Los editores negocian y, en voz baja, denuncian aprietes
Quienes firman un convenio con el Gobierno evitan las trabas
De incertidumbre y desconcierto es el ánimo que invade a libreros, editores, investigadores y quienquiera que consuma libros o revistas extranjeras para estudiar, trabajar o simplemente entretenerse. Más allá de las idas y venidas con los límites a la importación de libros, las dificultades han comenzado a surgir en las actividades cotidianas de muchos.
Hay instituciones que dudan si confirmar el viaje de algún autor extranjero para la presentación de un libro que aún no saben si podrán tener entre manos e investigadores desconcertados por la posible falta de las revistas académicas que nutren y estimulan sus trabajos científicos.
"Habrá que ver si se hacen modificaciones a las disposiciones actuales para lo que resta del año", se anticipó Susana Fernández, responsable de marketing de las librerías Cúspide. Para Fernández, muchas "empresas adelantaron sus pedidos y hoy tienen lo que necesitan" y, para el segundo cuatrimestre, "quizá no pidan títulos sobre los que no están muy seguros, es decir, que estas medidas podrían afectar la diversidad de títulos".
Los importadores que pueden estar sufriendo mayores dificultades son los que, según dijo ayer a La Nación el presidente de la Cámara Argentina de Publicaciones, Héctor Di Marco, no firmaron un convenio con la Secretaría de Comercio.
Di Marco afirmó que "no es verdad, como se dijo, que se importe el 78% de los libros que se venden en el país, sino que acá se produce el 66% de los libros".
Acompañado por Carlos Arias, de ese organismo, mostró un estudio propio del que surge que de los 134 millones de libros que se vendían en el país hasta septiembre de 2011 los impresos en el mercado local fueron 88 millones (66%) y los producidos en la Argentina, pero impresos en el exterior fueron 22 millones (16%). Durante esos meses, según el informe de la Cámara Argentina de Publicaciones, los libros hechos en el extranjero fueron 24 millones (18%).
Batman made in Argentina
Lectores que se quejan por no encontrar libros o revistas extranjeras que estaban habituados a leer hay por todos lados. Pero nadie quiere dar su nombre y apellido."Hay una complicación para el ingreso de los cómics que vienen de España y de los Estados Unidos por la declaración jurada que hay que hacer y esto está produciendo un retraso importantísimo", dijo Pablo Muñoz, editor de Deux Studio, especializado en cómics. "Se redujo mucho el material que llegó y hay gente reclamando. Estamos viviendo el día a día y viendo nuevas oportunidades de negocio", dijo Muñoz, y anunció que, dadas las dificultades, editores españoles han decidido acordar una publicación de Batman en el país.
Las opiniones son contradictores. En una editorial especializada en libros de medicina dijeron que "salvo las demoras" no tuvieron problemas serios. Un vocero de una empresa importadora de libros de idiomas, si bien afirmó "no tener problemas para importar", pidió no ser mencionado. "Simplemente hay una nueva modalidad que quizá lleve un poco más de tiempo", dijo, y agregó que fueron aprobadas por la Secretaría de Comercio todas las presentaciones que hicieron.
"No se trata de un problema de cuidar la industria nacional, sino de un problema de caja", dijo a LA NACION la encargada de una librería de textos especializados que suele importar títulos y que pidió reserva de su nombre. Agregó que un alto funcionario del Gobierno trasmitió a los importadores que, si hablaban con la prensa, no podrían seguir trabajando. "Hay mucho miedo en el sector, por eso nadie quiere decir realmente lo que está pasando", dijo.
Otro importador y productor de libros dijo que "el fastidio que se le puede provocar a la industria editorial no tiene que ver con divisas", porque no representan "en la balanza comercial del país un porcentaje importante". Di Marco apuntó que las importaciones de la industria editorial entre enero y septiembre de 2011 fueron de 120 millones de dólares.