La rutina de 5 a 9 de la mañana: ¿el santo grial del éxito a través de la productividad o una nueva tiranía de autoexplotación?
Una nueva tendencia en redes sociales con la etiqueta #my5to9 revive los beneficios que tiene madrugar para hacer deporte y otras actividades horas antes de trabajar, pero ya surgen voces críticas
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MADRID.– “Nuestras primeras horas son el momento en que se forjan los héroes”, escribía el autor Robin Sharma en El Club de las 5 de la mañana, el libro de autoayuda que se convirtió en el acompañante perfecto de miles de consejeros delegados y ejecutivos de todo el mundo tras su lanzamiento en 2018. Sus lectores buscaban el santo grial del éxito a través de la productividad en esta publicación que promovía despertarse a esa hora para aprovechar la mañana y conseguir resultados “extraordinarios”, aseguraba.
Uno de esos lectores que siguió las prescripciones de Sharma es César Romera, de 53 años, director de marketing y comunicación de la multinacional tecnológica Kyndryl. Este madrileño se despierta cada mañana a las cinco y media. Sus primeros pasos siempre se encaminan hacia la cocina, donde se toma un café y suele tener “un tiempo de calidad” con su mujer —que se despierta a la misma hora que él para salir a correr por el parque del Retiro—, para luego meditar y rezar en solitario una hora más. Lo que en un primer momento empezó como una rutina de supervivencia para sobrellevar mejor la crianza de sus hijos (es padre de seis, de 21, 19, 17, 16, 13 y 11 años), se convirtió en un cambio de hábitos y de vida para siempre. “No sé si podría llevar la responsabilidad que llevo a nivel profesional, con mi familia, y casi te diría que con mi matrimonio, si no tuviera esa fuerza que saco de las tres primeras horas de la mañana”, confiesa.
A las siete de la mañana, seis días a la semana, César sale de casa. Tres de ellos va al gimnasio a realizar cardio o entrenamiento funcional, y los otros tres a nadar a la piscina durante una hora. A las ocho está de vuelta para prepararse y llegar a la oficina entre las nueve y las nueve y media. “Muchas de las buenas ideas que he tenido y que luego he aplicado en campañas o en negociaciones se me han ocurrido haciendo deporte a esas horas. Para mí ese tiempo es un regalo que yo me hago cada día”, explica el ejecutivo. “El verdadero cambio lo vivís cuando lo ves como un regalo y no como un esfuerzo”, asegura Romera, que considera ese momento del día, lleno de silencio, un tiempo “mágico y único”.
Quizá, buscando esa misma magia y unicidad, las redes sociales se han inundado con videos en los que se muestra la rutina diaria entre las cinco y las nueve de la mañana, previa al famoso 9 to 5 que cantaría Dolly Parton. Acompañado con el hashtag #my5to9 —que ya roza los 10 millones de visualizaciones en TikTok—, miles de jóvenes, mayoritariamente chicas, muestran cómo leen, estudian, hacen ejercicio, desayunan té verde matcha o zumos multivitamínicos y realizan las tareas del hogar. Todo en un alarde de romantizar y revivir los beneficios que argumentaba Sharma que tiene madrugar para hacer deporte y otras actividades horas antes de la jornada laboral. “Voy a tener que echarme una siesta sobre las siete”, bromeaba la usuaria PilarPalibunda a 8020pod, que resumía sus cuatro horas de rutina en un video de 32 segundos.
¿Nueva tiranía?
Pero con esta nueva tendencia en redes, que defiende la importancia de una rutina perfecta como ya lo hacían las publicaciones bajo la etiqueta #thatgirl, han surgido las voces críticas que tachan esta actitud como la nueva tiranía de una sociedad hiperproductiva en la que descansar y el reposo se han convertido en sinónimo de pecado mortal. “Vi a un usuario cocinar, preparar el desayuno y el almuerzo del día siguiente, lavar la ropa, ahuecar las almohadas, bañarse, exfoliarse e hidratarse. Después necesité acostarme para recuperarme”, escribía la escritora Emma Beddington en un artículo reciente en el diario británico The Guardian. “La próxima vez que me sienta culpable, me diré a mí misma que estoy rechazando la expansión de la economía capitalista fuera de mis horas de trabajo pagadas”, añadía.
Ella no es la única que ha alzado la voz contra esta nueva moda. La usuaria @c.a.i.t.l.y.n, que se define como una analista de la cultura pop bajo una lupa feminista y marxista, subía recientemente a su perfil dos videos en los que explicaba que el movimiento #my5to9 trataba, en definitiva, de maximizar “el potencial como trabajador y consumidor bajo el capitalismo” del ciudadano.
“Como todo en la vida, cuando algo se convierte en regla, automáticamente pasa a ser algo esclavizante, y yo he decidido que este método esté a disposición mía, no yo a disposición del método”, explica Romera, que entiende las críticas sobre la intromisión del capitalismo hasta en las rutinas dentro del tiempo de ocio.
A él, cuenta, el método le reporta suficientes beneficios a nivel físico, espiritual, mental y emocional para que merezca la pena el esfuerzo de seguirlo. Para Romera irse a la cama a las 10 de la noche no supone un gran sacrificio, salvo cuando vuelve de una cena con amigos agendada a las siete y media de la tarde y está disponible el último episodio de la serie que está viendo en ese momento y tiene que elegir entre ver el final o dormir. “A los que dudan entre empezar o no, yo siempre les digo: ‘¿Qué harías si tuvieras un auto de carreras? ¿O el mejor caballo? Lo cuidarías, ¿no? Pues no hace falta que tengas ningunas de esas dos cosas, porque ya tenés tu cuerpo, así que ¿por qué no lo ponés al máximo rendimiento?”.
Por Belén Hernández
©EL PAÍS, SL
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