Coronavirus. "Mi hermano me golpeó y mis papás viven alcoholizados": crece el calvario de chicos maltratados en cuarentena
"Tengo que irme de mi casa, mi hermano me golpeó, mis papás viven alcoholizados", fue uno de los pedidos de ayuda que recibió la semana pasada Vanesa Jalabe, la coordinadora de la línea 102 de la Ciudad, por parte de una niña de 13 años que la llamó entre lágrimas en medio de la cuarentena obligatoria y preventiva por el coronavirus.
"Le dije que la íbamos a ayudar, le pedí que se acercara con un referente de confianza a un lugar donde la pudiéramos ubicar. Mandamos una de nuestras guardias jurídicas, que están compuestas por abogados y asistentes sociales y piscólogos. Y fueron solos, sin la policía, como se cree a veces", explica Vanesa, quien es asistente social, trabajó muchos años con niños en situación de vulnerabilidad y ahora opera la línea que está disponible todos los días del año, las 24 horas del día, para recibir consultas y denuncias de violencia contra menores y depende del Consejo de los Derechos de las niñas, niños y adolescentes porteño.
"Pudieron mediar en la situación y ahora siguen el caso de cerca. Otras veces pasa que hay que sacar al menor del ámbito en el que se encuentra en peligro y se lo trata de reinsertar en un ámbito familiar de confianza, para que no pierda sus vínculos sanos", explica sobre el caso de la niña de 13 años, que representa solo uno de muchos, de diferente índole, que tienen lugar en la Ciudad y gran parte del país.
Aumento llamativo de llamadas
"Desde que comenzó el aislamiento preventivo y obligatorio aumentaron casi más de un 90% la cantidad de llamadas para hacer consultas o denunciar que se vulnera algún derecho de un menor, o para exponer una situación problemática donde es protagonista y víctima", dice la especialista a LA NACION.
Este aumento de llamadas se replica en las líneas 102 de la provincia de Buenos Aires y en líneas similares de otras provincias, como Mendoza, Salta y Catamarca, según aseguraron desde la Dirección de Gestión y Desarrollo de la Secretaria Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, encargada de coordinar todas las líneas del país.
Organizaciones no gubernamentales, como Aldeas Infantiles y Unicef, también mostraron su preocupación a este medio sobre lo que creen que es un aumento de la violencia contra los niños en situación de aislamiento social y destacan que esa violencia se da tanto en familias de clase baja, media, y alta.
Vanesa aporta otro dato que define la cuarentena para los menores que se encuentran en situaciones vulnerables: "La escuela ya venía trabajando con la Defensoría del Niño sobre el caso de esa niña de 13 años. Pero ahora que no tienen escuela, esa ayuda se ve interrumpida".
Las cifras que preocupan
Si bien quienes manejan a nivel gubernamental las líneas de asistencia a menores indican que en un gran porcentaje se enuncian problemas vinculares dentro de las familias por las tensiones que genera el encierro y la falta o merma de ingresos económicos, en los dos últimos meses los llamados han reflejado un aumento de la violencia contra los niños.
Desde el 20 de marzo, día en el que el Gobierno decretó la cuarentena, el aumento de llamadas obligó a que el Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de la Ciudad, del que depende el 102, reforzara las guardias los fines de semana. Además, debido a las nuevas medidas de seguridad sanitaria, Vanesa y los 22 operadores de la línea intercalan su trabajo entre la oficina y el teletrabajo en sus hogares.
Lo mismo ocurrió en la provincia de Buenos Aires y en otras líneas 102 o similares que funcionan en 15 provincias del país, según confirmaron desde la Dirección de Gestión y Desarrollo de la Secretaria Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia que coordina todos los números de ayuda a los menores en la Argentina, incluido el de la Ciudad.
En todo enero pasado, cuando los niños aún no debían permanecer en sus hogares por la amenaza del Covid-19, la línea 102 de la Ciudad recibió llamados que involucraban a 200 menores. La misma cifra se replicó en todo febrero. "En marzo, solo en los primeros 10 días la cuarentena, se recibieron llamados por 170 niños y adolescentes", explica Vanesa para ejemplificar este fenómeno.
