La Virgen del Cerro. La inesperada grieta religiosa entre el arzobispado de Salta y las monjas de clausura
Aunque la brecha no alcanza a los creyentes, que rezan en la Catedral de la capital provincial y en Tres Cerritos, la relación de las carmelitas descalzas con la ermita de María Livia genera discrepancias con las autoridades eclesiásticas locales
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SALTA (Enviada Especial).- Este sábado, como la mayoría de los del año, se rezó el rosario al mediodía frente a la ermita de la “Virgen del Cerro”, la imagen que en el ‘90 comenzó a “aparecérsele” a María Livia Galliano. En la que tal vez sea la provincia más católica de la Argentina -tiene la manifestación de fe más importante del país -la de la Virgen y el Señor de los Milagros- esta devoción que moviliza a miles de personas generó una grieta con la Iglesia oficial.
Esa brecha no alcanza a los creyentes. Testimonios recogidos por LA NACION muestran que quienes van al cerro también pasan por la Catedral salteña o por algunas de las iglesias de la ciudad o del interior de la provincia.
A la “Virgen del Cerro” llega mucha gente de afuera de Salta. Los sábados se ven filas de colectivos -había 25 de distintos puntos del país- de quienes vienen a cumplir una promesa o hacer un pedido. Son voluntarios los que reparten agua, entregan estampitas, manejan las camionetas que suben a los grupos que prefieren no caminar los dos kilómetros y ordenan a los visitantes. Nada se cobra. Hace cuatro semanas las empresas que prestaban cinco colectivos gratis dejaron de enviarlos.
Nadie en el Arzobispado de la provincia lo reconoce abiertamente, pero hay consenso entre distintas fuentes consultadas por este diario en que la adhesión de las monjas carmelitas descalzas del convento San Bernardo a la “Virgen del Cerro” genera molestia en el arzobispo Mario Cargnello. Esas diferencias serían la base de algunas de las situaciones que integran la denuncia judicial de la prioria en su contra y de otros dos religiosos (Lucio Ajalla y Martín De Elizalde) por supuesta violencia de género.
La denuncia se formalizó horas antes del inicio de la Semana Santa y el lunes pasado Cargnello se presentó con su abogado Eduardo Romani quien negó, ante este diario, la existencia de cualquier tipo de violencia y calificó de “buena” la relación entre el arzobispo y las monjas. Por el momento, sobre los denunciados rige una orden de restricción perimetral por la cual no se pueden acercar a menos de 300 metros del convento.
Desde el silencio
En el San Bernardo -una construcción de fines del siglo XVI que se integra al recorrido de edificios históricos de la ciudad de Salta- viven 18 monjas de clausura que responden a una priora, que eligen ellas. La actual priora aes María Fátima del Espíritu Santo, cuyo mandato ya está vencido. Para la nueva votación ya se pidió el veedor al arzobispado; hay demoras en su designación. Ella es la religiosa, que en nombre del resto, presentó la denuncia.
A la hora de las peticiones, en el rezo del rosario de este sábado en la “Virgen del Cerro”, las hubo por “nuestro obispo Mario” y por las “hermanas carmelitas”. Los curas que se ven en el predio son todos de otras provincias; los salteños no van. En los locales y puestos callejeros que venden souvenirs, entre los que también hay religiosos, admiten que los que traen la imagen de la “Virgen del Cerro” son “los más pedidos por los turistas. Esa misma gente se lleva los del Señor de los Milagros.
Las carmelitas trabajan y rezan en silencio, así es su vida. No tienen, salvo cuestiones muy puntuales, contacto con el exterior. El convento abre todos los días para vender dulces, artesanías y rosarios que hacen las monjas. Con esos ingresos, sumados al alquiler de algunas propiedades, se sustentan. La orden depende directamente de la Santa Sede, a donde también llegó el reclamo por los presuntos malos tratos de Cargnello.
Esta semana la decisión del monasterio fue no abrir. Una persona que trabaja allí explicó a este medio que prefieren no tener que atender a los periodistas que, suponían llegarían después de la denuncia. Hace unos meses tampoco hay misa abierta al público porque se cayó una parte del techo de la iglesia y no pudieron arreglarlo; las celebraciones son solo para las monjas.
Claudia Zerda Lamas, abogada de la priora junto a José Viola, sostiene que la denuncia no responde a un hecho puntual, sino que hay un “hostigamiento sostenido en el tiempo que comenzó en 1999″. La fecha coincide con la designación de Cargnello como arzobispo. Una llamada telefónica del 11 de abril precipitó la decisión de ir a Tribunales.
Las monjas mantienen una estrecha relación con María Livia Galliano y su familia y con la devoción de la “Virgen del Cerro” desde mediados de los ‘90. Son socias fundadoras de la “Obra Yo Soy la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús” y “Yo Soy el Sacratísimo Corazón Eucarístico de Jesús”, ambas encargadas de la administración y la organización de actividades relacionadas con la “Virgen del Cerro”.
