“La tercera dosis es necesaria”. El análisis de Alejandra Gurtman, la argentina detrás de la vacuna de Pfizer
En los últimos 20 meses, trabajó 14 horas por día como parte de un equipo de casi mil personas, a la búsqueda de un freno para la pandemia
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La infectóloga argentina Alejandra Gurtman ocupa hoy la vicepresidencia del área de Investigación y Desarrollo de Vacunas de Pfizer a nivel global. En los últimos 20 meses, trabajó 14 horas por día como parte de un equipo de casi mil personas, a la búsqueda de un freno para la pandemia más terrible del siglo, que ya se cobró la vida de 18 millones de personas, según estimaciones de The Economist. “La tercera dosis es necesaria para recuperar la eficacia de la vacuna”, dijo en una entrevista con LA NACION.
-Hay muchas vacunas hoy contra el COVID-19 pero, quizás por ser la primera, la vacuna de Pfizer se convirtió en una marca distintiva. ¿Qué significó para vos que fuera autorizada tan pronto?
- Es difícil de explicar. Significó una especie de logro personal y a nivel de la compañía, fundamental. Desde el principio, en Pfizer nos centramos en conseguir una vacuna que estuviera disponible y fuera autorizada lo antes posible. Y fue otra situación de mi vida donde me sentí muy privilegiada. Me sentí así cuando empezamos con los primeros tratamientos para HIV y me sentí igual ahora con la vacuna. Haber sido un eslabón de la cadena de algo que entrará en la historia de la Medicina es sumamente gratificante.
-También fue un hito lograr rápidamente una vacuna que fuera eficaz y segura en adolescentes y niños. ¿Qué representa para los padres y los médicos contar con esta vacuna hoy?
-Desde el principio planeamos aplicar la vacuna en distintas poblaciones, incluidas los niños. En una enfermedad como ésta, lo que necesitás es inmunizar a la mayor cantidad de gente posible para conseguir inmunidad de rebaño, y los chicos en general son muy importantes en la transmisión de enfermedades virales, como la gripe. Para controlar la pandemia, es fundamental vacunar a los chicos. Por eso, le propusimos a la FDA (Oficina de Drogas y Alimentos de Estados Unidos) un estudio pediátrico en diciembre que, finalmente, comenzó en abril. Hacer el estudio con niños fue como empezar de nuevo, porque tuvimos que probar distintas dosis para saber cuál era la que inducía anticuerpos y, al mismo tiempo, era bien tolerada. No sé cómo lo viven los padres de niños pequeños, los míos son grandes y están vacunados. Pero nos llevó apenas dos semanas conseguir 2.200 niños de 5 a 11 años para ensayar la vacuna, y hoy el programa de vacunación infantil en Estados Unidos está andando muy bien. Imagino que los padres están muy contentos de que los chicos puedan volver a hacer una vida más normal, ir al colegio todos los días, hacer sus actividades, jugar. El impacto en la salud mental de los chicos y adolescentes en pandemia ha sido importantísimo.
-¿Evitará la vacuna la transmisión del coronavirus en niños, o sólo evitará que se enfermen gravemente?
- Todavía no tenemos ese dato en nuestros estudios. Pero sí hay evidencias del mundo real que muestran que la transmisión disminuye con la vacuna. Y esto es importante frente a una variante como delta, que es muy transmisible.
- En la Argentina hubo bastante desconfianza en la aplicación de vacunas en adultos, al principio, y ahora también en chicos. Se discutió mucho si era necesario contar con datos publicados de fase 3, especialmente a la hora de vacunar a los niños de 3 a 11 años antes que los países más desarrollados. ¿Es ético hacer una fase 3 experimental en niños pequeños?
-Es muy necesaria la fase 3 en niños. Aclaremos que, en toda investigación de vacunas, aún las destinadas a la población infantil, se empieza por vacunar a adultos en estudios pequeños para ver si es segura. En el caso del COVID-19, fue fundamental hacer el estudio en niños para ver cuál era la dosis adecuada. De hecho, empezamos a probar primero con 10 microgramos, luego 20 y, al llegar a 30, vimos que no era bien tolerada por los chicos, ya que hacían mucha fiebre. Por eso creo que es especialmente ético hacer una fase 3 en niños, para decidir el régimen para los chicos y definir su seguridad.
-¿Qué está ocurriendo con las personas que están vacunadas e igualmente se infectan (casos breakthrough)?¿Hay una disminución en la eficacia de las vacunas?¿Cuántas dosis serán necesarias y para quién?
- Sabemos que los anticuerpos neutralizantes empiezan a bajar entre los 6 y los 8 meses y ahí llegan a niveles parecidos a los que tenías antes de vacunarte. Así que es claro que los anticuerpos disminuyen y parte de la explicación de los breakthrough debe tener que ver con eso. Nuestros estudios revelan que la tercera dosis es necesaria para recuperar el 95% de eficacia de la vacuna.
-¿Entonces la Pfizer ahora sería una vacuna de 3 dosis?
-Estamos siguiendo los anticuerpos después de la tercera dosis para saber qué puede pasar. El esquema actual es de dos dosis y las autoridades sanitarias de cada país toman luego la decisión de agregar un booster (refuerzo) o no. Tal vez la enfermedad se vuelva endémica y haya que dar una dosis todos los años, en el invierno.
- ¿Cambiaría la fórmula cada año, como con la vacuna de la gripe?
- Por ahora pensamos que no. Hemos mostrado que los anticuerpos producidos por la vacuna neutralizan todas las variantes. En el estudio de los niños, hicimos la secuenciación de todos los casos de COVID que se presentaron, y eran todos de la variante delta. Y pudimos mostrar que los anticuerpos respondían bien. La vacuna no sólo tiene un efecto preventivo; si te llegás a infectar, la enfermedad es más leve.
- Se han asociado las vacunas de ARN mensajero con un aumento del riesgo de miocarditis y pericarditis en varones jóvenes. ¿Cuál es el riesgo en los chicos?
-En nuestro estudio de 4.500 niños (3.000 vacunados) no hubo ningún caso de miocarditis. Además, tenemos un sistema de vigilancia de efectos adversos muy importante para seguir a los chicos durante muchos años, en colaboración con los National Institutes of Health (NIH). Todavía no se sabe bien por qué ocurre, pero parece que el pico de la miocarditis se da entre 16 y 29 años.
Es una cuestión personal si vacunás o no a un chico. Es cierto que es una enfermedad leve en niños, pero no siempre. En Estados Unidos se registraron 5.000 casos de síndrome multisistémico inflamatorio (MIS-C) en niños que eran mayormente sanos, de modo que hay que tener en cuenta este riesgo. Por otra parte, si se compara la mortalidad del Covid-19 en los chicos, es más alta que la de otras enfermedades virales para las cuales ya tenemos vacuna, como la varicela o la rubéola.
- En la Argentina se están eliminando los barbijos y las restricciones, mientras en Europa crecen nuevamente los casos. ¿Es correcto pensar que, para los vacunados, la pandemia terminó?
- En algunas partes de Estados Unidos estamos transcurriendo la cuarta ola de la pandemia. Lo que puedo decir es que nosotros demostramos que la vacuna protege, que es eficaz y que es mejor tolerada en chicos que en adultos. No me animo a decir si se terminó o no la pandemia, desearía realmente que se hubiera terminado ya, pero hay que ver qué pasa. Quizás los lugares que tengan campañas exitosas de vacunación, como la Argentina, puedan eliminar la enfermedad hasta que venga la próxima variante.
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