Coronavirus: la vida en una ciudad que tiene las cepas británica y de Manaos y se acerca a una positividad del 50%
Con circulación comunitaria de las mutaciones del Covid-19, Olavarría suma alrededor de 200 nuevos casos por día; aumentan los hisopados voluntarios y el foco está puesto en los jóvenes y adolescentes
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OLAVARRÍA (Enviado especial).- Bien cerca del parlante portátil, a ritmo de cachengue, la subsecretaria de Enfermería de Atención Primaria de la Salud de Olavarría, Viviana Schneider, improvisa pasos de baile enfundada en su ambo esterilizado, con cofia, barbijo, máscara protectora y en mano el hisopo que se llevará la muestra del paciente de turno. “Al menos le ponen onda a este drama”, dice el hombre que, resignado, ofrece la nariz donde buscarán datos para confirmar si se suma al lote de más de un millar de vecinos que hoy están contagiados de coronavirus.
La extensa hilera de personas, a media mañana, tiene adolescentes, jóvenes, adultos y unos muy pocos bien mayores y se extiende a lo largo de más de 200 metros del parque que rodea las instalaciones del Paseo de la Salud, concurridas como pocas veces en esta mañana de lunes en que el distrito vuelve a transitar por las limitaciones de la Fase 3, inevitable en medio de un notorio aumento de casos. Y, peor aún, la aparición en la escena local de las variantes británica y de Manaos, ya detectadas en 14 pacientes.
Esos cientos que, distancia social de por medio, esperan por un hisopado al rayo del sol y a los cachetazos por la invasión de mosquitos que dejaron en la zona las últimas lluvias. No son vecinos alarmados por esta nueva ola de contagios que sacude a esta ciudad, sino varios de tantos que por acá cargan con síntomas compatibles e inconfundibles de Covid-19.
Una decena de trabajadores de la salud del municipio avanza desde el primero hasta el último, uno por uno, con planillas en mano para tomar datos personales, estado general y una mini historia clínica de cada uno de los que palpitan sumarse a la estadística local que tiene más de 200 nuevos positivos por día.
“Fiebre desde el jueves y dolores desde el viernes a la noche, muy fuertes”, cuanta Ana María, estudiante y una de las primeras en acceder al gazebo donde las esperan para tomarles las muestras. Sentados y con cabeza reclinada hacia atrás desfilan uno tras otro frente a las enfermeras. “El resultado te llegará por Whatsapp”, las despiden al cabo del trámite que durará menos de dos minutos.
El ultimo parte oficial difundido por el municipio confirmó 101 nuevos portadores de Covid-19 sobre 233 muestras tomadas durante este sábado. “La positividad creció del 30% promedio al 45%”, dijo a LA NACION el intendente de Olavarría, Ezequiel Galli, sobre operativos que, a este ritmo, se encaminan a que uno de cada dos test dé positivo.
“Rastrear-Testear-Aislar (RTA)” es la consigna con la que buscan hisopar tanto como se pueda para detectar los pacientes alcanzados por el virus para frenar el efecto multiplicador y, con ello, darle un respiro y posibilidad de recuperación al servicio de salud en el distrito, tanto público como privado. “Hoy (por este lunes) la terapia intensiva está al 70% de ocupación, pero el sector de clínica Covid está al 100% de sus capacidad”, remarcó el jefe comunal sobre esta limitación de camas que hoy padecen en el Hospital Municipal DR. Héctor Cura” y las tres clínicas privadas, de las cuales solo una -María Auxiliadora- oficia como complemento directo.
Esta predisposición local a hisoparse de manera voluntaria es celebrada por las autoridades sanitarias. “Se perdió un poco el miedo y también la vergüenza”, cuentan a LA NACION en una farmacia céntrica. Y acotan que en distritos vecinos “se mantiene cierta estigmatización” sobre quienes se reconocen como potenciales contagiados.
El intendente y su secretario de Salud, Germán Caputo, confirman que la aparición de nuevas variantes de coronavirus surgen del envío de muestras que se procesan en el Hospital Gutiérrez y que surgen de aquellos casos en los que se detectan cargas virales muy altas. “Ninguno de los 14 detectados con nuevas variantes del virus estuvo en el exterior y tampoco tienen vínculo entre sí”, aseguraron sobre un dato que genera aún más intranquilidad porque desnuda que el virus en sus distintas formas anda por aquí y por allá, sin un hilo conductor o red por ahora identificable.
Salvo excepciones, en este nuevo operativo de testeo en el Paseo de la Salud no se advierten adultos mayores. El grueso de los que llegan con fiebre, dolores, vómitos o pérdida de olfato tienen entre 15 y poco menos de 60 años. “Maldito Covid”, lleva uno de los que llega por encima de ese límite, que habilita a enrolarse entre los habilitados para la vacuna.
Una estudiante de 22 años detalla sus padecimientos desde el inicio de este fin de semana, con hasta 38 de temperatura y un dolor en los brazos que no recuerda haber sufrido ni siquiera por golpes. “Es como si se me fuera a romper la piel, o el músculo”, describe a la agente de salud que le toma datos antes de derivarla a la posta de hisopados, que luego se procesarán en un laboratorio municipal, inaugurado el año pasado.
Por lo pronto descartan incidencia del ámbito educativo. Las clases continúan con normalidad en este distrito, donde en los distintos niveles de enseñanza y desde el inicio del ciclo lectivo se registraron 200 casos, apenas el 0,5% de una población estimada en casi 39.000 personas entre alumnos, docentes, directivos y auxiliares.
Tanto las autoridades como los propios vecinos coinciden en que, como en el resto de los conglomerados sociales, la expansión del virus a ritmo alocado está relacionada con la dinámica desprolija de los más jóvenes, que mantienen su ritmo de reuniones y fiestas. A veces en casas del casco urbano. Otras, en casas quintas de la periferia o campo adentro. “Mi hipótesis es que son esos adolescentes y jóvenes los que después terminan por contagiar a sus padres y abuelos”, arriesga Galli, que confirma la existencia de controles.
En el distrito se tomaron medidas restrictivas mucho antes de esta Fase 3 que se consensuó este fin de semana con las autoridades provinciales para limitar actividades. De acuerdo con lo dispuesto por la normativa, distritos que se encuentran en esta instancia deben mantener cerrados sus comercios a partir de las 20 y reduce la actividad gastronómica hasta las 23, una hora menos de aquellos destinos que transitan la Fase 4.
“Nos matan estos cambios, porque además de recortarnos una hora, incluso en el delivery, también nos reduce el aforo del 50% que teníamos a un 30% de la capacidad del salón”, explicó a LA NACION el responsable del restaurante Macolla, Enrique Locatelli. Su local, ubicado frente a la plaza céntrica, al mediodía está abierto pero no tiene ni un cliente todavía. “Aquí se paró todo, hasta desaparecieron los viajantes, los visitadores, muchos de los que estaban de paso”, detalla.
Las medidas que el municipio había instrumentado a fines de marzo, cuando la cantidad de contagios ya evidenciaba registros en alza, incluye además limitaciones para reuniones de amigos en locales habilitados. Exigen, por ejemplo, que compartan la misma mesa comensales que tienen mismo domicilio.
Vacunar es la otra cruzada paralela que avanza, por cierto, al ritmo que se puede. Por estas horas se termina de aplicar un lote de 3150 dosis y se espera que entre esta tarde y mañana llegue otro de 1800. Olavarría tiene unos 120.000 habitantes y desde el inicio de la pandemia se aproxima a los 10.000 casos, hasta hoy con 1034 pacientes en recuperación y 154 fallecidos por esta enfermedad.
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