Lo que los adultos mayores deben saber sobre el cannabis y por qué corren más riesgos al consumirlo
Lo toman para los dolores, dormir mejor o calmar la ansiedad, pero eso puede desencadenar otros problemas de salud; contárselo al médico, la clave para una buena orientación
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NUEVA YORK.– Ante el incremento del uso de cannabis entre los adultos mayores, los médicos advierten que en esa franja de edad sus riesgos son mayores que para los jóvenes.
El consumo de marihuana y productos con cannabidiol (CBD) es cada vez más común en personas de mediana edad y en adultos mayores, sobre todo desde que numerosos estados norteamericanos legalizaron el consumo y la sustancia se consigue en formatos fáciles de llevar, como gomitas o caramelos. La mayoría de las personas de la tercera edad que lo consumen dicen que las ayuda a manejar la ansiedad, que alivia los dolores y mejora la calidad del sueño.
Pero también entraña riesgos particulares para ellas. Para empezar, por sus posibles interacciones con otra medicación, un verdadero problema para una franja etaria que suele tomar muchos remedios de manera crónica. La marihuana también potencia el riesgo de caídas, lesiones, inquietud y confusión. Y todo termina de complicarse porque muchos adultos mayores que lo consumen temen contárselo al médico.
Entre 2005 y 2019, el ingreso de personas mayores de 65 años en guardias de emergencia del estado de California por problemas relacionados con el consumo de cannabis se disparó de 20,7 a 395 cada 100.000 consultas, según un estudio publicado en enero por la Universidad de California en San Diego.
Aunque los productos con marihuana entrañan algunos riesgos para la salud, los adultos mayores justamente los consumen para paliar o manejar otras afecciones que ya tienen. Entre un grupo de casi 600 mayores de 65 años, un 15% contestó haber consumido cannabis en los últimos tres años, según una investigación de 2020 de la revista de la Sociedad de Geriatría de Estados Unidos.
Casi el 80% de esos encuestados dijeron que tomaban cannabis por razones médicas, como dolores, problemas para dormir y ansiedad, entre las más mencionadas. La mayoría sostuvieron que sus familias sabían que consumían, pero solo el 40% afirmó habérselo mencionado a su médico.
“Buscan la manera de lidiar con algunas dolencias para las cuales los tratamientos médicos no son tan efectivos o resultan inaccesibles”, señala Alison Moore, profesora y jefa de geriatría, gerontología y cuidados paliativos de la Universidad de California en San Diego, y autora principal de este último estudio.
Lo que tienen que saber
El tetrahidrocannabinol (THC) es el principal componente psicoactivo de la marihuana, el que hace “volar”. El cannabidiol, en tanto, es otra sustancia presente en la planta de cannabis y no produce ese efecto. Muchos productos de consumo contienen tanto THC como CDB.
Cuando comemos un producto con cannabis, el THC y sobre todo el CBD interactúan con el sistema enzimático que está en el hígado y que es responsable de metabolizar cualquier fármaco o droga. Esa respuesta puede modificar el nivel de droga en nuestro cuerpo, haciendo que su efecto sea más o menos potente, apunta la doctora Staci Gruber, directora del Programa de Investigaciones sobre la Marihuana para el Desarrollo Neurocientífico del Hospital McLean, Massachusetts.
La marihuana también tiene impacto en las funciones cognitivas, al menos a corto plazo. Los cambios fisiológicos y cerebrales que se dan en los adultos mayores pueden dejarlos más expuestos a los efectos negativos del THC, dice Ziva Cooper, directora del Centro de Cannabis y Cannabinoides de la Universidad de California en Los Ángeles. Sin embargo, aclara Cooper, algunas investigaciones sugieren que cuando se les administra THC a los ratones más viejos, sus habilidades cognitivas tienen una leve mejora.
Además, los efectos de la marihuana duran más tiempo en el cuerpo de los mayores. Al envejecer, nuestro metabolismo se vuelve más lento. Los productos comestibles con cannabis, que son los más populares, tienen que pasar por el estómago y ser digeridos.
Por eso, los efectos del THC comestible pueden tardar hasta ocho horas en pasarse, y más aún en las personas mayores, según coinciden médicos e investigadores. “Un metabolismo más lento puede resultar en un leve aumento de la potencia de los efectos”, advierte Gruber.
Y a mayor potencia, mayor riesgo de los efectos adversos relaciones con el THC: mareos que afectan al equilibrio, aumento del ritmo cardíaco o, incluso, delirios.
Por eso es muy importante conocer la dosis de THC que contiene un producto. Los productos de consumo que contienen marihuana no están muy regulados, así que imposible verificar si lo que dice la etiqueta es cierto.
Qué pueden hacer los hijos
Si nuestros padres son adultos mayores y consumen productos con marihuana o CBD, hay que alentarlos a que se animen a contárselo al médico, para tener un panorama claro de su interacción con otros medicamentos y prevenir otros riesgos. Muchos hijos incluso se ocupan de abastecer a sus padres sin saber, por ejemplo, que los efectos varían según la dosis y el tipo de cannabinoide que contenga, indica Benjamin Han, geriatra de la Universidad de California en San Diego.
“Cualquier adulto mayor que esté considerando probar con el cannabis por razones médicos, tiene que saber que es una medicación como cualquier otra, con sus efectos colaterales y sus interacciones con otros fármacos”, apunta Han.
Moore también recomienda preguntarles por qué están consumiendo marihuana, para entender mejor si esos problemas de salud no tienen mejor solución con otros tratamientos.
Y un consejo importante: que empiecen con poco y vayan despacio, sugiere Tory R. Spindle, profesora adjunta de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins e investigadora del cannabis. Agrega que hay que estar muy atentos a los estados de confusión y los trastornos de las funciones motoras, “para que no salgan a manejar”.
Por Sumathi Reddy
Traducción de Jaime Arrambide
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