Las trigemelas de Temperley cumplen un año: “Nuestra vida se convirtió en un caos hermoso”
El caso de Delfina, Victoria y Julieta se da cada 200 millones de embarazos; sus papás contaron a LA NACION cómo es el día a día; las noches sin dormir y la pregunta que todos les hacen: ¿cómo las diferencian?
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Victoria, Julieta y Delfina Chainski Catalá son trigemelas genéticamente idénticas. Nacieron el 25 de julio de 2020, en plena cuarentena, en la Clínica IMA de Adrogué, y su caso fue un hito nacional porque ocurre en uno de cada 200 millones de embarazos. Este domingo, cumplen su primer año y LA NACION habló con sus papás para conocer su día a día, sus alegrías y sus ilusiones.
Vanina Catalá Ortmann y Leonel Chainski definieron estos 12 últimos meses de su vida como “un caos hermoso”, en el que pasaron momentos de miedo e incertidumbre, varias reformas en su casa y también multiplicaron por tres su amor. Además, afirmaron que “volverían a pasar todo de nuevo” -si fuera necesario-, ya que hoy “no conciben la vida sin ellas”.
Las bebas permanecieron internadas en Neonatología hasta el 12 de septiembre, ya que necesitaban superar los dos kilos. “La cesárea fue un sábado, a mí me dieron el alta el miércoles y volví a casa sin mis hijas. Fue horrible”, reconoció Vanina en diálogo con LA NACION. “Sabía que estaban en buenas manos, pero no está buena la situación”, señaló.
La primera foto que se viralizó de las trigemelas las mostraba juntas en la misma incubadora, pero después cada una pasó a estar en la suya propia. Sin embargo, siempre trataban de mantenerlas unidas y, pese a que Julieta estuvo lista antes, la hicieron esperar para dales el alta el mismo día.
La llegada a su casa fue agitada. Por la pandemia nadie más que ellos dos habían podido estar con las bebas y, así, los familiares conocieron a las trigemelas por videollamada. Por eso, el día que salieron de la clínica hubo una congregación a la puerta de su casa del barrio San José, de Temperley.
“Estaban todos en la puerta esperándonos”, contó Vanina. “Mi hermano Nicolás fue con mi cuñada (a la clínica) porque no entraban los tres ‘huevitos’ en el auto. Nosotros traíamos a Victoria y Julieta, y él a Delfina. Cuando llegamos a casa estaban todos: el vecino de enfrente, los papás de mi cuñada tocando bocina, mis viejos, mis hermanos, el hermano de él, los padres...”, agregó. “Y nosotros entrando con terror de que se contagien”, admitió Leonel.
Operativo trigemelas
Pero estar todos juntos en su hogar tampoco les devolvió la calma. “No sé cuántas veces organizamos y reorganizamos la casa; construimos. Pero tenerlas es el ir reacomodando la vida en el día a día”, señaló la mamá de las trigemelas.
La primera noche, la pareja había puesto una practicuna frente a su cama, pensando que iban a dormir todos en la misma habitación, pero eso no pasó. “No durmieron ni una noche así”, afirmó Leonel, que reconoció que “la cocina se convirtió en una sala de Neonatología”.
Una madrugada terminaron comprando tres colechos, más chiquitos que la cuna. A su vez, precisaron cambiar el coche que tenían por una camioneta en la que entraran los tres “huevitos”.
“El llanto va en cadena”, aseguró Vanina al contar que tuvieron que separarlas: una en la cocina, otra en la pieza y otra en el living. ¿La razón? Hacían mucho ruido cuando dormían y se despertaban. Recientemente, se enteraron de que esos ronquidos eran a causa de que tenían laringomalacia, una afección propia de los bebés prematuros.
“De a poco las fuimos juntando. Cuando logramos que se acostumbren a dormir juntas, armamos las tres practicunas y ahora las vigilamos con una camarita”, explicaron los padres.
Al comienzo, la familia tuvo que armar el Team Chainski Catalá, ya que precisaban ayuda. Por las noches las cuidaba Leonel con la asistencia del papá de Vanina, su hermano o alguno de los padrinos. Durante el día, le tocaba a la mamá. De esta manera, trataban de descansar algunas horas.
“Más allá de la pandemia necesitábamos ayuda, era inevitable y la gente que vino siempre fueron personas que estuvieron muy cercanas a nosotros y que vemos que se cuidan. También implica todo un riesgo tener bebés prematuras y el Covid de por medio”, explicó Vanina a LA NACION.
