Los chicos juegan a la guerra en la muestra del regimiento Patricios
Pasean en tanque y hacen cabalgatas
Con paso firme, la mirada fija y el uniforme de guerra bien planchado va Tomás Acasusso. Tiene 10 años y está exhausto. Acaba de sortear una decena de obstáculos y debe apresurarse para que los demás chicos puedan entrar en la pista de combate especialmente diseñada por los soldados del Regimiento de Infantería 1 Patricios.
Ayer, cientos de chicos siguieron los pasos de Tomás y se divirtieron en la inauguración de la octava jornada gratuita Puertas Abiertas, que organiza todos los años el Ejército Argentino en Palermo. Allí, los chicos pudieron disfrutar, entre otras cosas, de paseos en tanque; simularon ser soldados que buscaban minas, hablaron con la Base Marambio, en la Antártida, y se divirtieron con los caballos del Regimiento de Granaderos.
La muestra, que comenzó a las 15 y duró hasta las 17, se prolongará hasta el domingo 4 de agosto en los cuarteles del Regimiento Infantería 1 Patricios, en la avenida Bullrich y Santa Fe, en Palermo.
Según explicó el teniente coronel Rafael Mariano Braga, que estará a cargo de la organización de la muestra, a la última exposición -que se realizó en 1999- se acercaron alrededor de 400 mil personas.En esta oportunidad esperan poder superar ese número.
Preguntas y donaciones
"El objetivo de la exhibición es lograr un mayor acercamiento de la gente al ejército. Nuestro anhelo es satisfacer las inquietudes de los niños", sostuvo Braga, que agregó que desde hoy habrá un stand dedicado a aplicar vacunas antigripales. Además, se colocarán dos contenedores donde la gente podrá donar alimentos no perecederos, que serán entregados a la fundación Felices los Niños, del padre Julio Grassi.
Ayer, Mauro Petrini (9) no podía ocultar su entusiasmo arriba del tanque. "Me gusta y no le tengo miedo", decía ayer Mauro, mientras se asomaba por la escotilla del tanque.
"La respuesta del público es bárbara. Hay que estar acá para ver la cara que pone la gente después de dar una vuelta en el tanque", relató el teniente Carlos Castro Olivera, del Regimiento Granaderos a Caballo.
A unos metros de allí, otros chicos fingían que buscaban minas. "Lo llamamos la búsqueda del tesoro . Al principio les explicamos qué es una mina, el efecto que provoca y cuáles son los métodos que utilizamos para detectarlas. Después, les damos el uniforme y ellos buscan metales que están escondidos en la tierra. Los que los encuentran se ganan un premio", contó el cabo Alberto Acuña, mientras ofrecía una golosina a Pablo, que acababa de encontrar cuatro trozos de metal con su detector.
Una de las exhibiciones que también lograron adhesión entre la gente fue el simulador de paracaídas y la tirolesa, donde los chicos podían arrojarse, soportados por un arnés, desde el cuarto piso de uno de los edificios del complejo. Por las dudas, el cabo Repetto sostuvo que las personas que se suben no corren ningún peligro. "Si los chicos lo necesitan, hay un oficial que se puede tirar con ellos; pero ninguno tiene miedo, ya que bajan bien asegurados", agregó Repetto.
Entre las demás exposiciones, los chicos disfrutaron de la proyección de videos educativos, visitaron el Museo del Regimiento, potabilizaron agua, realizaron paseos en bote y jugaron con los materiales que fueron provistos por oficiales de la guarnición militar Buenos Aires.
¿Me copia?
"Base Marambio, ¿me escucha? Cambio", repetía Agustina desde su handy, en el stand dedicado a las comunicaciones. De repente, una voz desde el otro lado provocó que se le iluminaran los ojos. Es que después de algunos intentos fallidos pudo comunicarse con los oficiales destacados en la Antártida.
"No lo puedo creer, mami, pude hablar. Me dijeron que allá hacía mucho frío y que extrañan a su familia. Mañana quiero volver para poder hablar otra vez con ellos", decía Agustina, mientras seguía probando con su handy.