Las despedidas de solteros, un clásico de los carnavales de Gualeguaychú
La ciudad entrerriana es uno de los principales destinos elegidos por los jóvenes durante el verano; la playa y el corsódromo, las mayores atracciones
¡Mari Mari, Mari Mari!, grita el conductor de la comparsa más ganadora de la historia de los corsos de Gualeguaychú , entre los bailarines que desfilan con coloridos atuendos por el corsódromo. Entre los aplausos de quienes cantan entusiasmados cuando ven pasar los carruajes inmensos, se destaca un grupo de 22 personas que grita eufóricamente y baila al ritmo de corsos, murgas, música y alcohol.
Las despedidas de solteros en verano son un clásico del Carnaval de Gualeguaychú y a pesar de que febrero es el mes que más se visita la ciudad entrerriana, varios grupos de amigos eligieron este destino para festejar con el futuro marido durante enero.
Pero Gualeguaychú no solo es el carnaval. Además del colorido espectáculo del corsódromo, la ciudad entrerriana también es elegida por su cercanía con Buenos Aires, los bajos costos de alojamiento, comida y transporte y la playa frente al río Uruguay.
“Estábamos entre Mar del Plata y el carnaval. Elegimos Gualeguaychú porque es un destino cerca para venir por el fin de semana. Es difícil coordinar un lugar para que 22 amigos puedan viajar”, dijo Ignacio , un arquitecto de la UBA de 28 años que conoció la ciudad por primera vez y quedó fascinado con lo vivido el fin de semana.“Estamos pensando en volver. Nunca nos imaginamos que el carnaval iba a tener tanta producción, honestamente estamos muy contentos con la experiencia”, agrega.
El tiempo y costo del viaje es una de las principales cuestiones a tener en cuenta, más que nada para un fin de semana de enero. Para llegar a Gualeguaychú en auto desde Capital Federal se tarda menos de tres horas con un costo de entre $900 y $1100 aproximadamente contando la nafta y los peajes, que puede dividirse si viajan muchos. Otra alternativa es ir en un colectivo desde Retiro y volver al mismo lugar por $500. “Viajamos en cinco autos y los gastos se achican un montón. Aparte, el camino hasta acá es muy tranquilo, no teníamos ganas de estresarnos con el tránsito”, cuenta Federico, que entre risas pide clemencia con el que se casa porque él es el próximo en la lista.
La diferencia es bastante grande si uno elige Mar del Plata como destino. Manejar por la Ruta 2 un fin de semana de enero puede ser algo muy tedioso, por la cantidad de autos que circulan hacia la costa. Los precios también son superiores, ya que los gastos de un auto se acercan casi a los $2000. Lo mismo sucede con los colectivos, ya que un pasaje de ida cuesta aproximadamente $600, más caro que el ida y vuelta a la ciudad entrerriana.
El hospedaje siempre es un problema para este tipo de eventos, ya que conseguir un lugar para que 22 personas estén juntas no es fácil. Según Ricardo, uno de los organizadores del viaje, las casas que buscaron para alquilar en Mar del Plata eran más caras y no había tanta disponibilidad. “En Mar del Plata todo te queda más lejos. Es una ciudad más grande y para estar cerca de la joda, los costos son muy altos”.
“En Gualeguaychú pagamos 300$ la noche y estábamos en una quinta con parrilla y pileta. Además, el lugar estaba bien ubicado y con los remises llegabas al centro en 5 minutos”, agrega.
A pesar de haber ido en auto, el traslado en la ciudad del Carnaval la gente se mueve en remises por los constantes controles de alcoholemia, un acierto de la Municipalidad teniendo en cuenta que el alcohol se consume a la par de la comida.
“El remis desde la quinta hasta el centro de la ciudad nos salió lo mismo que la bajada de bandera de un taxi en Buenos Aires”, cuenta sorprendido “Morsilla”, apodado así por sus amigos por su gran parecido a uno de los protagonistas de “El Marginal”, la exitosa serie argentina.
La noche del viernes de Gualeguaychú no tiene nada que ver con lo que se acostumbra a vivir en Buenos Aires, sino que se parece más a la “joda de pueblo”. Los bares colapsan y se usan como previa hasta las cuatro de la mañana, cuando la gente empieza a ir a Bikini, el típico boliche de la ciudad.
El plato fuerte comienza el sábado desde temprano. La playa es testigo de cientos de jóvenes que se acercan a “Solar del Este” para interrumpir la calma de quienes eligen el río para descansar con heladeritas para disfrutar una tarde de fiesta.
El escenario alejado del río es el punto elegido por los presentes, que se dedican a bailar al ritmo de varios DJ y distintos desfiles de bailarines que por la noche son partícipes de alguna comparsa. El conductor de la fiesta invita a los que se casan y suben al escenario más de diez hombres y tan solo una mujer, que disfrutan a pura espuma su despedida de solteros.
La noche del Carnaval
El anochecer marca el final de una tarde de jolgorio, pero todavía queda lo más esperado. Luego de un regreso rápido a sus hogares, toda la ciudad se dirige a los alrededores del Corsódromo, donde aguardan niños con pomos de espuma dispuestos a mojar a la gente sin remordimiento.
Desde las 22 horas, miles de entusiastas se acercan para disfrutar del brillo y la alegría al ritmo de las comparsas que desfilan por el escenario construído en 1997 en Piccini y Ayacucho, con una extensión de quinientos metros de largo y un ancho de diez metros de pista.
Las entradas varían de acuerdo al sector y estar en primera fila es el anhelo de todos. La general cuesta 190$ en enero y en febrero aumenta a $210, aunque los locales tienen un 50% de descuento.
Cuanto más cerca de la pasarela, más caros los precios. Las ubicaciones debajo de las tribunas populares constan de 5 hileras de sillas, con precios desde los $270 hasta 390$, mientras que ir al VIP puede llegar a salir $2500.
El calor del Corsódromo se siente desde temprano en las calles aledañas. El Carnaval es el evento más importante de Gualeguaychú y los locales lo demuestran en todo momento. Las tribunas colapsan y en ningún momento se interrumpe el entusiasmo de los presentes.
Las butacas de las tribunas parecen estar de más y el público de pie se compromete con lo que sucede en la pasarela y arenga a las distintas comparsas sin parar.
La noche parece interminable. Luego de de que las comparsas desfilan, el público ingresa a la pista, que se convierte en una especie de boliche en la que bailan desde niños hasta abuelos. Claramente se puede divisar al grupo de 22 amigos que salta eufóricamente en cada tema.
“Aguante Mari Mari”, dice Marcos, el hombre en cuestión de la despedida de solteros, cuando sale del corsódromo y se dirige a Bikini a terminar la noche, vestido con un traje de baño femenino de flores.
“La producción que tienen las comparsas es increíble, pensé que era algo más casero”, agrega, tras quedar sorprendido por el despliegue, color y lujo de los distintas comparsas.
La noche termina con algunos en el boliche, mientras que el resto del grupo que no soportó el ritmo de la playa y el corsódromo se vuelve a la quinta a dormir. “Los más chicos no se la aguantan”, dice Agustín, en referencia a los que abandonaron la noche tras el desfile.
La jornada termina con hamburguesas y papas fritas sobre la orilla del río. El grupo que se mantiene de pie busca un taxi y regresa a su casa, luego de un día intenso que comenzó temprano en la playa
El domingo los turistas vuelven a su ciudad y Gualeguaychú vuelve a ser la misma de siempre, a la espera de nuevos grupos de amigos que decidan festejar su despedida de solteros cada fin de semana.
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