Las mujeres celan por amor; ellos, por sexo
El miedo femenino es que ame a otra; el varón teme la traición
Los celos, como se sabe, no tienen buena prensa. Se los considera sinónimo de patología, de inseguridad propia o de un vulgar deseo de posesión o apropiación del otro.
Pero, en los últimos años, un especialista norteamericano llamado David Buss anunció al mundo que cierta cuota de celos -a mitad de camino entre la indiferencia total y la vigilancia obsesiva- ayuda a mantener viva la pareja a través del tiempo.
Según una investigación de la doctora Martina Casullo, profesora titular en la Facultad de Psicología de la UBA y coordinadora de la carrera y el doctorado en Psicología, de la Universidad de Palermo, los celos -confesos o no- existen en todas las relaciones de pareja. Y, además, hombres y mujeres se ponen celosos por cuestiones diferentes.
Mientras al varón lo desespera imaginar a su mujer en contacto sexual con otro, a ellas las desgarra de dolor pensar que su hombre pueda entregar su corazón a otra mujer, aunque eso no implique contacto íntimo. Una relación sexual, en todo caso, puede no ser más que algo casual para la visión femenina, pero ¡amar a otra, eso jamás!
Según Casullo, la mirada positiva de Buss en torno de los celos se parece bastante a la representación que buena parte de las personas tiene acerca del tema, "cuando por ejemplo dicen que un poquito de celos está bien... Porque si no te cela es que no le interesás...", comentó la psicóloga.
Algo de esto confirma el testimonio de Fidel, de 29 años, estudiante de cocina, cuando dice que para él "sentir celos no tiene nada de positivo porque uno sufre al divino botón. Pero, eso sí, sentirse celado ayuda a mantener bien alta la autoestima".
La autoestima, sentimiento puesto especialmente de moda durante los 90, puede funcionar gracias al combustible de los celos. Y así ocurría en la relación de Elida y Shako. Pero, ¿vale la pena?
"Estuvimos juntos un año; éramos compañeros de trabajo -recuerda ella, que ahora está por casarse con otro hombre- Los celos eran casi el eje de nuestra relación. El era inseguro, demasiado blando y huía del compromiso. Una forma bastante perversa de demostrármelo era acercarse a otras mujeres en mi presencia. Siempre trataba de darme celos. Por eso no creo que en todos los casos ayuden a fortalecer las parejas."
Del cuerpo y del alma
El estudio, realizado por la doctora Martina Casullo y la licenciada Mercedes Fernández Liporace, se basó en encuestas a 446 adultos de ambos sexos, de 20 a 56 años, de Capital Federal y Gran Buenos Aires.
"El promedio de edad fue de 30 años -dijo la psicóloga-, y la mayor cantidad de encuestados osciló entre 25 y 35. Las conclusiones no son representativas, pero reflejan bastante bien el imaginario social sobre el tema."
Las preguntas realizadas a los encuestados se basaron en situaciones supuestas. Por ejemplo, "imagine que su pareja está interesada en otra persona. ¿Qué le dolería más?" El 82% de las mujeres y el 52% de los hombres respondieron "un vínculo emocional" entre su pareja y alguien más. Pero mientras la mitad de los varones expresó que lo que más le dolería en ese caso era una relación sexual, tan solo lo hizo el 18% de las mujeres.
"La mayoría de las mujeres percibe con más dolor y molestia la posibilidad de que su pareja se enamore de otra y no tanto la supuesta existencia de relaciones sexuales circunstanciales -dijo Casullo-. Los varones también admiten que les causaría dolor que sus parejas se enamorasen de otro, pero con mayor frecuencia que las mujeres revelan sentirse más dolidos y molestos ante la sospecha de un vínculo sexual."
Mientras el vínculo emocional, aunque no incluya sexo, es una amenaza en la visión de la mujer, para el varón es amenazador pensar en que ella duerma con otro. "Aunque para ellas -aclaró la investigadora- es menos probable suponer que una relación de enamoramiento incorpore un vínculo sexual. Pero en cambio si las mujeres imaginan que tienen una relación sexual casual con un varón, consideran más probable que eso se transforme en un vínculo emocional profundo."
La doctora Casullo explicó que la teoría de Buss describe que ambos sexos desarrollaron a lo largo del tiempo un menú de alternativas diversas de apareamiento entre las que se incorporan tanto las relaciones estables como las breves. "En ese contexto -dijo- otorgó importancia al estudio de los celos, entendidos en términos de estrategias de afrontamiento que permiten mantener y consolidar las parejas. Como implican temor a la pérdida de la otra persona frente a una experiencia real o imaginaria (por ejemplo, que haya un tercero), ponen en marcha mecanismos para conservar la relación."
"Claro que los celos tienen una función de gancho -dijo Leandro, de 32 años-. Son buenos si se expresan en una medida justa. En el caso del que siente celos, sirven para reavivir la llamita que provoca deseo de estar con el otro. Y para quien es celado implica sentir cuán importante te considera la otra persona."
Según la investigadora, mientras para la mujer existe más amenaza ante la posibilidad de que su compañero se involucre afectivamente con otra, entre los varones la percepción de amenaza se orienta más a la posibilidad de existencia de relaciones genitales que puedan poner en duda su paternidad probable sobre la prole.
"Buss hace un análisis que demuestra que a lo largo de la historia la mujer buscó básicamente protectores que le ayudaran a criar a sus hijos y el hombre buscó garantizarse la paternidad -dijo la especialista-. Por eso para el varón se generan tantos celos al pensar que su mujer haya dormido con otro: eso hace que dude acerca de su paternidad. Es ésto lo que explica una broma típica que se hacen los hombres entre ellos cuando alguno anuncia que su mujer espera un hijo: decime, che, y el pibe, ¿será tuyo? "
Un tema del arte que llega a la ciencia
"El amor, el enamoramiento, la pasión y los celos han sido objeto de ensayos, temas de novelas, de obras de teatro, de poesía. La psicología está en deuda con estos temas, que hasta ahora no han merecido estudios científicos", explicó la doctora Martina Casullo.
La investigadora, la primera egresada de la UBA en realizar un doctorado de Psicología en los EE.UU, añadió que el estudio que realiza forma parte de un proyecto internacional coordinado desde la Universidad de Viena, Austria, por el profesor Martin Voracek, empeñado en estudiar los comportamientos amorosos de las personas en más de 70 países del mundo.
"Por ahora hay resultados muy preliminares -afirmó la doctora Casullo-. Pero en cuanto a los celos existe una asombrosa coincidencia: no existen tantas diferencias en cuanto a edad, educación o nivel económico. Los celos cambian, fundamentalmente, de acuerdo a si cela un hombre o una mujer."
Si bien la tendencia actual es no considerar a los celos como mera expresión de patología o de un sentimiento decadente ("algo que han sostenido y continúan sosteniendo ciertos intelectuales que se autodenominan progresistas", ironiza Casullo), reconocer que tienen aspectos positivos no implica aprobar conductas exageradas, obsesivas o enfermizas.