La salud cardiovascular en tiempos de pandemia
¿Qué es la salud? La Organización Mundial de la Salud define a la salud como "un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades". Desde la irrupción de la pandemia nos hemos concentrado en protegernos del coronavirus, esto ha hecho que bajemos nuestro nivel de alarma respecto de otras patologías.
El aislamiento social, el uso de tapabocas y la higiene de manos siguen siendo pilares fundamentales a los que todos debemos adherir para aplanar la curva de contagios y reducir la pérdida de vidas por causa del virus. En simultáneo, y sin detrimento de nada de lo previ, no debemos olvidar que la enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte en la Argentina.
Una reciente publicación española reportó que en la última semana de marzo de 2020 se realizaron 40% menos angioplastias por infartos de miocardio que previo al inicio de la pandemia. El New York Times se pregunta, en una nota fechada el 6 de abril, ¿a dónde se han ido los ataques cardíacos?
Esta pregunta no resulta banal. Una de las explicaciones más probables es que la gente ante la aparición de síntomas cardiovasculares no consulte o bien demore la consulta por miedo al coronavirus. Síntomas como dolor de pecho, falta de aire, signos de déficit neurológico o desmayos por los que en otros tiempos no dudaríamos en consultar a nuestro médico quedan opacados por el temor al coronavirus.
En este sentido un reporte reciente de médicos chinos señala que durante la pandemia los pacientes que sufrieron un infarto tardaron casi cuatro veces más que lo registrado históricamente en solicitar ayuda médica. Esta demora, en el contexto de un infarto, donde el tiempo es vida, implica un aumento del riesgo de sufrir un evento fatal.
Por otro lado, un informe del sindicato que agrupa a paramédicos y bomberos de la ciudad de Nueva York muestra que en la primera semana de abril de 2020 se registraron ocho veces más muertes por paro cardíaco en el domicilio de los pacientes que en igual período del año anterior. Esto nos lleva a pensar que muchos pacientes cursan un evento cardiovasculares en sus casas sin consultar.
¿Cuál es la situación en la Argentina y América Latina?
La Sociedad Latinoamericana de Cardiología Intervencionista está desarrollando una encuesta entre sus miembros con el fin de echar luz sobre esta situación. Mientras tanto, en épocas en las que estamos acostumbrados a ver consultorios, guardias y unidades coronarias abarrotadas de pacientes los cardiólogos nos preguntamos: ¿dónde están nuestros pacientes?
En la Argentina la primera causa de muerte es cardiovascular. De las 336.823 muertes que se produjeron en 2018, 95.826 fueron por causa cardiovascular, y dentro de ellas, 22.070 por enfermedad coronaria. Según un trabajo realizado por médicos del Hospital Italiano de Buenos Aires -del Ministerio de Salud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires- y la Universidad de Liverpool (Reino Unido), entre 1995 y 2010 se observó una reducción del 30% en la tasa de mortalidad por enfermedad coronaria. La mitad de esta reducción en la mortalidad se debió a procedimientos terapéuticos como angioplastias y cirugías, mientras que otro 33% se debió a un mejor control de los factores de riesgo como hipertensión arterial, colesterol y diabetes.
En resumen, estos números nos dicen que si no atendemos a nuestros factores de riesgo cardiovasculares y no accedemos en tiempo y forma a tratamientos eficaces de los infartos podemos llegar a lamentar un exceso de muertes evitables. Es imperativo respetar el aislamiento social, por eso muchas instituciones de salud han implementado herramientas de telemedicina o atención a distancia para que los pacientes eviten ir a los centros de salud cuando no sea imprescindible. Pero también, los pacientes deben saber que los servicios de cardiología se han estado preparando y han implementado protocolos para recibir y atender a los pacientes en forma segura y a resguardo del coronavirus. Todos los centros que trabajan seriamente ya sean grandes o chicos, públicos o privados, cuentan históricamente con comités de infecciones familiarizados con el manejo y control de enfermedades infecto contagiosas.
El mensaje debe ser claro y firme: si tiene dolor de pecho, falta de aire, se desmaya o pierde la visión o la fuerza de alguno de sus miembros ya sea por unos minutos no deje de consultar a un médico. Y si ya sufrió un infarto o accidente cerebro vascular en el pasado o tiene insuficiencia cardíaca, arritmias, hipertensión arterial o diabetes no descuide su tratamiento y control médico. Los eventos cardiovasculares parecen asomar como uno de los daños colaterales no medidos del coronavirus.
Ignacio M. Bluro. Médico de planta, servicio de cardiología, Hospital Italiano de Buenos Aires Profesor Asociado de Medicina, Instituto Universitario del Hospital Italiano.
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