Las sensibles conclusiones de expertos de la UBA sobre la política educativa de “vouchers” planteada por Javier Milei
El líder de La Libertad Avanza propone subsidiar a la demanda en lugar de subsidiar a la oferta; el Observatorio Hacer Educación advirtió sobre los riesgos del sistema
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La semana pasada, el candidato a presidente Javier Milei propuso un cambio educativo que generó polémica: la instrumentación de “un sistema de vouchers” al que comparó con el de la tarjeta SUBE. “Yo te lleno tu tarjeta con los fondos para que vos pagues la institución a la que vos querés ir”, dijo el dirigente.
El líder de La Libertad Avanza afirmó que este mecanismo obligaría a las escuelas a competir y a “ser buenas”.
La polémica no tardó en llegar. Jaime Perczyk, ministro de Educación de la Nación, fue el primero en salir al cruce y advertir que la propuesta de los “vouchers” encarna “concepciones antiderechos que destruyen las políticas públicas y generan desigualdad”. Ahora, el Observatorio Hacer Educación, dependiente de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y dirigido por el exrector Alberto Barbieri, difundió un informe que analiza la propuesta de Milei y abre preocupantes interrogantes.
En primer lugar, el trabajo –realizado por Patricio Conejero, Brenda Glickman, Aurelia Lupis y Malena Spotti– destaca como rasgo positivo que la educación vuelva a ganar protagonismo en los debates de la agenda pública y que los posibles candidatos a distintos cargos electivos estén pensando propuestas y posibles políticas de estado.
Sin embargo, advierte que el modelo de financiamiento planteado por Milei podría afectar el cumplimiento de la obligatoriedad educativa y aumentar la desigualdad, ya que las escuelas menos rentables, por estar ubicadas en lugares remotos o contar con poca matrícula, correrían el riesgo de desaparecer.
Financiamiento educativo
El informe recuerda que en la Argentina la organización y la gestión del financiamiento educativo es diferente en cada jurisdicción, pero en todas hay un punto en común: el subsidio a la oferta. Es decir, en todas las provincias se sostiene con fondos públicos a los establecimientos que brindan educación, con el objetivo de garantizar que todas las escuelas estén abiertas y en condiciones, más allá de cuántos estudiantes asisten a ellas.
La propuesta de Milei es virar hacia un sistema de subsidio a la demanda, o sea, a los estudiantes y sus familias. Se trata de otorgar financiamiento a cada alumno a través de un vale o cupón que acredita el pago de un monto determinado previamente. “Este tipo de propuestas implementa una lógica de mercado en el sistema educativo, a partir de la cual la educación pasa a ser considerada como un bien de consumo. Y en este punto es donde aparecen numerosos interrogantes”, dijeron los especialistas.
En la Argentina existen dos tipos de escuela según su gestión: estatal o privada, pero –de acuerdo con el Observatorio Hacer Educación– solo el 22% pertenecen al último grupo y su oferta se concentra en los grandes centros urbanos. En cambio, apenas existen en las zonas rurales, donde prevalecen las escuelas con matrículas pequeñas y rentabilidad casi nula. “¿Seguirían existiendo estas escuelas si su financiamiento se basara solamente en la lógica de los vouchers, es decir, en la cantidad de estudiantes que asisten a la institución? Los proveedores podrían mostrarse reacios a ofrecer sus servicios a ciertas poblaciones de difícil acceso. En ese caso, ¿dónde se educarían los niños, niñas y jóvenes de esos pueblos y parajes de nuestras provincias? ¿Qué efecto tendría en la población rural? ¿Deberían migrar? ¿Se concentraría en las ya abarrotadas ciudades? Estas son algunas de las preocupaciones que surgen cuando hablamos de subsidiar la demanda”, plantea el documento.
Por otro lado, los autores advirtieron que el sistema en cuestión no parece considerar ni resolver los temas “más apremiantes”, como los conflictos en relación al estado de la infraestructura escolar, el equipamiento y la falta de designación de docentes. “La discusión sobre financiación hay que darla, pero este sistema no viene a resolver los serios problemas que hoy tenemos”, sostuvo Lupis.
Finalmente, el informe señala que es necesario pensar el financiamiento a la demanda desde una mirada más amplia y preguntarse si el “voucher”, como estrategia individual, puede dar respuesta a la cuestión colectiva de la educación como derecho humano, en un marco de diversidad. “Contribuiría a reforzar la fragmentación del sistema, podría derivar en una mayor financiación de las instituciones de gestión privada y profundizaría los problemas de calidad educativa”, se explica.
Obligatoriedad
La propuesta de Milei también cuestionó la obligatoriedad de la educación. “Si vos querés estudiar, vas a tener la posibilidad de estudiar. La diferencia es que vas a dejar de ser rehén del sistema de adoctrinamiento del Estado”, sostuvo el economista durante distintas entrevistas brindadas durante la semana pasada.
Por este motivo, el observatorio de la UBA incluyó en el informe el caso de Bhutan, uno de los pocos países del mundo que tiene sistema educativo público y gratuito, pero no obligatorio. “No llegan a 7 de cada 10 adultos alfabetizados”, resume.
“Evidentemente, la aceptación masiva de los sistemas educativos obligatorios en el mundo ha sido impulsada en la medida que se ha comprobado su eficacia para contribuir a la protección de los derechos de la infancia, favorecer su desarrollo, promover la igualdad de oportunidades y aportar a la mejora general en la calidad de vida de la población”, dijeron los investigadores.
Como conclusión, el informe lanza una pregunta: ¿cómo afecta el modelo de financiamiento que está en discusión al cumplimiento de la obligatoriedad en términos reales? “El sistema de vouchers educativos pone en tensión el derecho humano a la educación llevándolo exclusivamente hacia el terreno del derecho individual, convirtiéndolo en un ‘derecho para pocos’”, responde.
“Esto beneficiaría a lo sectores de mayor poder adquisitivo y perjudicaría a los de menor poder. Es absurdo desconocer la diversidad del sistema educativo argentino”, consideró Lupis.
Y, por último, cuestionan la posibilidad de sostener la diversidad que hoy se da en las escuelas públicas, en caso de que se aplicara la propuesta de Milei. “Puede producir fragmentación y estratificación”, concluyeron.
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