La actividad humana en el planeta hace que materiales separados por la naturaleza entren en contacto en lugares tan inesperados como el cajón de un museo y se creen así nuevos compuestos
Los científicos descubrieron 208 nuevos minerales que deben su existencia (o al menos, parte de ella) a los seres humanos.
No se trata de productos conseguidos en un laboratorio, sino de materiales que surgieron de forma espontánea. Pero no en la naturaleza, sino en lugares que han sido modificados de alguna manera por el ser humano, tan dispares como pilas de desechos o túneles de una mina abandonada.
La investigación fue realizada por un grupo del Instituto de Ciencia Carnegie de Washington DC liderado por el profesor Robert Hazen. Los resultados se acaban de publicar en la revista de la Sociedad de Mineralogía de Estados Unidos.
La huella humana en la Tierra
Para los responsables del estudio, este es un ejemplo más de cuán influyente y penetrante en el planeta es la actividad humana.
Nuevos minerales y compuestos se están formando a un ritmo mucho mayor que en cualquiera de las etapas por las que había pasado la Tierra antes, según explicaron.
"Estos 208 minerales representan apenas el 4% del total de los que se conocen, pero han surgido en los últimos 2.000 años. La mayoría de ellos, en los últimos 200 años", explicó Hazen.
"Ese es un aumento increíblemente rápido y no se puede encontrar nada parecido en la historia de nuestro planeta", aseguró a BBC News.
El único episodio con el que podría compararse es el periodo en el que el oxígeno se volvió abundante en la superficie de la Tierra, hace más de 2.000 millones de años. Pero ese fue un proceso que debió de haber tardado millones de años.
Desconocidos para el gran público
Los minerales son combinaciones específicas de elementos químicos que se dan en estructuras cristalinas. Las piedras terrestres están compuestas por diferentes conjuntos de estos.
La mayoría de gente puede reconocer un cuarzo, un feldespato o una mica. Pero otros como la calclacita o la elyita son menos populares.
Su existencia se debe a que los humanos crearon, sin querer, condiciones en las que materiales que normalmente no coinciden en la naturaleza, de repente, se encontraron y generaron reacciones químicas.
Las minas han resultado ser un ambiente particularmente productivo para el surgimiento de nuevos minerales. A estas se suman fundiciones y antiguas tuberías geotérmicas. Pero también otras tan inesperadas como las superficies de artefactos arqueológicos o los cajones de museos donde se guardaban muestras.
Todos estos nuevos minerales han sido aprobados por la Asociación Internacional de Mineralogía, que se encarga de registrar las definiciones de los compuestos. Su catálogo contiene 5.200 entradas, entre las cuales no se incluyen aquellos materiales que han sido fabricados por el hombre con un propósito específico.
"Los humanos sintetizamos miles y miles de materiales como los semiconductores, los imanes o las baterías", comenta Hazen.
"Y estos contienen a su vez compuestos que se comportan como minerales que persistirán en la geología terrestre durante los próximos 1.000 millones de años", añade.
Una nueva época
Estos nuevos minerales puede ser una evidencia más de que la Tierra se encuentra en una nueva época. En la actualidad, los geólogos clasifican el periodo que empezó hace 11.700 años como el Holoceno.
Pero existe una tendencia a introducir una nueva clasificación que refleje los grandes cambios a nivel global que el ser humano ha provocado en las últimas décadas.
Este nuevo periodo se llamaría el Antropoceno.
"En las capas de sedimento que queden de nuestra era, los futuros científicos encontrarán muchos materiales de construcción: cemento, ladrillos y aleaciones como el acero, el titanio y el aluminio", explica el investigador Marcus Origlieri, de la Universidad de Arizona.
"Pero también muchos derivados letales de radiactivos de la etapa nuclear. También se podrán maravillar con piedras preciosas manufacturadas, como los rubíes sintéticos o la moissanita", afirma.
Su colega de la Universidad de Maine Edward Grew añade: "Estos minerales y compuestos permanecerán el registro geológico de la Tierra como un horizonte distintivo de novedad cristalina distribuido horizontalmente a nivel global. Es decir, una huella perdurable de nuestra etapa que será muy diferente de todas las anteriores".
Colin Waters es el secretario del grupo de trabajo del Antropoceno del Estudio Geológico Británico, que se encarga de establecer los criterios para definir esta nueva época. Él coincide con el equipo de Hazen en que los grandes cambios que están ocurriendo en el planeta están quedando registrados en su geología de la misma forma que en la química, la atmósfera y los océanos.
Un buen ejemplo es el bolígrafo de punta rodante. "La bola que hay en la punta está hecha de carburo de tungsteno. Se han producidomiles de millones desde los años 50, así que imagina la cantidad de este material que está machacando al planeta", comenta.
"Somos muy ingeniosos a la hora de crear nuevos compuestos para nuestro provecho", dice Waters.
"Y, en realidad, son estos los que se convertirán en la gran firma que deje constancia de nuestra presencia en el planeta. No esos minerales desconocidos que surgen en una mina".
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