Y si bien históricamente en marzo y abril tiene lugar un aumento de llamadas por el comienzo tradicional de clases, este año, en esos dos meses excepcionales y sin escuela, ese aumento fue exponencial: mientras en abril de 2019 se recibieron 231 llamados, en abril de 2020 se recibieron 506 llamadas. Más del doble.
Si se incluyen cuántos menores estaban involucrados en esos pedidos de ayuda, las cifras son aun más alarmantes. Cuando en mayo de 2019 se registraron 223 llamados, los cuales reportaban situaciones de abuso (de diferente índole y gravedad) contra 267 niños; en mayo de este año, los llamados fueron 512 y se referían a la situación vulnerable de 605 menores. Más del doble.
Según datos del Consejo de Niños, Niñas y Adolescentes de la Ciudad, los motivos por los que se consultó en las dos últimas semanas de marzo estaban relacionados en un 60% con problemas en las relaciones familiares, sin que medie la violencia física, y un 25% con situaciones de violencia, como maltrato físico, psicológico o trato negligente.
No obstante, durante abril y mayo, desde el Consejo se notó que los motivos relacionados con problemas en las relaciones familiares disminuyeron levemente a un 53% y las situaciones de violencia aumentaron a un 28%.
Por otra parte, en lo que va de cuarentena, también hubo un aumento del 18% en la cantidad de llamados que denunciaban situaciones de violencia familiar contra menores en la línea 137, que depende del Programa "Las víctimas contra las violencias" del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos porteño.
La situación de los menores en el país
El porcentaje en las llamadas recibidas en el 102 de Provincia de Buenos Aires es más contundente. Más del 50% de las consultas y denuncias se debe a maltrato contra los niños y niñas. Según la cuenta de Instagram de la Secretaría de Niñez y Adolescencia provincial, en lo que va de todo 2020, se recibieron 917 contactos y 395 fueron por violencias que afectan a 727 menores, en tanto en 2019 fueron 2673 las consultas, y 1285 alcanzaban a 2262 chicos.
Así, según un informe proporcionado a LA NACION por la Dirección Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, sin cifras específicas, ya que las últimas recabadas son de 2018, "se registró un aumento de llamados en Mendoza, Misiones, Catamarca y Salta". Y puntualmente, donde "hubo aumento de denuncias de malos tratos fue en Jujuy, Formosa, Salta, Buenos Aires, Chaco". En el resto de las provincias o no hay más llamados o hay menos. Desde el Consejo se explica que la falta de un aumento de llamadas en algunas jurisdicciones se puede deber a que a los niños o adultos se les dificulta denunciar o llamar al estar cerca de quien los violenta.
Lo que preocupa también a las ONG, como Aldeas Infantiles, es el mal funcionamiento de las líneas de ayuda a los menores en gran parte de la Argentina. "Además, verificamos que algunos números no funcionan o no atienden todos los días las 24 horas. Por ejemplo, en Santa Fe dan un número de celular en el que no atiende nadie", explica a LA NACION Alejandra Perinetti, directora nacional de Aldeas Infantiles que trabaja en la ayuda de menores de barrios vulnerables en la ciudad de Buenos Aires, Mar del Plata, Luján, Santa Fe, Rosario y Córdoba.
Ante la ausencia de cifras exactas y para develar el panorama sobre el maltrato infantil en el país, los especialistas señalan el aumento de un 39% de las llamadas durante la cuarentena en la línea telefónica 144 que asesora a personas víctimas de violencia de género en todo el territorio nacional.
"Los niños son víctimas directas si sus madres sufren violencia de género" explica a LA NACION Sabrina Viola, oficial de protección de derechos de UNICEF Argentina. Además, alerta: "En el aumento de llamadas a las diferentes líneas de ayuda notamos que hay un incremento del riesgo de casos de violencia contra los menores en este contexto de aislamiento por la convivencia ininterrumpida en toda la Argentina".
Violencias contra la infancia
En lo que refiere a la provincia de Buenos Aires y el resto del país, de acuerdo con estadísticas de 2018, el 50% de los llamados a todas las líneas 102 y similares, se reparten entre maltrato físico a los menores, negligencia y violencia familiar. El resto de las razones de los llamados se reparten entre abandono; situación de calle; consumo de sustancias; consultas legales; maltrato emocional y psíquico; discriminación; falta de acceso a la alimentación y a la educación; y en mayor medida, abuso sexual.
