Levante la mano quien cursó la materia "Emociones" en el colegio
Bachrach se presentará mañana, a las 20.30, en el Hotel Il Belvedere de Punta del Este, para una charla interactiva de inteligencia emocional, con entradas limitadas
Nuestra experiencia emocional está asociada con una red del cerebro conocida como sistema límbico. Éste detecta las relaciones emocionales con tus pensamientos, los objetos, las personas y los eventos. En promedio, a los 11 años ya estás equipado para sentir todo, mientras que tu programa standard de formación de la lógica y lo racional termina en promedio a los 23.
Es decir, que en la adolescencia querés y podés sentir todo, pero sin medir muchas veces las consecuencias racionales de lo que podría sucederte. Las emociones, entonces, te dicen cómo te sentís a cada instante con respecto al mundo, determinando y guiando tu comportamiento, a menudo de manera inconsciente.
Es decir que la mayoría de tus decisiones son automáticas. Las tomás medio segundo antes de que seas consciente de la acción que ya decidiste realizar. En efecto, muchas veces tu consciente racional justifica decisiones que ya habías tomado a través de tu sistema límbico antes de ser conscientes de ellas. En definitiva, el botón cerebral para comportarnos frente a las variadas situaciones cotidianas está más influido por tus emociones que por tu razón.
Una habilidad a desarrollar
La inteligencia emocional es la habilidad que tenés, y podés desarrollar, para conocer mejor tus emociones, y aprender a regularlas, para así tomar mejores decisiones en tu vida, sobre todo en momentos de tensión. Esta habilidad es como un control remoto en el cual podés bajar –o subir– el volumen de tus emociones. En biología decimos que podés gestionar, regular, gobernar tus emociones pero no controlarlas. No existe el mute.
Sin embargo, nadie en tu educación formal te enseña o enseñó cómo desarrollar esta habilidad clave para un mayor bienestar en tu vida. Como padres o maestros pasamos más tiempo tratando de que nuestros hijos y alumnos no vivan tensiones, no se angustien, no tengan miedo o dolor –lo cual es imposible de evitar– en lugar de enseñarles a entender lo que sienten, cómo regularlo y qué hacer con eso.
No hay emociones buenas o malas. Si tratás de evitar que tus hijos "no sufran" cada vez que atraviesen una situación incómoda no tendrán las herramientas para enfrentar esa situación, atravesarla y eventualmente superarla. Pero aún mas importante es aprender a no repetir impulsos y reacciones habituales que no sólo no conducen a una solución sana sino que además generan muchas más frustraciones y poco bienestar.
El problema es que como padres o maestros ni siquiera nosotros sabemos sobre nuestras emociones. Un error clásico que muchos cometemos consiste en pensar que el intento de no sentir algo es la mejor estrategia para tranquilizarnos cuando estamos bajo presión.
Cómo evitar la sobrecarga emocional
James Gross, profesor en la Universidad de Stanford y uno de los expertos en regulación emocional, explica que hay tres elecciones para evitar que una emoción te sobrecargue:
Selección de la situación: elegí no atravesar una situación que te pone mal.
Modificación de la situación: si no te queda otra que atravesarla, modificá la situación en algún grado (por ejemplo, preparate mejor para un examen).
Desvío de la atención: si ya estás atravesándola tratá de desviar la ansiedad, la atención y los nervios hacia otro lado.
Pero si las emociones ya aparecieron podés –y es mejor– expresarlas o ejercitar el cambio cognitivo. Este último abarca las diversas técnicas derivadas del conocimiento científico del cerebro por el cual aunque ya estés en medio de una mala situación emocional, todavía podés repensarla de manera distinta, podés etiquetar la emoción o reformularla, lo que implica cambiar la interpretación de lo que está pasando. Todas estrategias de regulación emocional que tienen como fin último que tomes mejores decisiones sin dejarte llevar por impulsos o repeticiones del pasado.
Entonces, buenas noticias: la inteligencia emocional llegó para quedarse, y si bien hay gente que tiene el talento para entender lo que siente y como autorregularse, se trata de una habilidad que todos podemos aprender a cualquier edad. El mantra para lograrlo es el mismo que para un deporte, un idioma o un instrumento musical. Primero creer que podés mejorar esta habilidad del cerebro, luego querer hacerlo y finalmente practicar, practicar y practicar las técnicas que hoy tanto ciertas escuelas de la psicología, como la biología y las neurociencias ponen al alcance de todos.
Es hora de que en lugar de mirar tu desempeño del pasado dediques tiempo a tu gran potencial para asumir tu presente y construir tu futuro. Para ello aprendé a prestarle más y mejor atención a lo que sentís, asumí tu absoluta responsabilidad por las decisiones que tomás, sin tanta queja o culpando a los demás por lo que te pasa, y construí día a día una mayor autoconfianza. Si no hacemos esto con nosotros mismos primero, difícil tarea será poder hacerlo con nuestros hijos.
- Estanislao Bachrach se presentará mañana, a las 20.30, en el Hotel Il Belvedere de Punta del Este, con entradas limitadas, para una charla interactiva de inteligencia emocional donde toda la familia está invitada. Luego habrá un meet & greet y cocktail.
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