Los caracoles gigantes africanos llegaron a Posadas: detectaron un nuevo foco
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A fines de 2020, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) anunciaba con algo de alarma que se había detectado en la Argentina un foco de caracoles gigantes de África, una peligrosa especie invasora conocida como Achatina fulica. En aquella oportunidad, la entidad informaba que los ejemplares de estos moluscos terrestres habían aparecido en la localidad misionera de Eldorado.
Ahora, poco más de un mes más tarde de aquella primera presencia, las autoridades del Senasa informaron que apareció un nuevo foco de la misma especie, pero esta vez en Posadas. Específicamente, en la calle Oberá del barrio Santa Rita, de la capital misionera.
En un comunicado oficial publicado por Senasa el pasado viernes se informaba que personal de ese servicio y del Ministerio de Ecología habían acudido al citado lugar al recibir una denuncia y habían confirmado la presencia de los caracoles. El informe detallaba que se realizó entonces “la captura de dos ejemplares y se procedió a su eliminación”.
La propietaria de la vivienda había contado a los agentes que la visitaron que ella misma había encontrado antes más ejemplares y que también se había desecho de ellos.
El personal del Senasa explicó con datos precisos la manera correcta de proceder ante la posible aparición y entregó material informativo a los vecinos cercanos al foco. Informaron también que esta semana se intensificarían los trabajos de monitoreo en la zona.
Considerado como una de las 100 plagas agrícolas más perjudiciales del mundo, según el mismo organismo, el caracol africano puede ocasionar daños sobre la agricultura y la fauna de caracoles nativos, además de transmitir parásitos perjudiciales para las personas.
Cómo reconocer al caracol africano y cómo actuar frente a él
El caracol gigante africano, de acuerdo a la descripción del Senasa, tiene un caparazón grande con forma cónica, caracterizado por tener bandas longitudinales castaño claras y oscuras, y puede medir 20 centímetros de largo y 10 centímetros de acho.
Entre los métodos de control más adecuados, el Senasa recomienda la recolección manual con guantes, para colocarlos luego en un recipiente como un tacho o lata de pintura, o frasco, y finalmente volcarles sal y taparlos. Luego de dos días, se recomienda enterrarlos.
La entidad alerta efusivamente que de ningún modo se deben tocar los caracoles, ni que haya contacto alguno con su baba -especialmente en ojos, nariz y boca-. Hay que lavar conscientemente los vegetales que pudieron estar en contacto con el molusco y las manos de inmediato si se lo tocó.
Por supuesto, tampoco se pueden comer estos animales, ni usarlos como carnada, como mascota o como adorno. Se recomienda también eliminar del jardín restos de madera, materiales de construcción, o cualquier elemento que pueda servir de refugio de estos caracoles. Y siempre se deben agarrar -en caso que sea necesario- con guantes, que luego tienen que ser también quemados o enterrados.
Y es fundamental no trasladar a estos animales a otras zonas, ni macetas o plantas donde esta especie invasiva -o sus huevos- puedan alojarse. Por cualquier aparición de estos moluscos o para realizar una consulta, el número gratuito del Senasa es 0800-999-2386.
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