Las pedagogías de avanzada se centran en fomentar la autonomía de los alumnos, el aprendizaje profundo y la educación emocional; especialistas advierten que su implementación es desigual
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La escuela es una de las instituciones más antiguas y una de las que, a pesar de los siglos transcurridos desde su creación, se ha mantenido relativamente similar. Sin embargo, y sobre todo a partir de la pandemia de Covid-19, pareciera estar mostrando sus límites a nivel mundial.
En la Argentina la situación es crítica: cálculos oficiales estiman que unos 600.000 estudiantes nunca regresaron a la escuela tras la pandemia y los resultados de las últimas pruebas Aprender muestran que solo dos de cada diez alumnos están capacitados para comprender textos narrativos sin dificultad y que el 45% tiene un nivel básico o por debajo del básico en matemática.
Ya en 1996 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) presentó un informe en el que expuso las claves para la educación del nuevo milenio: aprender a aprender, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a estar juntos. Hoy, a 26 años de esa declaración de objetivos, nos preguntamos: ¿cuáles son las técnicas pedagógicas más innovadoras que pueden mejorar los procesos de aprendizaje?
Especialistas consultados por LA NACION dijeron que si bien la agenda ya estaba enfocada en realizar algunas transformaciones, la pandemia puso muy en evidencia la necesidad de aplicar técnicas nuevas que se adapten a la realidad. “Con la pandemia los chicos empezaron a trabajar más solos desde sus casas y, si bien el acompañamiento fue muy desigual, muchos pudieron seguir aprendiendo. Entonces cuando aquellos que no se cayeron del sistema volvieron a la escuela, se encontraron con un sistema que les impone fragmentación, horarios, espacios. Hoy estamos pensando cómo capitalizar esa independencia que adquirieron”, dijo Belén Soba Rojo, especialista en aprendizaje e innovación.
1. Aprendizaje profundo
Sandra Ziegler, directora de la maestría en Ciencias Sociales con orientación en Educación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), dijo que las tendencias más innovadoras de la actualidad ponen el foco en el aprendizaje profundo, una mirada que tiene por objetivo que los alumnos aprendan a aprender.
“Esto quiere decir que no hay tanto eje en la cuestión memorística o la adquisición de conocimientos per se sino que lo importante es que las personas adquieran la capacidad para continuar aprendiendo independientemente de cuál sea el contenido que tengan por delante. Por este motivo, una de las cuestiones que hoy es importante es la priorización de saberes. Ya no se ven tantos planes de estudio muy extensos sino que hay una priorización de lo medular, conocimientos estructurales y centrales, sin tanto hincapié en saberes periféricos”, explicó.
2. Trabajo por proyectos
En línea con el aprendizaje profundo, Ziegler dijo que hoy la forma más novedosa para organizar los contenidos es a partir de proyectos, es decir, agrupar diferentes disciplinas en pos de resolver un problema de la vida real que suele finalizar con el desarrollo de alguna propuesta o solución.
Por ejemplo, en la Escuela ORT, ubicada en la ciudad de Buenos Aires y mencionada por las especialistas como una institución referente en materia de innovación educativa, los alumnos trabajan por proyectos con la idea central de formarlos integral y autónomamente.
“Los estudiantes tienen un rol muy activo y participativo. Desde que inician hasta que terminan su trayecto educativo, trabajan en proyectos que atienden a alguna necesidad y están orientados a resolver alguna problemática social como ayudar a alguien con alguna discapacidad o armar una política pública para el entorno en el que viven. Eso hace que las experiencias de los alumnos sean significativas, relevantes y motivadoras para ellos mismos porque es ponerlos a elegir buena parte de su trayecto educativo”, dijo Luis Pérez, director del establecimiento.
En ORT también existe el programa “Conexiones” en el cual, independientemente de la especialización que hayan elegido, los estudiantes pueden escoger un campo de estudio menor, un área que les resulte interesante, para investigar y complementar su formación. “Esto amplía mucho el espectro de temáticas y les permite pensarse a sí mismos, probar en qué cosas tienen fortalezas y construir una autonomía que les permita llevar adelante no solo su trayectoria educativa sino también su proyecto de vida”, explicó Pérez.
