Las 10 costumbres más molestas de los usuarios de transporte público
LA NACION realizó una consulta para averiguar cuáles son las situaciones más odiadas por los pasajeros
El viajar, muchas veces, no suele ser un placer. Olores corporales, gente que habla por teléfono a los gritos y vendedores ambulantes demasiado entusiastas son algunas de las situaciones desagradables con las que se enfrentan los usuarios de transporte público todos los días.
Para averiguar cuáles son las costumbres más molestas en trenes, subtes y colectivos, LA NACION consultó a sus seguidores en redes sociales. A continuación, las peores 10:
1) Pedir el asiento para "chicos grandes"
Una situación polémica, que generó debate en el Facebook de LA NACION. Christian publicó que lo que más le molesta es cuando "madres suben con sus 'bebés' de 7 u 8 años de buscarlos/a llevarlos al cole y piden asiento como si no pudieran estar parados 10 cuadras". El comentario tuvo mas de 500 reacciones positivas.
En contra de Christian salieron un grupo de madres. "Se nota que no tenés chicos a los cuales aplastan literalmente en el subte o que se estampan cuando frena", le contestó Patricia.
Christian respondió que mejor "manden a sus chicos en transporte escolar". Otras mujeres lo apoyaron, como Mónica: "Y encima cuando suben con los chicos empiezan 'agarrate, agarrate', gritando fuerte para que todos lo escuchen". Más sobre gritos en el punto 10.
2) Olores corporales - mal aliento y la ventanilla que nunca se abre
“Los ‘aromas’ que no discriman horarios. Entiendo al que viene molido y está medio sucio, pero hay seres humanos que suben con olorcito a tres o más días sin jabón”, resumió en su posteo Mirian, una de las más de cien personas que resaltó el tema de los olores corporales en el transporte público como una de las peores actitudes por parte de los pasajeros.
Pero si el olor corporal fue uno de los más votados, el mal aliento no se quedó atrás y sumó decenas de personas que volcaron su queja en este otro mal hábito, el de no cepillarse los dientes lo suficiente.
Una de las soluciones a los olores y el aliento podría ser abrir las ventanillas, pero ahí tampoco funcionaría muy bien la convivencia. “Me molesta que no abran las ventanillas cuando somos 20 en 1 metro cuadrado”, escribió en Facebook Marcela.
3) Comida, super-panchos
Una de las costumbres más criticadas fue la de comer dentro de los trenes, subtes o colectivos. Se generan migas, se genera olores. Quizás una mancha de mayonesa en la espalda del pasajero que tenemos en frente. Comer en el transporte público está mal.
Así lo expresó Marta: "Si viajo en el San Martín, me molestan los olores escatológicos y las madres que le dan de comer a sus hijos manchando y tirando todo al piso. El chico pregunta qué hace con el envase y las muy *** les gritan como si fuera una pregunta re obvia 'al piso nene', 'por la ventanilla nene'".
A Martín, por su parte, le molesta específicamente el consumo de super-panchos: "Que la gente se clave un pancho sssuper con todo tipo de aditivo rancio en un tren y después el resto se tiene que fumar el olor", fue su comentario, parafraseado hacia el final.
4) No voy a traer el pelo suelto
“La mujer que tiene pelo como alambre sin atar super largo y se te mete en los ojos y en la boca”, fue una de las peores costumbres elegidas por Beatriz y que compartieron varios usuarios, pero con variantes.
Por ejemplo, el problema del pelo suelto cuando la persona está sentada, uno parado, y sin querer, cuando se agarra del pasamanos, le tira el cabello.
“Las mujeres con el pelo largo y suelto que cuando se sientan en el asiento de adelante y con la ventanilla abierta te vienen todos los pelos en la cara”, sumó Sergio
Pero los pelos no sob solo cuestión de mujeres. “Los hombres que se sientan y abren las patas, tocandote. ¡Y en verano peor! Van en bermudas y sentís los pelos en tus piernas, señores, yo elijo a quién quiero que me roce las piernas”, concluyó Sonia.
5) El que aprieta y el de la mochila
Uno de los personajes más odiados del transporte público es el que se pega al resto de los pasajeros y empuja, intentando ganar espacio, y como queriendo negar a la fuerza la realidad de que en el vagón entero no entra ni un alfiler.
