“Lo que creía saber de mí se desmoronó”: se hizo un test de ADN y descubrió una gran estafa médica
En los últimos años, más de 50 especialistas en fertilidad de Estados Unidos han sido acusados de fraude en relación con la donación de esperma
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NUEVA YORK.– Como casi todo el mundo, David Berry tenía curiosidad sobre sus antepasados. Quería saber más de su abuelo paterno, de ascendencia británica. Pero cuando se puso a investigar ese lado de su familia, descubrió algo totalmente inesperado: no tenía el menor parentesco con el hombre que creía su padre.
Los resultados de su prueba de ADN en Ancenstry.com venían con dos sorpresas más: David, de 37 años, era más de un 50% judío, y tenía un primo o medio hermano del que no sabía nada.
Así que David Berry, que creció en Rochester, Nueva York y ahora vive en Miami, empezó la búsqueda de su progenitor. Sus padres le revelaron que un médico los había ayudado a encontrar un donante de esperma anónimo. ¿Lograría encontrarlo?
En el transcurso de los siguientes tres años, David se fue enterando que tenía por lo menos 10 medios hermanos y hermanas, todos a través del mismo médico. De hecho, se contactó con algunos de ellos y los conoció, como Morgan Hellquist, de 36 años, que sigue viviendo en la zona de Rochester.
En mayo pasado, finalmente pudo confirmar la identidad de su padre: no era un donante anónimo, sino el doctor Morris Wortman, el especialista en fertilidad al que había acudido su madre. Wortman, que sigue ejerciendo la medicina, la había fecundado con su propio esperma, sin decírselo.
(El doctor Wortman se ha negado repetidamente a hacer comentarios. La madre de David Berry tampoco quiso hablar del tema con la prensa.)
David compartió la noticia con su media hermana Morgan, y para ella fue un verdadero shock: Wortman era su ginecólogo desde hacía una década. En septiembre, le inició juicio por violencia emocional y fraude, al haberla tratado como paciente a sabiendas de su vínculo de sangre.
“Todo lo que creía saber sobre mí mismo se desmoronó”, dice Morgan. “La idea de que mis hijos tengan el ADN de un hombre capaz de hacer eso me aterra.”
La noticia del supuesto accionar de Wortman también cayó como una bomba en su propia familia. Arielle Wortman, hija de 37 años de su primer matrimonio, se quedó consternada al enterarse. “Me dejó destrozada que mi padre haya traicionado la confianza de sus pacientes y sus familias.”
Revelaciones
En los últimos años, más de 50 médicos especialistas en fertilidad de Estados Unidos han sido acusados de fraude en relación con la donación de esperma, según expertos legales y observadores independientes.
Traci Portugal dirige el sitio web DonorDeceived.org, que cataloga y rastrea las causas judiciales por fraudes en la concepción por medio de donantes. Su organización tiene documentados a más de dos docenas de médicos estadounidenses y al menos media docena de otros países que han sido demandados por sus expacientes por fraude de fertilidad. Tracy fundó la organización en 2019, tras enterarse de que el médico de su madre también era su padre biológico.
En Canadá está el famoso caso del doctor Norman Barwin, que terminó en una demanda colectiva de 226 expacientes y sus hijos. En julio de 2021, las familias aceptaron unos 10 millones de dólares en compensación por lo ocurrido, el primer acuerdo legal de este tipo del que se tengan registros.
Casi todos los médicos que han sido acusados fueron descubiertos como resultado de pruebas de ADN realizadas a sus hijos.
La madre de Morgan Hellquist, al igual que la David Berry, acudieron al Wortman en busca de ayuda para quedar embarazada. A los padres de Morgan les dijo que el donante del esperma era un estudiante de medicina.
Pero al poco tiempo se supo que Wortman era apenas uno de los tres médicos de Rochester, todos amigos y colegas, que a partir de la década de 1960 empezaron a usar secretamente su propio esperma para embarazar a sus pacientes.
En junio se confirmó que el doctor Frederick Dischinger, que murió el año pasado, y el doctor Robert Tichell, actualmente jubilado, fecundaron a sus propias pacientes con sus esperma, según la evidencia genética recopilada por DNAngels.org, una organización de ayuda a las personas que buscan su identidad. La evidencia provino de dos personas cuyas madres habían buscado ayuda para quedar embarazadas y que sospechaban ser descendientes biológicos de los médicos.
El doctor Tichell perdió su licencia en 1997 por razones no relacionadas con este tema. Actualmente tiene 89 años y al ser contactado telefónicamente en su casa de Buffalo, admite que es posible que sea el padre biológico de al menos uno de los hijos de sus pacientes.
“Fui donante en un momento”, dice Tichell. “En aquellos días, antes de que existieran las clínicas de fertilidad, si no encontrabas un donante y tenías una paciente que quería quedar embarazada, aunque no fuese del todo ético, se sabía que ocurría.” Y agrega: “Doy por supuesto que otros médicos también lo hacían, pero nunca hablábamos de eso.”
“Admito haberlo hecho cuando el donante no aparecía. Las mujeres estaban ansiosas por ser fecundadas y era crucial no dejar pasar el momento. Tal vez no fuese lo mejor, pero por suerte, las mujeres pudieron concebir”.
La cara en el espejo
David Berry empezó a sospechar que Wortman podía ser su padre biológico cuando advirtió que la única conexión con sus medios hermanos era el especialista en fertilidad que habían consultado sus madres. Tras años de búsqueda, decidió contactar a Arielle Wortman, una de las hijas “oficiales” del médico, y le pidió que se hiciera una prueba genética para ayudarlo a llegar a la verdad. Para su sorpresa, ella accedió.
Las pruebas fueron analizadas por Laura Olmsted, directora ejecutiva de DNAngels.org. Una semana después, tuvo los resultados: David y Arielle eran medios hermanos.
David estaba atónito y aliviado al mismo tiempo.
“Ahora entiendo este otro lado de mí mismo, y cuando me miro al espejo, para bien o para mal, veo la cara del médico”, dijo. “Por un lado, es liberador. Por otro lado, es un sapo difícil de tragar, ¡porque miren lo que hizo!”
La exesposa del médico, Laura Wortman, se quedó pasmada al enterarse de lo hecho por su exesposo. Laura es enfermera jubilada y conocía a los otros médicos de Rochester, los doctores Tichell y Dischinger, que según ella eran amigos de su exesposo.
“No sabía que estaba pasando en ese momento”, dijo. “Siento que estuvo éticamente mal y que, de ser cierto, hay que sacarlo a la luz. Estos médicos deben rendir cuentas por sus acciones”.
Dischinger, que murió recientemente a los 91 años, fue obstetra y ginecólogo en Rochester durante mucho tiempo.
Contactado telefónicamente, su hijo Todd Dischinger dijo que la familia no iba a hacer comentarios sobre las acusaciones contra su padre.
Tracy Portugal cree que este tipo de revelaciones se multiplicarán.
“Creo que en algunos médicos se produjo una disociación mental entre el procedimiento médico y el hecho de estar procreando y regalando a sus propios hijos”, dice. “Pero otros sabían perfectamente que lo que hacían estaba mal, y se escondían en el anonimato para consumar sus prácticas sexuales predatorias.”
Por Jacqueline Mroz
(Traducción de Jaime Arrambide)
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