La Universidad de Nueva York ya funciona en Buenos Aires
Sólo admite alumnos que provienen de centros de estudio norteamericanos
Vienen de distintas universidades, nacieron en distintos países y estudian distintas carreras, pero los une una misma ambición: "Ver un partido de la Copa Libertadores. ¡Ah!... y de paso, comprender cómo es la sociedad argentina, cursar un año de la universidad, aprender castellano y hacernos amigos", según dice sonriente Flavio Madeiros, un carioca de 20 años que ya está cursando el programa de la Universidad de Nueva York (NYU) en la Argentina.
Inaugurada hace unas pocas semanas, se trata de la séptima sede que la prestigiosa institución norteamericana establece lejos de su casa matriz, y la primera en América latina. Y si bien el edificio de Arenales 1658 que está siendo acondicionado especialmente sólo comenzará a funcionar en diez días, los chicos ya toman clases en aulas prestadas por la Universidad Di Tella.
Lo que sorprende es que los alumnos no son todos norteamericanos, y hay una importante minoría que ni siquiera viene de la NYU: "Invitamos a otras universidades importantes de los Estados Unidos para que participen de la experiencia y manden chicos especialmente interesados a cursar materias", explicó a La Nación Paula Siganevich, directora asociada del centro.
Shaminen Byramji es una de ellos: una paquistaní veinteañera que estudia Sociología en la Colgate University ("Sí, igual que la pasta de dientes", se ataja) y que se confiesa encantada de estar en Buenos Aires.
"Un solo problema: soy vegetariana y me están volviendo loca para que pruebe el bife", se lamenta. Y aunque el grupo de extranjeros con el que se mueve le parece maravilloso, no le convence que las clases no sean compartidas con chicos argentinos.
"Al estudiar por separado, uno se pierde la oportunidad de conocerlos realmente en su vida cotidiana y de compartir situaciones", explica.
Por eso, Siganevich aclara que -a pesar de que los cursos sólo están dirigidos a estudiantes de universidades norteamericanas- quieren mostrarse abiertos a intercambios con instituciones de primer nivel, y que ya firmaron convenios con las universidades de Buenos Aires, Di Tella, San Andrés y Quilmes.
La primera camada
Para fomentar la participación de todos los porteños interesados, en cambio, quieren abrir "un centro cultural, como el Recoleta o el Rojas, con exposiciones, mesas redondas, charlas y debates, trayendo invitados especiales de los Estados Unidos", adelanta. Pero los nombres de los primeros visitantes ilustres y las actividades planeadas se guardarán en reserva absoluta "hasta que se terminen de concretar los trámites".
Mientras tanto, la primera camada de estudiantes (unos 30 alumnos) concurre a clases de lunes a jueves y los fines de semana aprovecha para conocer los alrededores.
"Estuvimos en Villa Gesell hace poco. Los profesores nos decían que había lugares más pintorescos en la costa atlántica, pero nos pareció que era muy representativo del tipo de vida que hacen aquí los jóvenes como nosotros", comenta Julie Ring, de 19 años, que estudia Literatura en la Kennesaw State University.
El resto de los días toman clases con profesores argentinos en inglés y en castellano, eligiendo entre una serie de materias que van desde las clásicas Economía o Relaciones Internacionales hasta Estudios de la Mujer o Historia y Cultura Judeoargentina.
En breve, también comenzarán sus pasantías en diferentes empresas porteñas. Pero, además, muchos quieren embarcarse en programas de ayuda comunitaria. Como Kristina Wertz, una estudiante de Historia en la NYU que está buscando algún centro local para poner en práctica su experiencia con mujeres golpeadas.
Por todo el programa en Buenos Aires, que incluye alojamiento, estudios y viajes, los chicos pagan aproximadamente entre 15.000 y 18.000 dólares por semestre.
¿Por qué eligen la Argentina? "Para nosotros es muy común hacer semestres afuera, como forma de conocer otras culturas. Y sabíamos que Buenos Aires era la París de América del Sur", dice Conor O´Brien, un futuro veterinario de la NYU.
Por su parte, David Turley, de la Universidad Vanderbilt, a poco de llegar ya sueña con volver aquí. "Mi idea era entrar a trabajar en un banco internacional para que me mandaran a América del Sur -dice el estudiante de Economía, de 20 años-. Ahora ya sé que intentaré que mi puesto sea en una sede porteña."
Los Chicago boys , presentes
Los chicos de la Universidad de Nueva York no son los únicos que estrenan sede porteña. La prestigiosísima Universidad de Chicago -famosa por sus economistas ultraliberales- también trajo este verano, por primera vez, a 23 alumnos de distintas carreras para que hicieran un programa "de inmersión" en la cultura local, como ya tienen en Atenas, Barcelona, Roma y Viena.
Durante setenta días, jóvenes provenientes de distintas disciplinas en su sede de las costas del lago Michigan están tomando cursos de Historia del Arte Precolombino, Historia Colonial e Historia y Política Latinoamericana de los Siglos XIX y XX, a cargo de profesores que vienen especialmente de la ciudad de los vientos, el blues y los Bulls.
La Fundación Ortega y Gasset actúa como institución receptora, y las clases se desarrollan en el Centro Borges (Viamonte y San Martín), todos los días, de 9 a 14.
"Deseamos que a través de sus estudios nuestros estudiantes actúen como embajadores de Chicago y que al regresar divulguen sus conocimientos y sus experiencias", aseguraron las autoridades de la institución.
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