Lenguaje de emojis: el mate, muy cerca de formar parte del esperanto digital
Nació como un sueño: que el mate tenga un emoji. Si la mayoría de los argentinos toma mate, si los argentinos están en el top diez de los mayores usuarios de emoticones en el mundo, y si hay 114 países que importan yerba? ¿cómo podía faltar? El problema era que ingresar a la academia oficial del emoji no es sencillo. Por eso, en julio del año pasado, la periodista digital de LA NACION Florencia Coelho levantó la mano en el Hackathon de Buenos Aires de la Media Party 2017 de Hacks/Hackers, un evento que reúne a periodistas con programadores, y pidió ayuda para impulsar el proyecto. Se le sumaron cuatro entusiastas: Daniela Guini, al frente del sitio tierradegauchos.com, el periodista Santiago Nasra, el diseñador Emiliano Panelli y el ilustrador Martín Zalucki.
Después de ganar en varias instancias, consiguieron que el mate hoy esté entre los borradores de los nuevos emojis que se sumarán a los teléfonos y computadoras desde 2019. Todavía faltan dos instancias, pero, desde la mesa en la que se decide el futuro de los emojis, se explica por lo bajo que el mate está entre los íconos más relevantes de los 104 finalistas. Comparte cartel con el gesto de "un poco", el audífono y la malla enteriza, entre otros. Así, salvo que exista una objeción con fundamento, el mate se sumará a este lenguaje universal. Los ganadores se conocerán en febrero del año que viene, y a partir de junio el ícono del mate estaría disponible en los celulares.
La academia oficial del emoji se llama Unicode, y es un consorcio que agrupa a tecnológicas como Apple, Adobe, Google, Facebook, Microsoft, Netflix. Tiene miembros como la Universidad de Berkeley y los gobiernos de Omán, la India y Bangladesh, ya que tanto instituciones y países pueden integrarlo con un costo de 18.000 dólares anuales. El comité del consorcio, de 12 miembros, decide las incorporaciones. Otros 22 miembros asociados, entre los que figuran activistas emojis que buscan impulsar la igualdad de género y empresas como Tinder o Twitter, tienen voz pero no voto.
¿Para qué existe esta academia oficial? Unicode crea códigos únicos que garanticen la interoperabilidad de contenidos entre plataformas. Los emojis no son fotos sino códigos. Cuando alguien manda una carita con ojos de corazón por WhatsApp -el emoji más elegido por los argentinos, según la Universidad de Michigan-, lo que viaja entre teléfonos es el código U+1F60D. Para eso, en 2010 los miembros de Unicode se pusieron de acuerdo y todas las plataformas desarrollaron su propia versión. Hoy, lo que nació en Japón en 1999 como la necesidad de unificar los lenguajes de los celulares, es un idioma universal de 2823 emojis. El esperanto digital.
Arduo proceso
Cada incorporación debe atravesar un arduo proceso que analiza su utilidad, popularidad, vigencia, atemporalidad y universalidad. Por estos días, Unicode está recibiendo propuestas para 2020. Cada año, les llegan más de 1000 proyectos. "Trabajamos muy duro para contarles a los miembros de Unicode que el mate es a la vez argentino y universal. Que grandes figuras como Lionel Messi, el Papa y hasta Madonna toman mate. Que para nosotros no es solo una bebida, sino una invitación a compartir, y que en todo el mundo se toma", dice Coelho.
La idea tuvo el impulso de la periodista ex The New York Times Jennifer 8 Lee, que es cofundadora de la organización Emojination, que logró la incorporación del dumpling (empanada). También el emoticón de la hijab, el del ADN y el del mosquito, que se sumarán a partir de pasado mañana. Emojination impulsa 45 de las más de 150 incorporaciones de este año.
Jennifer se autodefine como activista emoji y cuenta desde San Francisco que, en 2015, un día hacía planes para cenar con una amiga china y descubrieron que las empanadas de su nacionalidad no figuraban. No solo eso. "Caímos en la cuenta de que los emojis, tan centrales en la vida cotidiana en todo el mundo, eran controlados por un puñado de miembros de corporaciones tecnológicas americanas, que en su mayoría son hombres, blancos e ingenieros. ¿Cómo hacer entonces para que los emojis fueran inclusivos?", dice. Entre otros, Lee impulsa los "femojis" de la menstruación. Una toallita con sangre, una gota roja, entre otras. Pero, por el momento, no encontraron eco.
