De qué nivel educativo fueron los chicos más afectados por el cierre de las escuelas
Los resultados de un estudio internacional advierten sobre las pérdidas de aprendizaje a largo plazo por la suspensión de las clases presenciales; cuáles son las estrategias para remediar el tiempo perdido
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Antes de que terminara el 2020, la madre de Rita Giuntini contrató a una maestra particular para que le diera clases a su hija, en su casa. Nada de pantallas de por medio. “Rita estaba frustrada. Su ilusión era que en primer grado iba a aprender a leer y escribir, y estaba terminando el año y nada de eso sucedía. Si yo quería ayudarla, era peor. Su hermana más grande también trataba de colaborar, pero Rita se enojaba. No quería saber nada más con el Zoom. Entonces decidimos que viniera a casa una maestra particular, con barbijo y todos los cuidados. Algo teníamos que hacer”, cuenta Lucía, su mamá.
El caso de Rita no es aislado. Los estudiantes de los primeros grados fueron los más afectados por el cierre de las escuelas, y la estimación surge de una investigación internacional, en la que se consideró para el análisis medio año de suspensión de clases presenciales. Los especialistas señalan que los cierres escolares producidos por la pandemia de Covid-19 podrían causar grandes pérdidas de aprendizaje, y sin medidas que ayuden a los alumnos a ponerse al día, el rezago puede profundizarse incluso después del regreso a la escuela. Las estimaciones indican que los alumnos que han perdido medio año de clases presenciales en segundo grado, habrán perdido el equivalente a 1,8 años de aprendizaje cuando estén en tercer o cuarto año de secundaria.
Las conclusiones surgen del informe “Estimación de pérdidas de aprendizaje relacionadas con la pandemia de COVID-19”, del Observatorio de Argentinos por la Educación. El documento presenta los resultados de las investigaciones realizadas por el programa internacional Research on Improving Systems of Education (RISE), que para estimar los daños se basó en los resultados de la evaluación PISA 2018.
“Cada vez hay más evidencia de que los niños han sufrido pérdidas sustanciales de aprendizaje durante el cierre de las escuelas. Nuestro trabajo muestra que las pérdidas continuas, incluso después de que los estudiantes regresan a la escuela, podrían ser devastadoras para su futuro”, describe Michelle Kaffenberger, investigadora de RISE y de la Blavatnik School of Goverment de la Universidad de Oxford.
Cómo remediar el tiempo perdido
El informe plantea tres escenarios posibles de regreso a la presencialidad, en función de distintos tipos de intervención pedagógica: el primero es “sin estrategias de mitigación”; es decir, sin tomar decisiones que busquen compensar los aprendizajes perdidos; el segundo se plantea “con estrategias de remediación a corto plazo, donde se adapta la currícula en el regreso de los estudiantes, pero se retoma el ritmo “normal” a partir del año siguiente. El último es “con estrategias de reorientación a largo plazo”, es decir que se adapta la currícula para que, a lo largo de toda la trayectoria del estudiante, los contenidos estén alineados con sus posibilidades reales de aprendizaje. A partir de estos escenarios, se estima la pérdida a largo plazo.
El regreso a la escuela, sin embargo, aseguran los expertos, no alcanza para ponerse al día. “Los estudiantes pueden seguir perdiendo nuevos aprendizajes si las estrategias pedagógicas no se adaptan a sus necesidades. Este sería el caso si no se aplica ninguna estrategia específica para mitigar los efectos de la suspensión de clases presenciales: las pérdidas de aprendizaje iniciales son más graves en los primeros años de estudio, y pueden acumularse a largo plazo”, señala el informe de Argentinos por la Educación.
Para Claudia Romero, profesora e investigadora de la Universidad Torcuato Di Tella, la reapertura de escuelas es, en realidad, un proceso de reinicio del ciclo de aprendizaje en el que hay que asumir que hubo pérdida y retraso en el aprendizaje del currículum, verdaderos ‘des-aprendizajes’. “Será necesario evaluar la situación de cada alumno y desarrollar estrategias pedagógicas de planificación y enseñanza adaptadas a sus necesidades, y entender que esto llevará varios años. No hacerlo, o suponer que con breves instancias de apoyo se resuelve será prolongar la situación de déficit, acumular nuevas pérdidas y terminar en abandono escolar”, explica la especialista.
No hay dudas de que el cierre de las escuelas, desde el punto de vista de Guillermo Jaim Etcheverry, presidente de la Academia Nacional de Educación, afectó seriamente los aprendizajes de los alumnos. “Este análisis describe varios escenarios relacionados con las diversas estrategias diseñadas para enfrentar esa pérdida, especialmente notable en los alumnos de los primeros años de su vida escolar. Se trata de un aporte de especial utilidad para quienes deben decidir cómo ayudar a los alumnos que han sufrido este retraso en su formación”, analiza Etcheverry.
Las pérdidas de los aprendizajes sociales
Malena Fernández Morales tiene tres hijos, y viven en Santiago del Estero. Como madre, y preocupada por la enseñanza de sus hijos, aún no comprende porque la gente en su ciudad puede ir a un restaurante pero los alumnos no pueden ir a la escuela. “Todavía es difícil de entender, pero es la realidad que nos toca. En estos tiempos de pandemia he visto cómo mis hijos perdieron conocimientos académicos, per también aprendizajes sociales y emocionales. Cuando los chicos van a la escuela también aprenden a relacionarse, a compartir, a jugar. Aprenden hábitos sociales, normas y costumbres que hacen al ámbito escolar y que solo se logran en la presencialidad. Y que no puede reemplazarse con la escuela en casa”, opina Morales.
Como director del programa de Educación del Diálogo Interamericano, Ariel Fiszbein, coincide con la mirada de Morales, y plantea: “El retorno a las escuelas muy probablemente encuentre a las alumnas y alumnos con importantes pérdidas de aprendizaje. Muchos de ellos también enfrentan situaciones difíciles en el plano socioemocional. Es imperativo que los sistemas educativos estén preparados para responder de manera apropiada, lo que requiere diagnósticos de aprendizaje y bienestar socioemocional en todas las aulas”.
Con respecto de las estrategias de remediación, el informe señala que no todos los sueros medicinales funcionan de la misma manera en todos los pacientes. “Tienen buenos resultados para los estudiantes de desempeño medio en el corto plazo, pero no para los estudiantes con los mejores desempeños, quienes se terminan atrasando con respecto a lo que podrían haber aprendido sin la aplicación de estas estrategias compensatorias. De hecho, los estudiantes con mejor desempeño, incluso, aprenden menos en el escenario de remediación a corto plazo que en el escenario sin mitigación, porque la remediación ralentiza demasiado el proceso de enseñanza para ellos”, apuntan los expertos. Y agregan: “Una combinación de estrategias de remediación a corto plazo con reorientación a largo plazo beneficia significativamente a los estudiantes de desempeño medio y alto, lo que resulta en un aumento general del aprendizaje y una disminución en la proporción de alumnos que no aprenden nuevos conocimientos”.
Según los datos aportados, insisten, es necesario trabajar en ambos sentidos: adaptar los contenidos en el retorno inmediato de los estudiantes y, a la vez, repensar la currícula de los años siguientes. Pero para eso también hacen falta los diagnósticos, y las conclusiones devastadoras del informe llegan en medio de la polémica local por la suspensión de las evaluaciones estandarizadas, como las Pruebas Aprender, que no se tomarán este año.
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