3. Aula invertida
La idea tradicional del aula también está cambiando. Guillermina Tiramonti, investigadora de temas educativos en Flacso, explicó que actualmente hay una nueva concepción del aula que está basada en la idea de que sea un taller de construcción del conocimiento más que un auditorio que escucha al docente.
“El aula invertida, por ejemplo, es un sistema nuevo por el cual los chicos reciben virtualmente la clase del docente y luego cuando van a la escuela y lo que hacen es discutir sobre esa clase. No reciben el contenido en la clase sino que lo estudian antes y después lo discuten”, dijo Tiramonti.
La provincia de Misiones trabaja desde 2015 con un modelo de innovación educativa llamado Flipped Learning —Aprendizaje Invertido, en español— en todos los niveles. “Utilizamos el tiempo en el aula para las tareas cognitivas de mayor desafío como analizar, aplicar, evaluar mientras que las actividades más pasivas suceden en un espacio individual del estudiante”, dijeron desde el Ministerio de Educación misionero.
Las especialistas señalan que estas técnicas les otorgan a los estudiantes un rol mucho más protagónico y autónomo. De acuerdo a Ziegler, la escena escolar, que antes estaba muy centrada en el trabajo del profesor, hoy se invierte y son los estudiantes a través de su actividad los que van adquiriendo los saberes. El profesor ya no es el centro de la escena sino más bien quien pone a disposición los saberes y las actividades y acompaña el proceso de aprendizaje.
Otro de los aspectos más innovadores relacionados a la cuestión áulica tiene que ver con el vínculo entre la arquitectura escolar y la pedagogía.
La Escuela Técnica Roberto Rocca (ETRR), en Campana, está estrenando un rediseño integral de sus espacios en función de las nuevas miradas en educación. Ludovico Grillo, director del establecimiento, aseguró que el nuevo diseño potencia el aprendizaje basado en proyectos.
“Ponemos al alumno en el centro del proceso de aprendizaje para que aprenda a partir de actividades que le resulten interesantes y motivantes. Desde esa mirada, el aula tradicional deja de funcionar porque el rol del docente no es tan expositivo sino uno que tiene más que ver con motivar, guiar y proponer. Eso también nos llevó a integrar materias porque, naturalmente, los proyectos no quedan circunscriptos a una única disciplina”, dijo.
Así, se están alejando del modelo de aulas iguales y empiezan a haber espacios creados en función de la necesidad: espacios de trabajo colaborativo, espacios para la concentración, para la investigación y espacios activos donde se prevé que haya movimiento.
4. Educación emocional
Algunos colegios venían trabajando en la implementación de distintas innovaciones desde hacía varios años, pero la pandemia disparó la necesidad de trabajar el desarrollo emocional de los alumnos, no solo en pos de su salud mental, que en muchos casos se vio gravemente afectada, sino también para mejorar el proceso de aprendizaje.
En la Escuela de la Paz, ubicada en San Nicolás de los Arroyos, provincia de Buenos Aires, llevan adelante un proyecto llamado “Educador es valorar” que incluye diferentes acciones.
“El programa viene de repensar nuestro lugar como docentes para promulgar y trabajar en valores. Sabemos que los niños, sus familias y nosotros fuimos cambiando y evolucionando y hay que prepararse para estar a la altura de esos cambios. Con este programa trabajamos el respeto y la solidaridad en acciones concretas, primero con la persona que tenemos al lado, por ejemplo, ayudando a un compañero a atarse los cordones, lavarse las manos o ponerse el pintorcito. Y después trabajamos en que la solidaridad no sea solo dar lo que me sobra sino donar tiempo y contar cuentos, armar juguetes o hacer alfajorcitos para el hospital de la ciudad. En la segunda mitad del año trabajamos la solidaridad con el medio ambiente y el planeta”, dijo Alejandra Ramos, coordinadora de la escuela.
