Lamentan el cierre de un café de Colegiales
Prometen que el local seguirá siendo un restaurante
(Télam).- El tradicional café Argos, situado en Alvarez Thomas y Federico Lacroze, en Colegiales, donde cada tarde se juntaban grupos de vecinos a disfrutar de un partido de billar, cerró sus puertas.
Cansados del trabajo diario, los tres socios dueños del bar que había sido declarado café notable por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, decidieron bajar las cortinas de hierro verde del Argos, y dejaron afuera a los clientes estables, que ahora no encuentran morada.
Durante los meses que pasaron desde que se anunció el cierre -a mediados de 2005- hasta que finalmente se concretó, los vecinos intentaron por todos los medios de convencer a los propietarios para que no se fueran del negocio. Incluso los parroquianos más apasionados conformaron una asociación que se llamó Vecinos Organizados y Alertas para que el Argos Siga Siendo el Argos, que los llevó a juntar firmas para impedir el cierre.
"Los gallegos -así conocen en el barrio a los dueños del bar- se cansaron; no querían trabajar más", contó el dueño del puesto de diarios situado sobre la vereda de Lacroze y quien, durante años, pasó sus tardes en el Argos a la espera de las ediciones vespertinas de los diarios.
Con sus persianas bajas, la marquesina arrasada y algunas luces encendidas en su interior, el Argos tiene hoy en el frente un cartel que anuncia la venta o alquiler del espacio situado en Lacroze 3499.
"La idea es que se siga con el rubro gastronómico porque el dueño quiere tener una renta, pero la propiedad no está en venta", aclararon en la inmobiliaria que lo comercializa. Sin embargo, entre los vecinos continúa el temor que circuló meses atrás, que sostenía que una cadena de farmacias quería alquilar el local.
El Argos no puede convertirse en un comercio de otro rubro debido a que lo ampara la ley de protección patrimonial, aprobada en 2005 por la Legislatura porteña, que impide realizar modificaciones estructurales al inmueble.
Además, integra la lista de 53 cafés notables de la ciudad y, para ser calificado de tal, fue considerado su valor patrimonial, "al estar relacionado con hechos culturales significativos, por su antigüedad, diseño arquitectónico o relevancia local", según la ley que agrupa a este tipo de comercios.
El Argos había sido inaugurado en 1928 y formaba parte, junto con el cine homónimo, del lugar de encuentro entre 1940 y 1960 de los jóvenes que concurrían a ver las películas en continuado y que en los intervalos tomaban una merienda en el tradicional café. En 1980, el cine cerró y en la actualidad es un local bailable.
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