La fundación fue inscripta en la AFIP en mayo de 2006; como actividad principal figura “servicio de asociaciones n.c.p (NR: organizaciones que prestan apoyo a servicios comunitarios y educativos). El balance al 31 de diciembre de 2020 presenta un patrimonio neto de $83.145.144 y un resultado negativo de $531.311 (en el 2019 fue positivo en $3,8 millones). Sus operaciones bancarias no presentan atrasos; están todas en situación normal.
LA NACION conversó con Carlos Obeid, esposo de Galliano y director de la fundación, quien delegó en Zerma Lamas las respuestas a las consultas. “Las carmelitas tienen contacto con María Livia como lo hacen con todos los fieles que se acercan al Carmelo, y las une una relación de profundo afecto”, fue la precisión sobre el vínculo.
Cruces de larga data
A la eremita donde está la imagen de la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús llegan los peregrinos para rezar, dejar pedidos y rosarios. Hasta 2019 Galliano solía aparecer y acercarse a ellos haciendo una imposición de manos. Ese terreno, donado por Eduardo Garat, está a nombre del monasterio San Bernardo.
Zerda Lamas cuenta a este medio que cuando se debieron realizar los documentos surgió la pregunta de “a nombre de quién se pondrían las tierras. Ella sugirió que fuera a nombre de Galliano –”a quien la Virgen le había encomendado las obras que Dios quería hacer desde este lugar para el mundo entero”-, pero Obeid sostuvo que “no era conveniente” para “evitar, de esa manera, la posibilidad de que se interpretara la donación como algo interesado” por parte de su esposa.
La entonces priora del convento, María de los Ángeles, participó de las conversaciones y “se acordó poner la donación a nombre del Monasterio San Bernardo de la ciudad de Salta para que la mantuvieran en custodia hasta tanto se arreglaran las cuestiones humanas o institucionales”. La abogada aclara en que las “obras de Dios pedidas por la Virgen” a María Livia “nunca fueron encomendadas” a la comunidad del convento sino que las monjas “generosamente aceptaron que se pusieran las tierras a nombre del monasterio para ser mantenidas en custodia”.
La Iglesia no reconoce las “apariciones” de la “Virgen del Cerro” e incluso, con Cargnello se creó una comisión para analizar el tema que, según informó el arzobispado a LA NACION, “ya no funciona”. En 2003 la comisión le pidió a Galliano un examen psicodiagnóstico para comprobar su estado; el documento de ese año plantea que la mujer debe “abstenerse” de transmitir “mensajes”. En 2006 hubo otro trabajo. Una de las conclusiones es que se trata de “turismo religioso”.
Cargnello es definido por quienes lo tratan como un cura de la “vieja guardia”, con gran conocimiento teológico, apegado a las formas y a los procedimientos más estrictos. Catamarqueño de nacimiento, era cura de una iglesia de Paso Viejo en su provincia cuando sucedió el crimen de María Soledad Morales que conmovió al país y rompió la estructura política de los Saadi. Acompañó a los padres de la joven asesinada a la reunión con el entonces presidente Carlos Menem para pedirle que designara a Luis Patti en la investigación.
Reconocen que el crecimiento de la “devoción” por la “Virgen del Cerro” le molesta aun cuando tenga más penetración fuera de Salta e incluso en segmentos sociales menos vulnerables. Romani, su abogado, sostiene que este tema no tiene “especialmente” vínculo con la relación con las carmelitas e insiste en que el arzobispo se atiene a cumplir las funciones que le marca el Derecho Canónico.
El Papa Francisco también -en el libro “Ella es mi mamá: Encuentros del Papa Francisco con María” del sacerdote Alexandre Awi Mello- es crítico con Galliano: “En Salta la vidente protagoniza, si te acercas te hace así” (gesto de imposición de manos) “y vos te caés de espaldas”. “Feo es que protagoniza y no deja de protagonizar. Y le dice al obispo que la Virgen se lo pide”.
En las redes sociales sí hubo más ruido por la denuncia judicial que en las calles de Salta. Aunque, ante la pregunta, la mayoría de la gente no duda en decir “el problema del Obispo con la ‘Virgen del Cerro’”. Quienes se conmueven y rezan frente a la ermita están al margen de estos ruidos. “La gente viene con mucho esfuerzo, con mucho dolor. La mueve la fe”, explica una voluntaria.
Los conocedores del ambiente religioso salteño aseguran que a Cargnello “siempre lo irritó” que las carmelitas no acataran su posición sobre la “Virgen del Cerro”. Incluso “supone que queda mal delante de otros” al no lograr alinearlas. La abogada que presentó la denuncia enfatiza que las monjas deben “poder vivir tranquilas y en libertad”. En diciembre, para la festividad de la Virgen, el arzobispo no autorizó la misa que tradicionalmente se celebraba.
Con la colaboración de LA NACION DATA.
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