También "el de la mochila" es un tipo poco querido. El sujeto que entra al vagón con su mochila en la espalda y no se la quita ni se la pone al frente, sino que la deja ahí, ocupando más espacio.
6) Subir sin dejar bajar primero
La física es sabia y nos enseñó que la materia es impenetrable. Sin embargo, al momento de intentan subir al subte o el tren, muchos pasajeros parecen olvidarlo y se abalanzan sobre los que intentan descender. Esa fue otra de las quejas más recurrentes.
“Me rompe soberanamente las personas que quieren subir (cuando son un maremoto de gente), no te dejen bajar. ¡Están parados en el medio! Y si les decís, incluso: ‘permiso’ o ‘dejenme bajar’ te re p…. ¡Pónganse al costado de la puerta!”, fue el pedido de Patto.
Pero el problema, al parecer, también está dentro de los colectivos. “También gente que está en frente de las puertas que no se esfuerce en dejar espacio para que la gente pueda bajar y subir”, detalló Carlos.
Algunos logran tomar el tema con un poco de humor. “Siempre imagino que subir al colectivo tren o subte es como jugar al tetris. Tenes que fijarte como subís del modo de no llegar tarde al laburo”, resumió Mariana.
7) Vendedores ambulantes que gritan
La crítica no es contra los vendedores ambulantes en sí. Sino contra los que gritan. "Detesto los vendedores ambulantes que a los gritos te aturden", dijo Walter .
"Los vendedores ya molestan bastante queriendo avanzar en espacios repletos, pero los que cantan no solo invaden el espacio físico, sino también el acústico", criticó otro usuario.
8) Los que se quieren colar o saltar el orden de las filas en las paradas
“La falta de orden en la espera de las paradas. Llega el cole y todos arremeten cual vaca al cargadero, las mujeres alegan la falta de caballerosidad de los varones, los adolescentes ni hablemos, los otros tipos queriendo medirse, etcétera. No es difícil entender que si llegás después de cierta persona te toca subir después de esa persona”, fue la explicación de Fernando a otra de las quejas más comunes: los que se quieren colar en las paradas.
Pero las avivadas no acaban ahí, según el relato de Noemí: “Si hacemos una fila para ir sentados por qué tiene que venir el amigo, vecino, conocido y ponerse en la fila. Aprendan a respetar y no es por un asiento es la falta de respeto”.
“¿Si ya había una fila, por qué se ponen adelante de uno?”, se preguntó Laura, y luego pensó algunas opciones a esta acción: “La falta de educación, o se quieren hacer los más capitos por ponerse adelante de uno, y si les decís algo ellos son más malos que vos”.
9) Los que tiran basura
Algunos son parte del grupo de "los que comen en el transporte público". Después de comer, se convierten también en "los que tiran basura". A veces dentro del vagón del tren, o del colectivo. A veces por la ventana. Ambas situaciones fueron fuertemente repudiadas en la consulta en redes sociales. Pero los que tiran la basura dentro del tren se llevan lo peor.
"Los que dañan la propiedad pública por maleducados, por ejemplo tirar su basura, papelitos, boletos, envoltorios...hasta latas...he llegado a ver!", se quejó Alin Halberian.
"Muchas personas se han acostumbrado a tirar basura en el colectivo (tampoco se debería desechar por la ventana, la basura dónde corresponde), hasta he visto que tiran cáscara de frutas o un pañal que han dejado en el asiento!", agregó Fernanda.
10) Hablan a los gritos / Escuchan música fuerte
El volumen de los sonidos es otro de los temas recurrentes al momento de hablar de lo que más molesta a los usuarios de transporte público. Ya sea por los que hablan entre sí a los gritos, los que conversan por teléfono y todo a su alrededor se enteran o los que deciden elegir qué música se escuchará en el colectivo, tren o bus; el sonido y el volumen no quedaron afuera de la polémica.
“Subo al 152 y el pibe de atrás va a escuchando música a todo volumen. Lo miro con mala cara y me preguntó: ¿‘Te pasa algo, te pasa’?, haciéndome montoncito. Le dije que sí, que me molestaba el volumen de su música, que se ponga los auriculares y no me hable capicúa”, relató por twitter Genoveva.
Silvana sumó a los que eligen “la música en forma despótica y que tenemos que escuchar todos”; Malena a los que “hablan por celular al lado a los gritos” y Pato completó con ”los que escuchan videos con el volumen al palo”.
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