Los cuatro récords que rompió la costa atlántica durante esta primera quincena
En los balnearios bonaerenses ya se habla del mejor inicio de verano en 20 años
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MAR DEL PLATA.— De ocupación. De consumo. También de casos de Covid. Y por si fuera poco, de temperatura máxima histórica. Todo por esta costa atlántica transita o se acomoda entre números récord. Un arranque de año que, según matices de acuerdo al destino y rubros donde se consulte, se percibe como el mejor y más rendidor de las últimas dos décadas para la mayoría de los sectores de la economía. Porque, vale aclarar, no a todos les va tan bien por igual.
Este corte de quincena se vive entre marcas térmicas en torno a los 41° que no se pueden vivir de otra manera que en las playas, bendecidas esta quincena por un tiempo que permitió disfrutar del mar casi sin pausas. ¿Lluvias? De noche, pocas y mínimas. ¿Sol? Casi siempre. Las quejas se las llevó el viento, antes por refrescar más de la cuenta y desde ayer, por aportar lo más parecido al aire de un caloventor.
Conformidad máxima en las localidades más pequeñas y en particular las más cotizadas, con demanda temprana y ocupación plena asegurada desde mucho antes de las fiestas de fin de año. Algo más holgada la disponibilidad aquí, en el principal destino turístico del país, donde quedó un mínimo porcentaje de habitaciones de hotel y casas y departamentos para alquilar, pero con registros superadores de lo vivido en temporadas recientes para esta época.
Hay que recorrer cada tarde y noche las zonas de bares y restaurantes sin mesas libres bajo techo ni en los decks que invadieron las calles, y con colas a la espera de un lugar. De la misma manera que hay que pedir turno con hasta más de dos semanas de anticipación para deleitarse con platos de los chefs estrellas del momento. Ni hablar de la oferta para jóvenes, este año grandes motores de consumo y —hay que decirlo— de contagios.
“El más top de los últimos veranos por cantidad y calidad de gente, sin dudas”, define Silvia Melgarejo, de Constructora del Bosque, inmobiliaria de Cariló. Dijo a LA NACION que lo que se vive “deja a todos los sectores del turismo contentos” y pronosticó un cierre de enero “también de ocupación completa”. Por allí hablan del mejor inicio de verano en casi 20 años, pero siempre más en base a sensaciones que a estadísticas frías.
La pandemia, que el año pasado había dejado a varios de estos destinos semivacíos, tiene desde hace más de un mes su mayor ola de nuevos positivos. Y en ese contexto que parecía de lo más adverso e inconveniente, se da de todas maneras este aluvión de visitantes, con eventos masivos programados o espontáneos que impactan tanto por cantidad de participantes como por la escasez de cuidados. Esta vez el coronavirus no pudo con las ganas de viajar, pasear y disfrutar, aún a riesgo de ser alcanzados y padecer esta enfermedad.
Todo completo
Cariló mantiene el cartel de “completo” en toda su oferta, salvo excepciones por alguna reserva que se cae a último momento, una dinámica constante en todo este frente de balnearios por efecto de los contagios y aislamientos de turistas. Pinamar y Mar de las Pampas cierran dos semanas casi al límite de capacidad de alojamiento, con registros aún más favorables si se tiene en cuenta que diciembre también fue de los mejores que se hayan vivido en épocas recientes.
La dimensión de Mar del Plata convierte casi en utopía el lleno total. Pero sí se dio la demanda suficiente como para que, por estas horas, ocho de cada diez camas tengan huéspedes. Con expectativas de una mejora significativa a partir de mañana, con el muy buen volumen de reservas para el arranque del tramo final de enero, la de los históricos picos de ocupación. Esta primera fue lo más parecida a las mejores segundas quincenas de año de los últimos tiempos.
Un diez se lleva el clima, que llega a esta instancia de gran recambio turístico con máximas de más de 40 grados y, desde temprano, la mayoría de bañistas entre la arena húmeda y el agua para sobrellevar condiciones por momentos sofocantes. Punto a favor para los paradores de playas que viven su momento de gloria.
Alta demanda
“Es muchísimo el movimiento de gente y la demanda”, confirma a LA NACION el presidente de la Cámara de Empresarios de Balnearios, Restaurantes y Afines (Cebra), Nelson Díaz. Un éxito que va más allá de los turistas y tiene su pata fuerte en los residentes, que alquilaron carpas y sombrillas por mes o temporada como nunca.
“Influyó mucho el programa Pre Viaje y el que estaba en la orilla o a veces alquilaba por día se animó a contratar porque recupera la mitad de la inversión”, detalló. La ocupación promedio en esta quincena fue de 80%, pero son muchos los balnearios que hace días vienen trabajando a cupo completo.
Eduardo Palena, directivo de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica, confirmó ocupación actual del 85% con expectativas de crecimiento a partir de las próximas horas, con el primer gran recambio turístico. Lo mismo perfila Miguel Ángel Donsini, presidente del Colegio de Martilleros y Corredores Públicos: “Se trabajó con casi 75% de plazas ocupadas y la segunda tiene un piso del 80%”.
Como ocurrió en esta primera mitad, habrá que ver cuánto impactan las reservas que se caen por turistas que no pueden viajar porque están afectados por Covid-19.
Pedro Marinovic, titular de la Asociación de Hoteleros y Gastronómicos de Pinamar, resaltó la influencia de los contagios tanto en la caída de algunas reservas como en la disponibilidad de personal para sostener servicios, preocupación que sigue viva para las próximas semanas. “Estuvimos al límite, pero aun así fue una muy buena quincena”, explicó a LA NACION. Y este arranque de temporada lo definió “extraño por lo muy bueno y lo largo, ya que la demanda se mantuvo y creció desde noviembre”.
“Va a ser difícil tener una segunda quincena mejor que esta porque está todo a full”, aseguró Juan Ibarguren, secretario de Turismo de Pinamar, que habla de una temporada “histórica” por ocupación y consumo. Su par de Villa Gesell, Emiliano Felice, describió un combo casi perfecto: “Clima ideal, ocupación superior al 95% para un balance excelente de este arranque de año”, dijo a LA NACION.
De acuerdo a las cifras difundidas por la administración bonaerense, Mar del Plata tiene el piso de ocupación, con 85%. Y el destino que está al tope es Mar de las Pampas, con 96%. Por distrito, el mayor volumen de turistas se lo asigna al conjunto de balnearios del Partido de la Costa.
El sector que por ahora más sufre y menos recoge frente a las buenas expectativas que tenían en la previa de la temporada es el de los teatros, quizás el más estricto en términos de cumplimiento de protocolos sanitarios. La preventa de entradas anunciaba un regreso fuerte de la actividad luego de un verano anterior para el olvido. Pero el Covid asomó fuerte sobre el cierre de año, afectó incluso a los elencos, obligó a suspender funciones y los espectadores cambiaron sus planes. Y entonces la paradoja: el que más cuida a la gente parece que es el que más pierde.
“Había titulado a esta temporada como ‘necesaria’ porque el verano pasado para nosotros no existió, pero ahora la tengo que bautizar como ‘híbrida’ porque por un lado tenemos una ciudad rebalsada de gente como hacía tiempo no tenía Mar del Plata pero en nuestro rubro no se refleja”, dijo a LA NACION el empresario Carlos Rottemberg. No dio números ni porcentajes de ventas de tickets y evitó comparar con períodos anteriores. “No es viable medir aquellas temporadas donde lo sanitario no era protagonista, la última donde no existió y esta en la que nos enteramos qué funciones hacemos y cuáles no casi en la misma tarde de cada día”, describió.
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