Llega a juicio el caso de Solange Musse: “Impartir justicia quizás ayude a mitigar el dolor”
La joven de 35 años murió en Córdoba sin poder ver a su padre, a quien le impidieron llegar en medio de las restricciones por el Covid-19
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CÓRDOBA.– “A la familia Musse, ante tanto dolor por el fallecimiento de Solange, nos queda decirle que la acompañamos como a tantas otras que este Covid-19 se ha llevado; y por ello, impartir Justicia en este caso quizás ayude a mitigar ese dolor que la familia Musse lleva consigo. Dicen que los jueces hablamos a través de nuestras sentencias, también lo debemos hacer en nuestras vidas, poniendo a cada minuto lo mejor de nosotros, y es imposible separar lo jurídico de lo humano, porque en definitiva lo que nos precede es lo segundo a lo primero, se trata en definitiva de humanizar la Justicia”.
El texto, firmado por el juez de Control de Huinca Renancó, Claudio Mazuqui, es parte de la resolución de elevación a juicio en la causa contra el médico Eduardo Javier Andrada y la trabajadora social Analía Morales, integrantes del ex-Centro de Operaciones de Emergencia (COE), por el delito de “abuso de autoridad e Incumplimiento de los deberes de funcionario público”. En el mismo acto se dispuso el sobreseimiento del agente de la policía caminera Darío Mansilla y del médico Sergio Alí.
Solange Musse murió el 20 de agosto del 2020: tenía 35 años y transitaba un cáncer de estadio cuatro. Había viajado desde Neuquén a Córdoba para atenderse y se instaló en Alta Gracia. Por su gravedad, en los últimos días fue internada en un sanatorio privado, donde finalmente falleció.
Cuando a su padre, a quien ella había pedido ver, le negaron el acceso a la provincia por un test sospechoso de Covid-19, escribió: “Siento tanta impotencia de que sean arrebatados los derechos de mi padre para verme y a mí para verlo. ¿Quién decide eso si queremos vernos? Acuérdense, hasta mi último suspiro tengo mis derechos, nadie va a arrebatar eso en mi persona”.
Control sanitario
El domingo 16 de agosto del 2020, Pablo Musse, papá de Solange, y su cuñada recorrieron 1100 kilómetros desde Neuquén a Córdoba para visitarla. Al llegar al control sanitario de la localidad Huinca Renancó, en el límite cordobés con La Pampa, les hicieron un test a ambos. El de Paola Oviedo dio negativo, mientras que el de Musse arrojó un “resultado dudoso”. Por este motivo, la policía les negó el acceso y los escoltó de regreso a su ciudad.
“Con una resolución acorde a derecho, será el comienzo a fines de darle a la familia Musse la tranquilidad de que desde no tan solo lo jurídico, sino de lo humano, el Poder Judicial está a la altura de resolver las distintas peticiones”, completó el juez en la resolución.
La resolución judicial indica que el Ministerio Público Fiscal deberá extraer copias de las partes pertinentes, a fin de continuar con la investigación de otros posibles hechos delictivos, con otros probables autores, en particular de cuando el padre de Solange quiso ingresar a Córdoba.
En esa línea, indica que el tribunal competente “debería intervenir, conocer, investigar y decidir si ha habido la comisión de delito alguno y responsabilidad penal que comprometa al máximo titular del Poder Ejecutivo Nacional” el 16 de agosto del 2020 cuando el padre de Solange intentó llegar a ver a su hija. Plantea que “algún o varios funcionarios públicos” podrían estar involucrados. “De esta manera poder cumplir y hacer valer esa sentida frase de Solange: ‘Hasta el último suspiro tengo mis derechos’”, añade.
Una pesadilla familiar
Solange Musse tenía 35 años y un cáncer de mama estadio 4. Llegó a Córdoba desde Neuquén en febrero de 2020 con la intención de que un tratamiento le diera esperanzas. Estuvo internada y, después, se instaló en una casa en Alta Gracia; allí probaría con otras terapias. Comenzó la pandemia y las restricciones de circulación en la Argentina se prolongaron. Su papá, que no la veía desde marzo, resolvió viajar porque la salud de la joven empeoraba. Nunca la pudo ver. Un test de Covid-19 positivo “sospechoso” determinó que lo hicieran regresar desde el sur cordobés. Un hisopado posterior le dio negativo. Su hija murió ese viernes a la mañana sin verlo.
Solange, quien ya estaba muy mal, esperaba con ansiedad a su papá. Tenía asistencia de oxígeno por sus problemas para respirar y ayuda de enfermeros. Por su dificultad para hablar, aunque accedió a hacer un móvil con Canal 12 de Córdoba, les dio un escrito. “Siento tanta impotencia de que sean arrebatados los derechos de mi padre para verme y a mí para verlo. ¿Quién decide eso si queremos vernos? Acuérdense, hasta mi último suspiro tengo mis derechos, nadie va a arrebatar eso en mi persona”.
“Lo único que necesito es que escuchen a mi familia. Las decisiones ante esta pandemia están en cuidarse, con todas las precauciones, y eso es lo que iba a pasar. Ansiaba ver a mi tía y a mi papá. Estoy muy triste por todo lo que le hicieron a los dos, los trataron muy mal, los maltrataron, hicieron lo que quisieron como si fueran delincuentes. Quiero estar con mi familia y que no sean maltratados por nadie”, dice la carta que escribió Solange.
La madre de la joven contó aquel año a LA NACION que ninguna autoridad la llamó. “No se comunicaron de ningún lado, nadie se hacer cargo de nada. Es muy triste todo”. Dijo también que su hija peleó durante 10 años con el cáncer hasta que se fue complicando. “Necesitaba que viniera su padre para acompañarla en la próxima quimioterapia, pero pasó todo esto y no pudo ser”, agregó.
En la mañana de aquel viernes, poco después de que le avisaran de la muerte de su hija, Musse, en diálogo con LA NACION, no podía parar de llorar. Recordó que en la noche del jueves habló por última vez con ella. “Ya estaba internada. Nos dimos las bendiciones”.
“No puedo hablar. Perdón. No puedo más. Cuando la internaron, hablamos unos minutos”, insistió. Y agregó: “Estos hijos de puta no me dejaron ver a mi hija. Conté todo para que no pasara más. Pero yo no me pude despedir”.
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