Las imágenes y las almas: Bioy fotógrafo, una faceta desconocida del autor fantástico
Las mujeres, los amigos, el campo, los animales del zoológico, San Telmo; temas que se revelan aquí en una decena de retratos inéditos tomados por el escritor, que formarán parte de una novedosa muestra sobre su pasión por las cámaras
"La hipótesis de que las imágenes tengan alma parece confirmada por los efectos de mi máquina sobre las personas, los animales y los vegetales emisores", escribe Adolfo Bioy Casares en La invención de Morel.
Esta novela de imaginación razonada, como la clasificó la crítica literaria, bucea en la obsesión del autor por los espejos y su afición por las luces, las sombras y las proyecciones de objetos a través de diferentes tecnologías. El relato, sobre un hombre en absoluta soledad, que busca comprender fenómenos extraños en una isla, inspiró a generaciones de distintas culturas.
Los creadores de la serie Lost le rindieron homenaje a este texto y lo incorporaron a la trama como libro de cabecera de uno de los protagonistas. En esta célebre novela de 1940, Bioy Casares realiza un gran despliegue de su conocimiento sobre el proceso fotográfico -y los diversos modos de capturar imágenes-, no como el mero pasatiempo de un turista, sino como un sofisticado mecanismo de supervivencia.
Bioy era un gran amante de la fotografía, una faceta hasta el presente poco conocida para sus lectores. Se dedicó a retratar con su lente, extensión de su mirada particular, a veces piadosa, en otras ocasiones mordaz, escenas de la vida cotidiana. Como se puede apreciar en esta página, adelanto de una muestra de valor incalculable que, en el marco del programa Fantástica Buenos Aires, atraerá no solamente a sus lectores, sino también a los amantes de la fotografía.
El Lado de la Luz, selección de las mejores fotografías obtenidas por Adolfo Bioy Casares, se podrá ver desde el 25 de septiembre y hasta el 11 de octubre en el Centro Cultural San Martín (Sarmiento 1551). Se trata de un tesoro que se exhibe en el marco del centenario de su nacimiento; instantáneas, en su mayoría inéditas, que capturó desde 1959 hasta 1974.
Pasión por lo cotidiano
Allí aparece su mujer Silvina Ocampo, y sus hijos Martita y Fabián. También retrata a sus célebres amigos y colegas (Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Manuel Mujica Lainez, Alejandra Pizarnik, María Elena Walsh y Beatriz Guido, entre otros), paisajes urbanos (del barrio de San Telmo, por ejemplo) y rurales (de los alrededores de su estancia Rincón Viejo, en Pardo). También hay fotografías de sus viajes, con instantáneas de Berlín y El Cairo.
La exhibición es curada por Daniel Martino, autor de numerosos trabajos sobre la obra de Bioy Casares, cuyos papeles privados edita desde 1994, y quien preparó la edición crítica y anotada de la Obra completa del autor.
Amante de la palabra precisa, Bioy también perseguía la definición perfecta. Así, coleccionó una gran variedad de equipos de distintas marcas y orígenes, siempre los más innovadores para su época: Leica, Rolleiflex, Exacta, Contarex, Hasselblad, Super Ikonta y la Bessamatic.
Escudado tras su lente -su rostro jamás se ve de modo nítido en esta colección de fotografías-, se convierte en Morel, el responsable de perpetuar más allá de la existencia física a los seres que lo rodeaban y de imantar su alma para la eternidad.
Fotos Adolfo Bioy Casares (Gentileza Daniel Martino)
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