Adolescentes en crisis: advierten del riesgoso paradigma que une apuestas online y operar en el mercado de capitales
En medio del boom por el juego en línea, preocupa a los especialistas el impacto de la habilitación del Gobierno a mayores de 13 años
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La novedad llamó la atención de muchos. En medio de una epidemia de apuestas online en la adolescencia, que está causando problemas para miles de chicos, tanto económicos como familiares, el gobierno nacional dio a conocer que los mayores de 13 años podrán operar en el mercado de capitales.
La Comisión Nacional de Valores (CNV) publicó el lunes pasado en el Boletín Oficial una resolución general que permite que los adolescentes a partir de esa edad puedan comprar y vender acciones, bonos, obligaciones negociables, Cedear y cauciones, entre otros instrumentos. Hasta ahora, los menores podían abrir una cuenta en un banco e invertir el dinero en fondos comunes de inversión o plazos fijos con la autorización de un mayor.
En los argumentos de la resolución 1023, se explica que el objetivo es impulsar la educación financiera. “La normativa posibilita a los jóvenes a invertir en instrumentos de renta fija, de renta variable y cauciones colocadoras, a través de segmentos de negociación con prioridad precio tiempo (PPT), debiendo contar para ello con la debida representación legal”, señala un comunicado de la CNV. “Reconocemos las nuevas formas de administrar el dinero que han adoptado especialmente las nuevas generaciones. Por eso estamos convencidos de que es fundamental adaptarnos a los tiempos que corren, ampliando las opciones de inversión e impulsando el desarrollo del mercado de capitales a través de la inclusión financiera, también para jóvenes inversores”, agrega.
La novedad causa preocupación entre aquellos que trabajan con adolescentes que luchan contra distinto tipo de adicciones, entre ellas, el juego. “Hace pocos días regresé de dar una charla sobre el problema de las apuestas en los chicos, en Entre Ríos. Sabemos ya a esta altura que los distintos consumos (alcohol, tabaco, marihuana, cocaína y ahora también apuestas) afectan desde hace rato a nuestros pibes, y cada vez más tempranamente”, cuenta Débora Blanca, directora de Lazos en Juego y autora de cuatro libros sobre adicciones adolescentes.
“Sabemos también que ellos vienen mostrando nuevos padecimientos muy relacionados al contacto con pantallas y redes sociales, así como a cambios de paradigmas que distorsionan los lugares y funciones de los adultos y los chicos: trastornos de ansiedad, depresión, impulsividad, adicciones, pánico. Desde 2023 explotó en nuestro país el problema de las apuestas online en los menores; en las escuelas, las familias, los clubes, en donde estén, apuestan desde sus celulares, muchos de ellos enfermándose, con alarmantes consecuencias en su salud y la de sus familias. En medio de este escenario, con chicos preocupados por cómo ganar dinero en forma inmediata y sin esfuerzo, o por cómo recuperarlo si ya se engancharon adictivamente con las apuestas, les suman una nueva puertita: el mercado de valores. ¿En serio esto fue pensado contemplando la salud mental de nuestros pibes? ¿En serio, en tiempos en los que usan el dinero de sus billeteras virtuales para apostar en lugar de hacerlo para almorzar, cargar la SUBE, jugar al fútbol o salir con amigos, deciden sumar el mercado de valores?”, cuestiona Blanca.
“¿No será momento de empezar a despreocupar a nuestros chicos respecto de cómo ganar dinero y multiplicarlo, dejando esa preocupación, en todo caso, a los grandes? ¿Acaso no se dan cuenta de que a los 13, 14, 15 años las prioridades de los pibes deben ser otras porque son chicos? ¿Están empecinados en seguir negando que muchos de los padecimientos actuales, a los que se suman autolesiones y suicidios, nos interpelan respecto del mundo actual y sus carencias básicas? Los chicos no necesitan invertir, somos los grandes quienes debemos hacerlo. Y no hablo de invertir en el mercado, sino de invertir en el sentido de cambiar: cambiar nuestra mirada, nuestra escucha y nuestras decisiones respecto de los chicos. Ellos están hiperinformados y pueden parecer adultos, pero no lo son. Nos necesitan cuidándolos y brindándoles lo que, seguramente, no se ofrece en el mercado: tiempo”, agrega la especialista.
Esa compulsión por ganar dinero rápido
“Me parece una medida totalmente desacertada. Hay algo que nos preocupa: estos chicos a edades muy tempranas están buscando formas de multiplicar dinero a través de estrategias y de mecanismos claramente preocupantes porque son ilegales, como pueden ser las apuestas online, cursos que son estafas piramidales. Uno puede pensar que una salida sería que estos chicos que tienen este impulso puedan hacerlo de forma legal a través de las inversiones, pero me parece que acá hay algo de fondo que tendría que discutirse más profundamente: a los 13, 14, 15 años, el desarrollo emocional, psicológico, cognitivo, madurativo de los chicos no les permite todavía tomar este tipo de decisiones”, explica Lucía Fainboim, directora de la consultora Bienestar digital y una de las autoras del libro Apuestas online, la tormenta perfecta.