Todas esas denuncias representan la definición de violencia contra los menores, que no es ni más ni menos que la vulneración de sus derechos. Las llamadas que hoy se reciben en cuarentena representan esa misma foto a nivel nacional, pero multiplicada en un mayor porcentaje de denuncias.
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"La violencia contra los menores existió desde siempre y suele estar invisibilizada por la sociedad y por las formas de crianza" explica Sabrina Viola, desde Unicef. Si alguien le grita sistemáticamente a un niño, lo denigra, lo subestima, eso es violencia, explican quienes estudian las diferentes violencias contra los chicos.
"Hoy, en medio de la cuarentena, un porcentaje alto de los llamados en la Ciudad corresponde a vecinos que escuchan desde las casas linderas discusiones donde hay menores involucrados. A veces no es una cuestión de violencia contra ellos, sino problemas de hacinamiento y peleas familiares", explica a LA NACION Karina Leguizamón, la directora del Consejo de Niños, Niñas y Adolescentes de la Ciudad.
"No es que los vecinos se quejan por ruidos molestos, al contrario, llaman para buscar ayuda al escuchar sistemáticamente insultos y situaciones de malos tratos", detalla la coordinadora de la línea 102, Vanesa.
En su origen el 102 fue un número para que llamaran los niños y adolescentes, aunque históricamente quienes más llaman son los adultos: referentes familiares de los chicos; referentes de escuelas, en su mayoría públicas; y vecinos.
No obstante, según Vanesa, durante la cuarentena aumentó en gran medida el caudal de llamadas por parte de los mismos menores: "Hemos tenido muchas llamadas de chicos y chicas que dicen que son víctimas de maltrato físico o psicológico. Nuestra tarea es escucharlos, contenerlos y derivar la solución al área correspondiente".
El hogar y el aislamiento
"Observamos en terreno que han aumentado los casos de violencia. Muchas veces con las incapacidades de convivencia porque los papás o las mamás no están acostumbrados a estar mucho tiempo a cargo de los niños. Ya no están los abuelos o los tíos en las familias de clase media, y en las más empobrecidas menos", opina Alejandra Perinetti de Aldeas Infantiles. "En una familia de un jornalero, que trabaja en una cosecha, por ejemplo, la tensión la libera con la mujer y los más vulnerables, los niños", agrega.
Desde Unicef se relevaron a nivel nacional 2678 hogares con menores y se determinó que en el 50% de los hogares se perciben mayores momentos de discusiones y enojos entre adultos y en el 30% entre adultos e hijos/as. En el 1% de los hogares se vivieron situaciones de violencia familiar durante la cuarentena: en el 74% de los casos esas situaciones involucraron a mujeres y en el 51% a niñas y niños.
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"Es una muestra muy acotada por la situación de aislamiento y hay que considerar que fue una encuesta telefónica que las personas consultadas contestaron quizás con sus agresores al lado", explicó Sabrina Viola. Cada detalle es un mundo en la problemática de violencia.
Así, la cuarentena dificulta mucho la posibilidad de ayudar. Según Unicef, en Argentina, 7 de cada 10 chicos sufre algún tipo de violencia en el ámbito familiar. "Las situaciones de violencia y la negligencia contra los menores suele ser un acto privado, y pasa en las familias de clases vulnerables; de clase media; medias altas; o altas", destaca Perinetti de Aldeas Infantiles.
También indica que muchos niños hoy se encuentran silenciados debido a que les es más difícil pedir ayuda desde el encierro, el ámbito donde más se vulnera sus derechos.
La escuela y los referentes que ayudan
Para Gabriel Lerner, director de la Secretaria Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, la línea 102 y similares "son herramientas fundamentales para el abordaje de situaciones de maltrato y abuso a menores en el contexto de la cuarentena", dice a LA NACION. No obstante, en cuanto a la prevención de la violencia, afirma que se trabaja en los barrios vulnerables desde referentes sociales y a nivel nacional con las escuelas. "Se trabaja con los ministerios de educación y las y los docentes con chicos y chicas, a través del Programa Seguimos Educando [en la Tv Pública], es la principal herramienta estatal de diálogo con las infancias en cuarentena y trabajamos con ellos en contenidos de prevención de la violencia intrafamiliar", explica.
