Los cambios más significativos que hubo en el abordaje del coronavirus en estos dos años y la bala de plata que aún no llegó
Tanto los aislamientos de los internados como los rituales mortuorios se fueron modificando a lo largo de la pandemia; qué tratamientos resultaron más efectivos y cuáles ya se descartaron
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CÓRDOBA.— A casi dos años del inicio de la pandemia de coronavirus en la Argentina, son varios los aspectos del abordaje de los contagiados y del tratamiento de la enfermedad que cambiaron. Uno de los cambios de mayor magnitud es que ya los aislamientos son menos rigurosos. Quienes deben internarse, sea en sala común o en terapia intensiva, pueden recibir a sus familiares, que ingresan cumpliendo con la protección personal. También se permiten los velatorios —cada ciudad con sus propios protocolos— y ya no es obligatorio cremar los cuerpos de quienes fallecen por Covid-19.
En lo relacionado a las esperas de resultados de los tests y PCR hay también modificaciones. En muchas ciudades del país, si había síntomas y se asistía al área definida de un hospital o clínica, las personas quedaban inmediatamente aisladas y esperaban allí los resultados, aunque fuera durante días. Ahora, una vez realizados, si no hay complicaciones aguardan en sus casas.
Con el paso de los meses, cuando llega un equipo médico para una atención domiciliaria de un paciente con Covid-19 ya no existe el despliegue de los primeros meses. El personal sanitario usa equipos de protección pero menos aparatosos, y los vecinos, más habituados, no reaccionan con el alarmismo de antes, cuando se llegaron a registrar casos de acusaciones e insultos a los contagiados.
El infectólogo Eduardo López evalúa algunos de los aprendizajes en este tiempo: “Se ha reforzado la importancia del uso del barbijo y del distanciamiento social, en especial en lugares cerrados por horas. Está claro que son muy buenos para la prevención del contagio”.
En cambio, precisa, ya quedó claro que no tiene sentido sacarse la ropa y los zapatos y desinfectarlos, igual que con las mercaderías que entraban a una casa. “Sí es importante el lavado de manos y el alcohol en gel, no el resto de estas acciones”.
El cambio que todos los consultados por LA NACION enfatizan es el abandono del aislamiento extremo. Incluso coinciden en que es mejor para los pacientes: los ayuda en su recuperación, ya que colabora con su estado de ánimo.
Rosa Reina, expresidenta y actual miembro de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva, apunta que en estos dos años se tomó “más conciencia de que no deberían estar solos”. Repasa que en aquellos momentos iniciales de la pandemia, tampoco se podía circular y todo era más complejo. “En general, ahora se permite la entrada a la familia que está acompañada del personal cuando se viste y, en especial, cuando se quita el equipo de protección. Se está tratando de volver a lo que era antes de la llegada del virus”.
“Hay muchas más chances de compañía; antes no se dejaba entrar a nadie y eso era terrible para el paciente —describe el infectólogo Juan Pablo Caeiro—. Antes pensaban ‘acá me muero solo’. Este paso es clave”.
Miguel Díaz, director del Hospital Rawson de Córdoba y referente no solo en Covid-19 sino en enfermedades infecciosas, suma más datos. En el inicio, las personas aisladas permanecían internadas hasta tener dos PCR negativos, situación que podía extenderse hasta 70 días. “Eso fue cambiando en todo el mundo porque se comprobó que el virus es viable hasta el día 10 u 11″, indica. En Córdoba, se realizó un trabajo al respecto entre el Rawson, el Laboratorio Central y el Instituto de Virología José María Vanella.
Sobre el acompañamiento del entorno familiar al paciente, remarca que hubo varias etapas. Desde el “nada de nada”, a dejar ingresar un teléfono móvil, sea para que el internado pudiera hablar o para que la familia pudiera verlo si estaba intubado, hasta el hecho de que se puedan hacer visitas. “Primero fue una semanal, ahora más. Se buscó humanizar el abordaje respetando los cuidados”, dice.
Cómo se trata
También hay modificaciones respecto del abordaje de la enfermedad. Los infectólogos que hablaron con LA NACION remarcaron varios puntos como la extensión en el uso del oxígeno de alto flujo, un equipo especial que se emplea como última instancia antes del respirador. Antes del coronavirus ya era empleado en pediatría para evitar intubar a los bebés.
“Implica un antes y un después —plantea Díaz—; es un cambio en el enfoque respiratorio. Se aprendió mucho en cuanto al modelo de ventilación que no es igual que en otros pacientes; también se avanzó en cuanto a la sedación”.
Contagios
En lo que hace a la medicación utilizada, los tres infectólogos coinciden en que los antivirales juegan un rol clave en la primera semana (el Redemsivir es de los más utilizados). Si el paciente entra en un proceso inflamatorio, la Dexametasona y los pulsos de metilprednisolona son muy usados. “Cambiaron el pronóstico y la sobrevida” coinciden Caeiro y Díaz.
Tanto ellos como López mencionan las terapias biológicas como otra alternativa que se sumó (ya eran utilizadas por los reumatólogos). Díaz aporta que, en Córdoba, hay criterio unificado de no usar antibióticos en los tratamientos, salvo una coinfección; además los terapistas de la provincia normativizaron los criterios de abordaje de los pacientes Covid-19.
Caeiro sostiene que se espera la llegada a la Argentina de los antivirales orales desarrollados por Merck y Pfizer que podrían servir para cortar la transmisión de contagios. “No está apareciendo la bala de plata, pero estos antivirales precoces van en esa línea —analiza López—. Pueden ser tomados después de un autotest que da positivo y evitar complicaciones”.
Lo que no fue
López repasa cuáles son los tratamientos que quedaron más rezagados porque sus resultados no fueron los esperados: el suero de los convalecientes (plasma) es, indica, para un “grupo acotado” y la ivermectina “no dio los resultados que esperaban”.
Julio Vallejos, director del Instituto de Cardiología correntino, fue el impulsor de la estrategia del uso de la ivermectina en los equipos de salud de esa provincia. “Las experiencias clínicas bien hechas no pudieron demostrar hasta el momento una eficacia estadísticamente significativa —explica a este diario—. Lamentablemente en todo este tiempo no se encontró apoyo suficiente como para haber realizado ensayos clínicos que verificaran hipótesis que iban surgiendo como muy prometedoras de ensayos bien diseñados y sin errores metodológicos”.
Fallecidos
Menciona que el estudio del Ivercor publicado en la revista internacional BMC Infection Disease no pudo lograr demostrar diferencias estadísticamente significativas del punto final primario que fue hospitalización, a pesar q la tendencia fue a favor de la ivermectina (un 34% menos). “No alcanzó a ser significativa porque se trabajó sobre una hipótesis de reducción del 45%. Esto se pudo deber a varias razones, entre ellas a que se internaron menos pacientes de lo que se estimó al hacer el cálculo muestral o porque la dosis que empleamos fue óptima”, añade.
Vallejo insiste en que se deberían haber hecho estudios con más pacientes y reclama por la “indiferencia” de las autoridades de Salud de Nación o de las sociedades científicas relacionadas al tema. “En lugar de achacar contra la ivermectina, hubieran dispuesto un poco de esfuerzo para la realización de un gran ensayo clínico nacional, con un buen diseño, sin sesgos, y honesto, para verificar esto que surgió de nuestro estudio”.
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