Libros infantiles al alcance de todos
Con el fin de llegar a chicos de bajos recursos, un editor los vende al precio de una baguette
PARÍS.- Es un domingo de primavera en París, y un grupo de chicos del distrito 18 se empujan por entrar en la biblioteca Jacqueline de Romilly. Se dirigen hacia las pilas de libros amontonados en el stand de "Lire c'est partir", que fue creado como parte del Salón del Libro de la Juventud Solidaria. La emoción de los niños hace casi imposible alcanzar uno de estos codiciados trabajos de ficción.
Esta hiperactividad tiene una única razón: como por arte de magia, estos chicos, que nunca accedieron a un libro en sus vidas, son de pronto propietarios de una o dos novelas. Una vez en sus manos empieza la frenética lectura.
Sin demora, Sophie se sumerge en Blancanieves y los siete gigantes, mientras que Paul se une a la fila para obtener su ejemplar de El aprendiz de Mosquetero firmado por el ilustrador Grégoire Vallancien, que está allí, junto con varios autores. "Señor, sólo tengo dos euros ahora, ¡pero voy a volver con 40 céntimos más para comprar un tercero!", dice uno de los chicos.
Los libros de este stand son tan baratos como una baguette: se pueden conseguir por sólo 80 céntimos de euro. Con esta iniciativa, Vincent Safrat llevó un poco de felicidad a más de una casa en este barrio, cercano a la carretera de circunvalación de París y del límite con Saint-Ouen, un suburbio de bajos ingresos.
Ya sea en Saint-Ouen o en Clichy-sous-Bois, cada feria del libro distribuye alrededor de 2000 libros entre estos jóvenes y ávidos lectores. Puede que Safrat no frecuente los prestigiosos círculos literarios de Saint-Germain-des-Prés, pero eso no le impidió vender alrededor de 2,5 millones de libros en 2016.
La clave del precio
¿Cuál es el secreto detrás de este fenómeno editorial? La clave está en el precio: teniendo en cuenta que un libro para niños cuesta un promedio de siete euros, "Lire c'est partir" es capaz de desafiar a todas las empresas de la competencia.
Lo que puede parecer una proeza es sólo una idea basada en una simple ecuación: "El 60% del precio de un libro proviene de los costos de distribución", dice Safrat. Por lo tanto, al descartar los canales tradicionales de transporte y encargándose de la distribución él mismo, él es capaz de reducir drásticamente sus gastos. Incluso la etapa de impresión del proceso cuesta sólo 30 céntimos para un libro de menos de 160 páginas. En cuanto al margen de beneficio del editor (que suele ser del 15% en promedio), con "Lire c'est partir", es inexistente porque para el fundador de la empresa, "cualquier beneficio es una estafa".
"Creo que la lectura puede reemplazar el estudio. De ahí mi idea de llevar la lectura a los que no leen", dice Safrat.
En 1992, a raíz de su primera experiencia en el mundo editorial, Safrat empezó a visitar diariamente diferentes editoriales para recoger los libros no vendidos, esos que suelen estar destinados a la pila de descarte. Después iría de puerta en puerta para distribuirlos de forma gratuita cada fin de semana. A pesar del apoyo de algunos de los nombres más importantes en el negocio, muchas editoriales fueron difíciles de convencer.
Cuando Safrat se dio cuenta de que muchas escuelas carecían de los medios para equiparse, decidió que ese fuera el foco principal de su empresa. Para tomar contacto con los maestros, pasó por los Inspectores de Educación Nacional quienes se entusiasmaron con su plan. A través de "Lire c'est partir", las escuelas pueden comprar obras para sus estudiantes y organizar ventas de libros para los padres.
"Ha revolucionado la economía de mercado porque piensa de manera diferente", explica el escritor Alexandre Jardin. Hoy, "Lire c'est partir" tiene 12 empleados y seis camionetas distribuyen libros. Y todo esto sin que esta organización pida alguna subvención a las autoridades públicas.
Caroline de Malet