En todos estos meses, asumen que vivieron “momentos de desesperación”, como una noche en que Victoria se puso azul y no respiraba. Pero aprendieron a resolver cada situación, se unieron más que nunca, buscaron herramientas y salieron adelante como familia. Ahora las nenas comienzan a pararse solitas y pronto caminarán. Y en 2022 comenzarán el jardín maternal en el Club Temperley, del cual son socias desde su nacimiento.
👶🏼👶🏻👶🏽 Bienvenidas las primeras trigemelas del Gasolero! ⛽️
— Club A. Temperley (@TemperleyOK) July 27, 2020
Felicitaciones a sus padres Leonel Chainski y Vanina Catalá Ortmann por agrandar a #LaFamiliaMasGrandeDelSur 💙 pic.twitter.com/HrRZxbIh64
Una pregunta que les hacen frecuentemente es cómo hacen para reconocerlas, porque son idénticas. Para eso, el padrino de Delfina les regaló los abridores distintos: Julieta tiene perlitas blancas; Delfina un corazón dorado con strass blanco; y Victoria perlitas doradas.
Ahora, el próximo proyecto es ir construyéndoles con tiempo una habitación para cada una.
Una rutina “muy marcada” y contención
A lo largo de estos meses, Vanina y Leonel fueron ganando experiencia y herramientas para manejar su nueva vida. También buscaron contención psicológica en manos de especialistas.
“Mis días son estar 24/7 con ellas, por lo que en algunos momentos estoy como colapsada”, asumió Vanina. Y contó: “Yo estoy yendo al psiquiatra por temas de ansiedad, claramente por todo este caos hermoso que nos tocó vivir”. Lo mismo ocurre con Leonel.
Poco a poco, entendieron que generar hábitos era la clave para acomodar sus días. “Tenemos una rutina súper marcada, de mamadera a la mañana apenas se levantan, siesta de media mañana, juegos, movimiento libre, siesta, baño y más juego. Tipo 19 ya están cenando y a las 20 con su mamadera se van a dormir”, enumeró Vanina.
Por las noches, también hay un ritual en el que les dan la mamadera, las saludan y se van. Actualmente, duermen de corrido hasta las 8.30 de la mañana, pero no siempre fue así.
La psicóloga de Vanina les recomendó un método conductual, que se desarrolla en el libro Duérmete niño. “Me dijo: ‘Sé que te va a angustiar escucharlas llorar porque van a querer estar a upa tuyo y dormirse con vos. Pero es necesario por vos y por Leo, que hagan esto’. Lo empezamos a hacer y en un mes y medio ya duermen excelentemente bien”, contó la mamá de Victoria, Julieta y Delfina.
Aunque admitió: “Hay gente que me felicita y otra que se horroriza porque las dejo solas en su habitación. Pero a mi me vinieron tres hijas de un saque cuando esperaba un solo hijo y hago lo que me resulta”.
Ser padres en pandemia y el sueño de volver a viajar
Leonel y Vanina transitaron casi todo el embarazo en pandemia. Estaban de viaje por Praga, en República Checa, cuando ella comenzó a sentirse mal y confirmaron el motivo en Cracovia, Polonia. Al volver a Buenos Aires, el 15 de febrero, se hicieron la primera ecografía y se enteraron de que eran tres bebés.
La emergencia sanitaria hizo que solo ella pudiera entrar a las ecografías, entre otras restricciones. Además, al ser un embarazo monocorial triamniótico, lo que significa que las hermanitas Chainski Catalá provienen de la fecundación de un solo óvulo por un espermatozoide, tenían potenciales riesgos y decidieron no contar la noticia. Cuando lo hicieron, sus amigos no les creían.
“Los primeros seis meses no podíamos contar que Vanina estaba embarazada porque había muchas posibles complicaciones. Los médicos nos decían: ‘Mirá que se puede morir una, dos o las tres’”, recordó Leonel. Afortunadamente, todo avanzó bien y a la semana 28 el obstetra Marcelo Rey les dijo que si ya nacían iba a estar todo bien. El parto se dio por cesárea programada en la semana 32 de gestación.
La pareja siempre fue de viajar mucho y “muy amigueros”, por lo que sienten que la pandemia los limitó en cuanto a “poder ponerlas en la camioneta y llevarlas a dar una vuelta a La Boca o a Puerto Madero, y no estar tan encerradas”.
Por ahora, las sacan a pasear en cochecito por el barrio, cuando no hay mucha circulación de personas. Lo mismo les pasa cuando tienen que visitar centros médicos; eligen lugares chicos, con poca circulación de gente y “protocolos que se cumplan”.
