La “revancha” de Mar del Plata: estas son las nuevas inversiones con las que la ciudad apuesta a un verano récord
Luego de un año y medio de restricciones, algunos sectores del turismo se adaptan a una nueva realidad; hoteles y espacios gastronómicos suman propuestas
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MAR DEL PLATA.– La primera mitad de este año fue un solo de lamentos. Marcas emblemáticas e históricas que se rendían, persianas que se bajaban y empleos que se perdían de a cientos. La pandemia del nuevo coronavirus hizo estragos en la economía de esta ciudad durante tantos meses de encierro.
De hecho, la última temporada alta, limitada todavía por las restricciones y los protocolos sanitarios, aportó más dudas que señales de una recuperación que recién se empieza a percibir en el inicio de este último trimestre. Al final de ese camino parece brillar la luz de un verano récord.
Este fin de semana extralargo con la costa atlántica colmada y los servicios de alojamiento que funcionan a una capacidad casi completa, como en las épocas de oro, entusiasma a una industria turística local que, poco a poco, se anima a dar pasos firmes. Todo indicaría que amanece la era de la pospandemia y, al menos en Mar del Plata, exhibe nuevos brotes con las primeras e importantes inversiones.
Entonces, varios de los que se tomaron una pausa parecen volver al ruedo, optimistas hacia una oportunidad de recuperación. Entre los que resistieron, hay de los que invierten y apuestan a un paso más. Y frente a los que debieron cerrar, otros llegan con capital y dispuestos a ocupar espacios para renovar marquesinas y arriesgar frente a un futuro inmediato que ilusiona.
Es que así como desde principios del mes pasado casi nadie en el sector turístico tenía dudas de que este fin de semana extralargo sería un éxito, aquí y en toda la costa abunda con fuerza de certeza la idea de una próxima temporada muy rendidora. Esto es fundamental para empezar a dejar atrás la crisis del último año y medio que solo obligó al cierre de cientos de comercios.
Ese entusiasmo se traduce en una demanda de mano de obra, sobre todo vinculada a todas las ramas de la construcción, el marketing, la grafica, la decoración, el mobiliario, y la publicidad. Los engranajes, otra vez y poco a poco, parecen comenzar a calzar para que la maquinaria turística retome el ritmo de los mejores tiempos.
Torreón del Monje
El castillo centenario que mira a la rambla desde el extremo sur de la bahía Bristol pasó hace pocos años por una instancia de restauración patrimonial. Y en estos días está sumergido en obras de renovación y ampliación.
El proyecto en ejecución, que tiene 3000 metros cuadrados en obra y trazos del estudio de arquitectura Mariani-Pérez Maraviglia-Cañadas, apunta a un “distrito cultural y gastronómico”. Al punto panorámico, restaurante-bar y balneario se sumarán un enorme gimnasio con plena vista al mar, piscina cubierta que se agrega a la que ya tiene al aire libre y, sobre la terraza, nuevos 300 metros cuadrados cubiertos muy vidriados y 1500 a cielo abierto para su oferta de platos.
“La pandemia y muchos meses cerrados dejó expuesta la necesidad de repensar el negocio, reinventar la propuesta y sus contenidos”, explica Rodolfo Parato, uno de los responsables del lugar. Y agregó: “El momento de hacerlo tenía que ser esta etapa de aperturas, que si bien todavía no es plena, es estar listos para que la gente nos redescubra [este verano]” .
Torres de Manantiales
La novedad trascendió a mitad de este año como una salida definitiva del mercado y sonó como un verdadero mazazo en esos momentos difíciles de la pandemia. Responsables de Torres de Manantiales Aparts & Club de Mar luego aclararían que la decisión tomada no contemplaba un cierre total del complejo, sino un alejamiento del negocio turístico tradicional, que estaba paralizado. La firma se refugió entonces en alquileres de largo plazo, mensuales como mínimo.
“Nunca cerró, como tampoco reabrió, solo cambió la modalidad de gestión turística”, explicaron a LA NACION voceros de la firma. Desde hace poco más de un mes y medio, con algunas señales de apertura y menos restricciones, volvieron a tomar reservas para estadías mínimas de siete días. “Tiene que ver con una adaptación a la pandemia y las posibilidades que se van generando”, aclararon.
Para este fin de semana largo que transcurre volvieron a recurrir a su viejo formato y propusieron paquetes de alojamiento de cuatro noches, además de incorporar la alternativa del programa oficial PreViaje.
Sheraton
Su cierre temporario fue otro gran golpe por su nombre y el protagonismo que tiene el hotel. El cinco estrellas frente al Golf Club Playa Grande suspendió a sus casi 80 empleados en abril último, en principio por dos meses. Reabrió en vacaciones de invierno y volvió a cerrar sus puertas, que ahora sí tiene abiertas de par en par y con la decisión de continuar.
El hotel regresó a la actividad en vísperas de este fin de semana y con una gran respuesta de su clientela. Mantuvo a sus trabajadores de planta y convocó a eventuales para la coyuntura, según pudo confirmar este diario.
Gastronomía
Caballito blanco, el restaurante que brilló durante décadas sobre calle Rivadavia, pionero de la cerveza tirada y escala segura de los que salían del casino poco antes del amanecer, había buscado una alternativa y una nueva etapa en la esquina de Córdoba y Bolívar. Este año la pandemia y las medidas de aislamiento lo retiraron del mercado.
La posta la acaba de tomar Vía Appia, cafetería y confitería que tiene locales en Constitución y en cercanías de Punta Mogotes, y prepara la apertura de este punto de venta céntrico y un cuarto, absolutamente nuevo, en una estratégica esquina frente al Parque Pimavesi, en el límite con el barrio Los Troncos.
Las medidas de confinamiento de fines de mayo último resultaron una puñalada letal también para otro restaurante. Dejó sin resto a los responsables de Hardi, pionera de la gastronomía cuando Güemes estaba muy lejos de esta suerte de shopping a cielo abierto que es hoy.
La despedida, dolorosa, no tuvo vuelta atrás. Sí encontró interesados en aprovechar esa estratégica ubicación. La propuesta que triunfó fue la de Croissant, autodenominada “tienda de café”, con incursiones en la buena pastelería.
Por estos días están en plena obra para adecuar el local a la decoración e imagen de sus nuevos dueños. Los plazos apuntan a una inauguración pronta, antes de fin de año.
El imponente chalet de Gascón y la costa, donde funcionaba el restaurante La Pasiva, vuelve al ruedo. Con una espectacular ubicación frente al mar, varios en el mercado lo señalaban como un “elefante blanco” tras los poco auspiciosos pasos que por allí tuvieron reconocidas firmas del rubro como La Trattoría.
Ahora se trabaja a todo vapor en la adecuación de fachadas y acondicionamiento de instalaciones para la apertura de lo que promete ser algo más que un restaurante. “Se alquiló y la onda es un estilo Kansas (por el restaurante de la Capital), no igual pero similar en estilo”, confió una fuente que evitó dar a conocer la firma que allí recalará. Sí se supo que son inversores porteños y que llegan con enorme entusiasmo. “Vienen con un proyecto a largo plazo pero decididos a no perderse nada de la gran temporada que se viene”, dijeron.
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