La Unión Europea alerta del aumento de una enfermedad de transmisión sexual
Los casos se dan especialmente entre los jóvenes; advierten que al fenómeno contribuye que “no existe una percepción de gravedad”
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MADRID.– Los casos de gonorrea no paran de crecer en Europa. La tendencia lleva alrededor de una década en curso para todas las infecciones de transmisión sexual (ITS), y va en aumento. El Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), alerta en su boletín más reciente de que en último año se está detectando un incremento de casos entre la población heterosexual, que afecta especialmente a los más jóvenes.
En su último informe, el EDCD comunica que los países vienen notificando estos aumentos desde finales de 2022 y que se siguen produciendo en 2023 y alienta a los Estados miembros a estar atentos a tendencias o cambios similares en los comportamientos de riesgo sexual, los patrones de resistencia a los antimicrobianos y a informar sobre estos hallazgos.
El centro aporta datos recientes de Países Bajos (con un aumento de casos de un 33% el año pasado); de Dinamarca (donde subieron un 44% los diagnósticos en heterosexuales y un 24% en homosexuales); de Noruega (con un incremento especialmente abultado en mujeres); de Irlanda (con un 75% de crecimiento en los jóvenes de entre 20 y 24 años); de Finlandia (un ascenso del 90%) y España, al que mencionan con datos más antiguos: el informe Vigilancia epidemiológica de las infecciones de transmisión sexual, de 2021, que registra una escalada del 18% en dos años.
“Considerando la información disponible, los incrementos en las notificaciones de gonorrea en los países informantes de la UE indican una transmisión intensificada. Los aumentos entre las mujeres son motivo de preocupación debido al riesgo de complicaciones en el tracto reproductivo causadas por la gonorrea”, explica el centro en su informe.
Hasta ahora, Europa venía soportando “una carga desproporcionada” de gonorrea entre los hombres con prácticas homosexuales. “El papel de las poblaciones intermedias, como los hombres bisexuales, en los aumentos actuales entre los heterosexuales, se está investigando a través de estudios moleculares en Dinamarca y los Países Bajos”, explica El ECDC.
El informe no es ninguna sorpresa para Jordi Casabona, portavoz de ITS de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC). “Constata el incremento importantísimo de todas las ITS en los países occidentales. En algunos colectivos con grado de exposición elevado, con prevalencias elevadas desde hace años, como los hombres que tienen sexo con hombres, el aumento viene de lejos. Entre el colectivo heterosexual ha sido más lento”, explica a EL PAÍS.
Comportamiento sexual
Las razones son “epidemiológicas y sociales”, dice Casabona. “El comportamiento sexual de la sociedad moderna ha cambiado, no es el mismo que hace 15 ni 20 años. Hay un aumento de las relaciones sexuales no protegidas”, razona. Lo que sucedía, argumenta, es que entre hombres que tienen sexo con hombres se producía con frecuencia una mayor concurrencia de relaciones sexuales con distintas personas, por lo que la extensión de casos ha llegado antes.
“Si una persona tiene una relación de monogamia seriada, para infectar a unos cuantos, tardará el tiempo que tarde en cambiar de pareja, pero si tiene distintas al mismo tiempo, la velocidad es mucho más rápida. La tecnología y las redes sociales han contribuido mucho a esto. Empezaron con hombres que tienen sexo con hombres, pero ahora lo utilizan muchas otras poblaciones. Esa capacidad de tener relaciones rápidamente con mucha gente facilita el aumento de la transmisión”, añade Casabona.
Al fenómeno contribuye que “no existe una percepción de gravedad” de las ITS porque generalmente tienen un remedio rápido y efectivo. “Pero también pueden tener consecuencias serias, como reducir la fertilidad entre los más jóvenes, casos de cáncer causadas por el virus del papiloma humano y puede ser muy grave en bebés o fetos por contagio de la madre”, advierte Casabona.
Con el caso particular de la gonorrea, las autoridades sanitarias están muy pendientes de la resistencia a los antibióticos que puede desarrollar la Neisseria gonorrhoeae, la bacteria que la causa. Aunque los que hay funcionan muy bien y en Europa no están perdiendo efectividad, en otras partes del mundo sí que se está produciendo este fenómeno: la bacteria está dejando de responder a los tratamientos de primera línea.
Lo que es una infección fácil de curar se puede convertir en un grave problema de salud pública si los antibióticos dejan de hacer efecto, y las probabilidades de que esto suceda aumentan al mismo tiempo que crecen las infecciones.
Ante este panorama, el ECDC recomienda “fortalecer las actividades de prevención orientadas a promover el sexo seguro, aumentar la realización de pruebas y su frecuencia en aquellas personas con mayor riesgo, y brindar el tratamiento adecuado”, así como “llevar a cabo campañas de salud sexual que promuevan el uso de condones y fomenten la realización de pruebas de ITS en caso de síntomas, cambio de pareja sexual, múltiples parejas concurrentes y tener una pareja diagnosticada con una ITS”.
La infección se suele producir en el ano, la boca o los genitales. Los hombres lo pueden identificar por dolor al orinar, secreción similar al pus de la punta del pene, dolor o hinchazón en un testículo. En las mujeres se puede manifestar por un aumento del flujo vaginal, dolor al orinar, sangrado vaginal entre períodos, dolor abdominal o pélvico.
Por Pablo Linde
©EL PAÍS, SL
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