“Si fuera por mí, yo ya viajaría”, aseguró Vanina, que junto a Leonel recorrió varios países del mundo. Pero todavía no se animan. Tienen una invitación de un exjugador de Temperley para viajar a California, donde vive, y visitar Disney. También los invitaron a Turquía y a Montevideo, Uruguay.
Pero a Vanina le gustaría primero poder recorrer la Argentina con las tres. Y antes están planeando viajar a Santa Fe. Leonel vivió dos años en Elortondo y tiene muchos amigos y una casa allá. “Queremos que conozcan a las bebas, pero estamos en pandemia todavía y eso te frena todo”, señaló Leonel.
La historia con la Medalla Milagrosa
Vanina sueña con celebrar el bautismo de sus hijas en la Parroquia Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, de Adrogué. Ella tiene una historia conmovedora con la aparición de la Virgen María, que la conecta con su abuela materna, que ya falleció.
“Es la Virgen que me acompañó siempre, de la cual era devota mi abuela y la encontramos abajo de la sala de Neonatología”, contó. Antes, la vio en una gruta, en Polonia, cuando se enteró de que estaba embarazada.
“Siempre se presenta en los lugares menos pensados. Se me presentó en todos los viajes que hice, desde en medio de las montañas, en Italia, hasta en las Islas Galápagos, en Ecuador. Yo siempre digo que es mi abuela que me acompaña siempre y que está en cada paso que doy, y que estuvo con las nenas cuidándolas en la clínica también”, reflexionó Vanina.
Redes sociales, “tribu” y un nuevo proyecto
Las trigemelas de Temperley son furor en Instagram y TikTok, aunque sus papás no lo planificaron. Crearon las cuentas en las redes sociales para mostrarles a sus familiares que viven en el exterior cómo iban creciendo. “Abrí TikTok en febrero y subí un video, cuando me di cuenta ya teníamos un montón de seguidores”, contó sorprendido Leonel.
Su caso, al ser mediático, despertó la curiosidad de muchos seguidores, que empezaron a contactarlos. Eran familias que también tuvieron partos múltiples y les daban consejos; u otros que les pedían alguna sugerencia. “Yo hablo con Paula Portugal, mamá de trigemelas de La Plata”, contó Vanina, sobre esta “tribu” en la que comparte sus experiencias y escucha las de los demás.
Leonel también conoció a Victorio Paoletti, que es padre de trillizas de 24 años, que actualmente viven en Barcelona, y se contactó con una de las chicas para consultarle todo lo que no debían hacer como papás múltiples. “Necesito entender cómo sobrellevar un montón de cuestiones”, resaltó.
En marzo, el padre de las niñas compró el dominio “Las Trigemelas” y está desarrollando la página web con un nuevo proyecto: vender ropa de bebé.
“Surgió la posibilidad de un microemprendimiento para vender ropita de bebé, que se le ocurrió a Vanina y coincidimos con una prima que es una apasionada de la costura”, apuntó. Y explicó que esta iniciativa, además de ser una posibilidad de trabajo, los ayudó a “poner la cabeza en algo por fuera” de la rutina diaria.
Apenas terminen de diseñar el logo, registrarán la marca “Las Trigemelas” en todos los rubros, para no limitarse. Su idea es hacer indumentaria para Victoria, Delfina y Julieta, probarla con ellas y luego ver si prospera el negocio. “Yo busco calidad, porque es para mis hijas”, sostuvo Leonel.
La primera fiesta (con protocolos)
Este domingo 25 de julio las trigemelas Chainski Catalá cumplirán su primer año. La idea de Vanina y Leonel era hacer un gran festejo, pero “esta segunda ola frenó todo”. “Vamos a hacer una reunión familiar, con ambas familias, en nuestra casa, con una torta, globos y guirnaldas”, adelantó la mamá de las bebas.
Pero agregó que esperan que, más cerca de la primavera, puedan organizar un evento al aire libre en el que puedan participar los padrinos y amigos de la familia.
Como en todo cumpleaños, hay muchos deseos, y los papás de las trigemelas tienen los suyos. “Yo siempre pido que tengan salud, sobre todas las cosas. Porque amor tienen de sobra”, indicó Vanina. Mientras que Leonel pidió: “Me encantaría que ellas triunfen, puedan viajar, conocer el mundo. Que puedan hacer todo lo que hicimos nosotros y muchísimo más”.
Los padres de las trigemelas aseguran que sus hijas “son puro amor” y “recontra simpáticas”. Y que, pese a que al llegar a sus vidas provocaron una verdadera revolución, volverían a elegirlas. “No cambiaríamos nada de todo lo que pasó, no concebimos la vida sin ellas”, concluyeron.
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