Karina Leguizamón, desde la Ciudad, detalla que hay chats privados en esa plataforma desde la web por la cual un niño puede "hablar con sus docentes para hacer una denuncia sobre un maltrato, y lo hace como si fuera un anónimo y así se los puede ayudar".
Hay más datos a tener en cuenta para evaluar la importancia de la falta del colegio como agente que facilita la ayuda. El Programa "Las víctimas contra las violencias" señala que el 80% de los abusos sexuales a menores suceden en la casa de la víctima, en la casa del agresor o en la casa de otro familiar. En el 75% de los casos los abusadores son familiares. La ayuda de la escuela se evidencia en que casi el 80% de los niños, niñas y adolescentes comprendieron que fueron abusados tras recibir clases de Educación Sexual Integral, según un estudio del Ministerio Público Tutelar de la Ciudad de Buenos Aires.
"Lo terrible va a ser cuando empiecen paulatinamente a abrirse las escuelas, va a ser una explosión de casos, los chicos lo van a relatar o los docentes lo van a notar en ellos", comenta Vanesa y resuelve: "Desde el 102 vamos a estar preparándonos ya para ese momento".
En tanto, en medio de la pandemia, la tarea de Unicef se centra en prevenir las violencias contra los niños. Desde Aldeas Infantiles también se dirigen a los adultos para la prevención de situaciones de tensión y violencia dentro de los hogares.
Lecciones a aprender de la cuarentena
"¿Si ya sabemos todos los que trabajamos en infancia que la violencia contra los chicos se da en el ámbito del hogar, por qué el Estado no previó que iban a aumentar las situaciones de violencia en la cuarentena? El Estado es garante de derechos y no desconoce esta situación", advierte Perinetti. Por otra parte, señala que "la línea 102 debería se nacional" y debería trabajarse más en la promoción de las líneas de ayuda para menores que manejan dispositivos móviles y no suelen llamar por teléfono, sino usar WhatsApp.
En cambio, Lerener destaca que se ha reforzado la difusión de las líneas 102 así como "la promoción del buen trato desde la TV Pública y Paka Paka".
Desde Unicef, Sabrina Viola opina: "Lo positivo es que hay respuestas de la comunidad, del vecino que escucha o ve una situación y llama. Se ve una mayor difusión de los canales de ayuda y hay muchos. Pero con el aislamiento se está empezando a visibilizar esta problemática de la violencia y queda en evidencia la necesidad de fortalecer las políticas públicas para coordinarlas mejor y dar respuestas rápidas a los chicos".
Lo positivo es que hay respuestas de la comunidad, del vecino que escucha o ve una situación y llama. Se ve una mayor difusión de los canales de ayuda y hay muchos.
Leguizamón, desde su lugar de funcionaria pública, destaca que el aislamiento deja entrever problemáticas familiares y de Estado diversas: "La cuarentena ha ayudado a visibilizar diferentes situaciones, desde rever el sistema educativo, hasta cómo debemos los padres tratar y dirigirnos y educar a nuestros hijos, a rever cuánto tiempo le dedicamos, y cómo la sociedad deberá colaborar con el adulto para que tenga tiempo para sus hijos. Además, qué tipo de políticas públicas necesitan los adultos con menores a cargo".
Para Vanesa Jalabe hay un paradigma que debe terminar de desterrarse en la sociedad por el cual se cree que un niño es una especie de pertenencia de sus padres, por lo que muchas veces se cree que la intervención con políticas públicas en asuntos familiares es una intrusión.
"La violencia contra un niño se suele dar en un ámbito privado, pero no es una cuestión privada, es una cuestión de Estado, es una cuestión pública -dice-. Se puede elegir dónde y cómo educar a un hijo, pero no se puede hacer lo que se quiere con él. Los niños son sujetos individuales, singulares y tienen derechos personalísimos y los tenemos que respetar y defender".
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