“La salida no es darles un mecanismo legal. Es darles educación financiera, por un lado, pero también abrir debates sobre qué significa este impulso de buscar dinero fácil constantemente, fuera de la lógica del trabajo y del esfuerzo. Tenemos que motivarlos a que dejen de estar todo el tiempo buscando dinero y que vivan experiencias, porque ese es el problema de fondo. En la pubertad y en la adolescencia lo que estos chicos necesitan son un montón de experiencias significativas de aprendizaje, colectivas, con otras personas, que hoy no están teniendo y que impactan en su salud mental”, apunta Fainboim.
“Si no vamos al fondo y vamos poniendo parches, después explota en crisis de salud mental adolescente y juvenil. La idea de que ellos inviertan los vuelve adultos en una edad en la que no lo son. No tienen ningún tipo de capacidad a los 13 años de tomar decisiones financieras. En general, las familias tampoco los van a poder acompañar u orientar. Estamos viendo chicos que tienen billeteras virtuales y que ya de por sí cometen muchas equivocaciones, que pierden mucho dinero, que invierten, que roban porque no tienen dimensión del dinero cuando encima no es dinero físico. Entonces hay que proteger la infancia y permitir que sigan siendo chicos. Priorizar desde una perspectiva que contemple los derechos de los chicos. Una cosa es educarse, informarse, debatir, aprender, probar, experimentar con pasos previos, simulaciones, debates; otra es hacer lo que hacen los adultos”, detalla.
Un chico a los 13 años necesita estar con otros chicos, necesita aprender, ir a la escuela. Esos son sus derechos: jugar, estar con otros, añade Fainboim. “Nada de eso tiene que ver con el mundo financiero, que no quiere decir que el mundo financiero esté mal, pero les va a llegar más adelante. Que aprendan, y cuando sean más grandes y tengan la capacidad de tomar ese tipo de decisiones, lo hagan. De fondo está la misma razón de por qué un chico no puede manejar a los 16, o no puede tomar alcohol. Hay un montón de impedimentos porque sabemos que son decisiones que se toman en base al desarrollo mental, cognitivo, emocional. Tienen que haber desarrollado la capacidad de tomar decisiones”, aporta.
Panorama crítico ante el dinero virtual
“La medida se toma en pos de fomentar la educación financiera desde edades tempranas, pero ¿realmente este tipo de habilitaciones mejorará la situación actual? Estamos ante un panorama crítico respecto del vínculo de adolescentes y dinero virtual, el furor de las apuestas en línea son un claro ejemplo de esto. Por tanto, nuevamente los adolescentes quedan vulnerables a caer en conductas dañinas. ¿La primera medida no debería ser garantizar que los menores reciban educación financiera sólida y de calidad para luego pensar en la posibilidad de habilitar estos espacios?”, pregunta Florencia Gabutti, docente cordobesa y especialista en ciudadanía digital, de Creativos Digitales, un ámbito desde el que se promueve el uso responsable de la tecnología.
Cuando se le consulta sobre los efectos que esta medida podría tener, Gabutti prefiere ser cauta. “No menciono las consecuencias en adolescentes, ya que no encuentro antecedentes en otros lugares como para tener datos certeros. Considero que, para ser pioneros en esta medida, le falta mucho trabajo en el contexto previo”, dice. Y afirma: “Según la normativa, los responsables de estas cuentas y de las transacciones que se realicen en ellas serán sus padres o mayores a cargo. Si consideramos el reciente caso de San Pedro, en el que 20.000 personas podrían haber sido víctimas de una estafa relacionada a las criptomonedas, me surge la siguiente pregunta: ¿están realmente los adultos capacitados para guiar y acompañar a los adolescentes en este tipo de inversiones?”.
Sobre qué tipo de conductas fomenta entre los adolescentes, Gabutti también tiene dudas: “Me inquieta que esta medida fomente a que niños y adolescentes busquen información de manera autónoma exponiéndolos a los influencers llamados traders: gurús financieros de 20 años promedio que promocionan de forma engañosa métodos para obtener ganancias en dólares a cambio de vender cursos, utilizando redes sociales para mostrar una cultura de ostentación con autos de lujo, viajes y accesorios caros. A través de sus publicaciones, desacreditan el valor del trabajo formal y la educación, ofreciendo una supuesta vía rápida para ingresar al mundo de las inversiones mediante la compra de sus supuestas formaciones”, explica.
Cabe recordar que en las últimas semanas 14 influencers fueron denunciados por el gobierno de la ciudad por promover apuestas ilegales. “En cuestión de ciberseguridad, la norma no es clara en cuanto a qué medidas de protección recibirán los datos sobre los menores que completen la declaraciones juradas para poder acceder al mercado de valores. En una época en la que los datos son el nuevo oro para grandes empresas y ciberdelincuentes, garantizar la protección de los mismos es un deber primordial”, concluye Gabutti.
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