a 20 kilómetros de la frontera; no aplica para el diésel.
Otros productos también tienen precios más bajos: el litro de leche, 30% menos, y el agua mineral, 40%. Por esa brecha, comerciantes de Salto, Paysandú y Río Negro reclamaron a su gobierno porque la emigración de clientes los perjudicaba; la respuesta fue establecer cupos.