Además, los miércoles implementan distintas pedagogías como la Waldorf, Reggio Emilia o Montessori.
Por su parte, Sofía Lorenzo, directora de inglés del colegio informático San Juan de Vera en la ciudad de Corrientes, contó a LA NACION que en esa institución están muy enfocados en la aplicación de la educación emocional y las neurociencias para potenciar el aprendizaje. “Trabajamos mucho la educación emocional para que los alumnos puedan identificar y gestionar sus emociones”, dijo.
Soba Rojo agregó: “Las neurociencias brindan las herramientas para conocer cómo aprende un alumno y así entender cómo se debe trabajar en la escuela, cómo motivar y consolidar hábitos que les sirvan para su desarrollo emocional y aprendizaje. Primero hay que trabajar la dimensión emocional y luego la dimensión cognitiva”.
5. Recreos cerebrales
En el San Juan de Vera los estudiantes de todos los niveles tienen recreos cerebrales, actividades que cambian la dinámica de las clases y les permiten seguir estudiando en mejores condiciones. “Por ejemplo, si los chicos están escribiendo o leyendo y están muy cansados, se les pone una actividad como escuchar una canción, mirar un video para moverse o hacer percusión corporal, que hace que el cerebro reciba otra información, se oxigene y después vuelva a la actividad del aula. Es una herramienta de las neurociencias muy buena porque permite desarrollar la atención focalizada, la atención sostenida, la motivación intrínseca y prepara al niño para que siga aprendiendo”, dijo Lorenzo.
La Escuela de la Paz tiene una iniciativa similar llamada “La paz respira”, un programa por el cual al inicio de cada jornada y cada vez que los docentes lo consideran necesario, invitan a los chicos a realizar ejercicios de respiración consciente para oxigenar el cerebro y predisponer a los estudiantes para aprender.
6. Redes de escuelas
Tiramonti destacó que algo que en la Argentina se ha ensayado y dado excelentes resultados es la formación de redes de escuelas, que son reuniones entre directores y docentes de diferentes instituciones en las que se genera un espacio de asesoramiento, formación y trabajo en conjunto.
Por ejemplo, “High Tech High”, un grupo de escuelas en California, EE. UU., que trabaja el aprendizaje basado en proyectos, es una de las redes modelo a la que desde la Argentina se mira como referente. Del mismo modo, las escuelas jesuitas de Barcelona también se han convertido en un nicho innovador.
Islas innovadoras
Las especialistas aseguran que las innovaciones suelen generarse en países europeos como Suiza, Suecia, Finlandia, otros como Canadá o Estados Unidos y algunos nichos puntuales como las escuelas jesuitas de Barcelona, en España, y que, como toda innovación, en ocasiones se expanden por otras regiones y otras veces no.
“En la Argentina, estas tendencias se visualizan en algunas escuelas y provincias que empiezan a hacer desarrollos de estas características. Por ejemplo, podría señalar el proyecto PLaNEA —Nueva Escuela para Adolescentes—que llevan adelante Tucumán y Chaco con la colaboración de UNICEF en un grupo de escuelas secundarias y que adopta buena parte de estas características en un modelo innovador. También está la experiencia de Río Negro, que ha desarrollado una propuesta de transformación de la escuela secundaria, y las “Escuelas del Futuro” en la ciudad de Buenos Aires “, dijo Ziegler.
De acuerdo a Soba Rojo, para innovar no se necesitan grandes recursos económicos sino contar con el recurso humano y la convicción. “Hay buenas innovaciones en muchos colegios argentinos que están trabajando en la comprensión profunda, la educación emocional y el respeto por la heterogeneidad”, explicó.
Para Tiramonti, el problema está en la desigualdad: “En la Argentina hemos hecho experiencias que combinan lo tradicional con algunas de estas nuevas tendencias, pero el problema que tenemos es que se hacen en un conjunto de escuelas muy limitado porque exige cambios estructurales que no se hacen y porque tenemos deudas elementales, como que los chicos no aprenden a leer y escribir. Hay iniciativas, pero quedan como islas innovadoras que no abarcan todo el conjunto”.
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