Las nuevas medidas permiten que más pasajeros puedan viajar parados en trenes, colectivos y subtes en hora pico
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Usuarios que, presurosos, pedían el paso para llegar al andén antes de que la formación cerrara las puertas. Y aglomeraciones. Esa era la postal en plena hora pico, alrededor de las 18, en la estación de la línea Roca, en Constitución, en el primer día en que entró en vigor la ampliación del aforo de pasajeros en el transporte público. En el caso de los trenes, debe ser acorde a la capacidad de asientos disponibles y solo se autoriza que cuatro personas por metro cuadrado viajen paradas. Hasta ayer, solo se permitía que esté de pie un solo usuario.
“Un día normal en Constitución”, afirmó Martina, que volvía a su casa en la formación de la línea Roca de las 18.08 hacia Bosques (Vía Temperley). “Yo tengo el permiso de circulación, porque soy trabajadora esencial, y también hice la reserva del tren. Pero no piden nada de eso, no hay controles. Nadie tiene reserva ni permiso y siempre entra todo el mundo. El aumento del aforo no tiene sentido porque siempre hubo muchísima gente en esta línea”, agregó.
El único acceso habilitado en la terminal era el de la calle General Hornos, donde se cruzaban las personas que entraban con las que salían. Así los que querían ir hacia los andenes tenían tres opciones: hacerlo por unos molinetes en los que podían escanear su permiso de circulación; por otros, en los que tres empleados de Ferrocarriles Argentinos controlaban la reserva del viaje y el permiso, y un tercer grupo, en los que se podía acceder sin permiso y con la sola presentación de la tarjeta Sube. Detrás de ese ingreso, aguardaba una larga fila de usuarios.
Trabajadores de la estación explicaron el sistema de ingreso a LA NACIÓN: “Habilitamos las tablets para que la gente pueda escanear su permiso y sea más rápido. También hay personal controlando que los pasajeros hayan gestionado la reserva de asientos. Estamos cumpliendo con la normativa, pero a la vez mantenemos los molinetes corrientes para aquellas personas que no tienen permiso. Es imposible retener a la gente y si no, nos prenden fuego”.
“¿Dónde están los controles? Si se puede acceder igualmente por aquellos molinetes”, reclamó Ana Benítez, que se dirigía a su casa en Belgrano después de una jornada de trabajo en la provincia. “Todos los vagones van siempre colapsados, el aforo no se respeta”, agregó.
En el exterior de la estación, sobre la avenida Brasil, varios agentes de Tránsito merodeaban por las paradas de los colectivos, mientras insistían en que se mantuviera la distancia social. Desde hoy, además del número de asientos disponibles, en los colectivos podrán viajar hasta 20 personas de pie, cuando anteriormente solo podían 10. “El control en los colectivos es más sencillo porque el conductor puede ver si están los asientos ocupados y cuántas personas hay paradas. También hay inspectores en distintos puntos de la ciudad y, si se supera el aforo, no se deja ingresar a más pasajeros”, afirmó uno de los inspectores de la zona.
Retiro
Gisella Morales, de 53 años, regresaba de trabajar de Pilar. Había descendido del tren de la línea San Martín, en Retiro. Con triple barbijo y un frasco de alcohol en gel en la mano, dijo que sentía miedo de contagiarse en el transporte público, sobre todo en situaciones en las que no se respeta la distancia social dentro de las formaciones. “Nunca se previene lo suficiente, más ahora con la variante delta en el país. Yo tengo un hijo de 9 años con broncoespasmos y un marido con diabetes, todavía no me pude vacunar y en el tren siempre hay mucha gente, pero no puedo dejar de ir a trabajar”, señaló a LA NACIÓN.
Morales afirmó que en el viaje se mantuvieron todas las ventanas del tren abiertas. “Pero las aglomeraciones no desaparecen, todos se amontonan en las puertas para bajar. Siempre me quedo sentada y espero a que la gente baje para no acercarme”, agregó.
En la entrada de la estación, una valla azul dividía a los pasajeros que ingresaban de los que salían. Los usuarios aguardaban en fila a que tres empleados les revisaran el permiso de circulación y la reserva de asiento en el tren correspondiente. “Los controles son más estrictos en las horas pico, de 16 a 20 en viajes de la Capital a provincia y de 18 a 22, al revés”, señalaron fuentes de la Policía Federal.
Aquellos que hicieron la reserva para el tren de las 16.58 hacia Pilar iban ingresando a la estación, mientras los que viajarían en el de las 17.10 con dirección a José C. Paz aguardaban en la entrada, fuera de la fila, ya que no podrían entrar hasta que el primer tren saliera.
Para llegar a la estación de Retiro Daniela Angerami había tomado la línea D del subte, que también amplío el aforo: ahora podrán viajar 40 personas paradas por vagón. Ella debió dejar pasar dos formaciones para evitar las aglomeraciones en los coches. “Alrededor de las 17, el subte está siempre lleno. Es un riesgo. Yo estoy vacunada con la primera dosis de Sputnik V y ya me contagié, pero aun así tengo miedo de volver a pasarlo y tengo mucho cuidado cuando viajo en transporte”, agregó.
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