La ruta del emoji no es sencilla: puede durar 18 meses y ser tan compleja como ingresar a Harvard. Los fans del mate, Coelho a la cabeza, tuvieron la chance de presentar la propuesta ante el comité de Unicode, el mes pasado. Les preguntaron si se podía hacer mate de marihuana o usarlo como pipa para droga. Les explicaron que no, que a ningún deportista le había dado positivo un doping. La presentación fue un éxito y el mate pasó a la final. Pronto, el equipo argentino viajará a Nueva York para participar del Emojicon, encuentro que reúne a los fanáticos y activistas. Tendrá su propio stand, con degustación, llaveros y pins.
No son los únicos argentinos que impulsaron un ícono. Hace un año, un grupo de cordobeses propuso el del fernet, con una campaña en la plataforma Change.org, pero no lograron reunir el apoyo. En 2015, Fernando Barbella, director creativo de la agencia londinense Seven3, impulsó una campaña para el choripán. No llegó a completar los formularios de Unicode y la iniciativa se quedó en fase de idea. Tiempo después, Barbella impulsó junto a KitKat el emoji del clap del chocolate, ese momento en que se parte. Hicieron la presentación en Unicode, pero no vio la luz.
Ocurre que el consorcio evita las marcas. En cambio, ofrece a las empresas la posibilidad de "adoptar un emoji". Google, por ejemplo, adoptó el de la hamburguesa.
Hay otra argentina que logró un emoji. Es Berenice Morzone, nutricionista y madre cordobesa, que en 2015 inició una campaña para que se incorporara el de la lactancia, primero en Change.org y luego con un video en YouTube que se hizo viral. Después, hizo la presentación oficial y fue seleccionada finalista. Pero cuando finalmente se incorporó en 2016, el crédito mediático se le atribuyó a la periodista británica Rachel Lee, que había hecho un pedido similar. "Fue una alegría enorme que el emoji se incorporara, pero fue una desilusión que no hayan reconocido públicamente mi aporte", cuenta Morzone.
Los que compiten para 2019
El mate
Es uno de los 104 proyectos finalistas que podría sumarse a los celulares a partir del año que viene gracias a la iniciativa de cinco argentinos. Quienes quieran unirse a esta campaña, pueden usar el hashtag #emojidelmate
El bostezo
El emoji del bostezo fue propuesto hace un año por un usuario, Jay Peters, que argumentaba que aunque el adulto promedio bosteza unas 20 veces al día, todavía no existe ninguna carita con boca abierta y tapada con la mano que sintetice esa mezcla de tensión y aburrimiento que siente quien bosteza
El audífono
Se trata de un emoji sobre accesibilidad, que fue solicitado por Apple. Una de cada siete personas en el mundo tiene alguna discapacidad (visual, auditiva, de movilidad, u otras). "Creemos que la tecnología debe ser accesible para todos", sostuvieron
El gesto de "un poco"
Jenny Kortina y Christopher Beamont pidieron que se incluya el gesto de "un poco" hecho con los dedos, por considerar que falta ese matiz para indicar que uno está un poco aburrido o un poco triste o que está lloviendo poquito
El perro guía
Fue solicitado por Apple, que argumentó que "sumar este emoji emblemático para la vida de sus usuarios ayudará a instalar una cultura de la diversidad inclusiva de la discapacidad"
Personas de rodillas
Jennifer 8 Lee y Alex Marx, de Emojination, pidieron que se incorporen tres emojis y sus variantes para todos los tipos de piel: el de hombres y mujeres de pie, sentados y arrodillados. Argumentan que la forma en que se grafica hoy a las personas no hace reconocible los distintos comportamientos humanos
La malla enteriza
La agrupación ESC presentó un pedido para que se incluyan otros tipos de traje de baño, entre ellos la malla enteriza. También se propuso que se sume el slip y los shorts de baño de media pierna para hombres